23. ATENCIÓN Y MEDITACIÓN: práctica, orientaciones y recursos
a cargo de Maria Fradera y Teresa Guardans
Interesarse y sentir la realidad con todas nuestras capacidades, reconocerla, hacernos presentes: esta es la posibilidad a que abre el cultivo de la atención plena, el silencio, la meditación.
Durante el fin de semana trabajaremos sobre el cultivo de la atención silenciada y la meditación, con momentos de lectura y reflexión, proponiendo prácticas que nos ayudarán a favorecer su integración en la vida cotidiana.
16 y 17 de febrero y 8 y 9 de junio
El coste son 100€, incluye la estancia desde el sábado hasta la comida del domingo al mediodía. Se puede llegar a la casa desde la tarde del viernes, en este caso el precio es de 125 €
Los dos fines de semana, son independientes y complementarios entre sí. Se puede participar en uno de ellos o en ambos.
¿Qué aporta la práctica del silencio?
En el funcionamiento habitual todo el espacio mental suele estar ocupado por ocupaciones, preocupaciones, proyecciones, interpretaciones…
- Generadas desde experiencias pasadas (positivas y negativas)
- Relacionadas con expectativas, miedos, deseos …: el yo, y sus necesidades
- La comprensión (reflejada en el monólogo interior) va sola, a su aire. ¿Quién lleva las riendas de mi vida, estados de ánimo, opciones, actitudes, hábitos…?
¿Y si bajamos el volumen de todo esto? ¿Qué hay aquí? ¿Qué / quién soy? ¿Qué veo, qué vivo, qué experimento? Como primer «efecto secundario»: pacificación, mayor bienestar. Ya sólo por eso, vale la pena practicar. Pero lo que es más importante: cambia la percepción de la realidad.
- Como un recipiente con agua removida, cuando se aquieta, todo se va depositando; la comprensión queda modificada
- La realidad (el exterior y la interior, uno mismo) deja de estar (tan) manipulada por los moldes adquiridos, las expectativas, interpretaciones… Es como si la comprensión se liberara de algo que la atrapa limitándola (los mecanismos de las necesidades del yo que pretenden tener la exclusiva).
- Podemos llegar a distinguir en nosotros mismos: el nivel removido de las experiencias del yo; y un nivel más hondo, más nuclear, más estable. Y situar el eje en ese otro nivel.
De qué se trata
De trabajar nuestras capacidades, nuestra comprensión, a dos niveles complementarios.
1. Ejercitar la herramienta cognitiva: la atención.
Que la atención, habituada a la dispersión, a gestionar mil cosas a la vez, a seleccionar en función de los conocimientos previos, etc. desarrolle la otra dirección de la que es capaz: una atención focalizada, concentrada, atención «sostenida», que se mantiene plenamente receptiva, acogiendo lo que se presenta.
- Bajar el volumen del ‘yo’
Que el yo deje de ocupar todo el espacio mental y sensitivo. No se trata de «castigar al yo», se trata de gestionarlo, situarlo en su sitio, liberarnos de su dictadura.
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Si se aprende a callar es para poder estar totalmente alerta, sintiendo y vibrando, atestiguando lo que hay. Se calla para apartar la pantalla que modela y diseña todo lo que nos rodea y a nuestras propias vidas en función de las necesidades. Si callamos es para tocar, ver, sentir y comprender en concreto y directamente, sin los filtros de la necesidad. Si callamos es para sentir con nuestra carne, para palpar con la totalidad de nuestras entrañas y con lo más potente de nuestra mente esto, ahora, aquí, en concreto. (Marià Corbí. El camino interior, p. 123)