Industria 4.0 vs Sociedad 5.0 ¿Qué modelo queremos? por Jose Manuel Bobadilla

Las tecnologías no pueden seguir bajo un modelo capitalista donde el beneficio particular de las industrias quede por encima del beneficio social. Como comenta Plant, las NTIC, pueden ayudar a repensar la sociedad y las formas de organización de estas. En definitiva, con las nuevas ciencias y tecnologías se presenta la oportunidad, por primera vez en la historia, de decidir de forma totalmente consciente[1], qué programa o proyecto cultural colectivo queremos como humanidad.

En este sentido pueden diferenciarse dos nuevos modelos culturales basados en ciencia y en tecnología. Lo interesante aquí es ver como los modelos culturales se basan en la supervivencia humana, es decir, en aquello que garantiza la supervivencia del colectivo. A modo de esquema se diría que en las sociedades cazadoras y recolectoras la caza y la recolección era el eje central de la supervivencia, en sociedades agricultoras fue la agricultura, en sociedades ganaderas la cría de ganado y en sociedades industriales la industria ¿y hoy en día? Se ha de asumir que vivimos de la ciencia y la tecnología y la generación de nuevos productos y servicios.

Bajo esta realidad se han generado, como se ha comentado con anterioridad, dos nuevos modelos culturales basados en la tecno-ciencia y son: el modelo de industria 4.0 y la sociedad 5.0. A continuación dibujaremos las líneas principales de sendos modelos para ver cuál de ellos se aproxima más a la idea de proyecto colectivo que la humanidad, sin renunciar a la tecno-ciencia, necesita.

Empezaremos esta exposición hablando del modelo alemán-americano de la industria 4.0, para luego compararlo con el concepto japonés de Sociedad 5.0. Según el informe de José Luis del Val Román Industria 4.0: la transformación digital de la industria de la CODDII de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Deusto define este modelo o concepto de la siguiente manera:

“El término industria 4.0 se refiere a un nuevo modelo de organización y de control de la cadena de valor a través del ciclo de vida del producto y a lo largo de los sistemas de fabricación apoyado y hecho posible por las tecnologías de la información. El término industria 4.0 se utiliza de manera generalizada en Europa, si bien se acuñó en Alemania. También es habitual referirse a este concepto con términos como «Fábrica Inteligente» o «Internet industrial». En definitiva, se trata de la aplicación a la industria del modelo «Internet de las cosas» (IoT). Todos estos términos tienen en común el reconocimiento de que los procesos de fabricación se encuentran en un proceso de transformación digital, una «revolución industrial» producida por el avance de las tecnologías de la información y, particularmente, de la informática y el software”. (del Val Román, 2016; 3)

Andrés Ortega (2019) en su artículo Sociedad 5.0: el concepto japonés para una sociedad superinteligente presenta este concepto de diversas maneras:

“El concepto parte del objetivo o deseo de usar la tecnología para crear un futuro mejor. No predice, sino crea. (…). «La transformación digital –que tiene en su núcleo el Internet de las Cosas, la IA, la robótica y blockchain, junto con los datos– se va a expandir para englobar a todo, a todos y a todo evento». Y va a cambiar las premisas en las que la sociedad se basa. Una definición oficial de Sociedad 5.0 es la siguiente: «Una sociedad centrada en lo humano que equilibra el progreso económico con la resolución de problemas sociales mediante un sistema que integra de forma avanzada el ciberespacio y el espacio físico» [como se cita en Cabinet Office, 2015]. (Ortega, 2019; 5-6)

Ortega (2019) también nos ofrece la definición de sociedad superinteligente definiéndola de la siguiente manera:

“«Una sociedad en la que las diversas necesidades están finamente diferenciadas y satisfechas proporcionando los productos y servicios necesarios en las cantidades requeridas para las personas que los necesitan cuando los necesitan, y en la que todas las personas pueden recibir servicios de alta calidad y vivir una vida cómoda y vigorosa que hace concesiones a sus diversas diferencias, como edad, sexo, región, o idioma». [como se cita en Cabinet Office, 2015] Todo ello a través de la integración de varios sistemas, como la energía, los transportes, la manufactura y los servicios, pero también de funciones de gestión organizativa como los departamentos de personal, contabilidad y jurídicos”. (Ortega, 2019; 6)

Como antecedente y previo a la comparación de dichos conceptos, es interesante remarcar la idea ya expresada de culturas y formas de supervivencia, ambos conceptos entienden que los modelos culturales anteriores responden a la numerología previa: sociedad cazadora-recolectora S.1.0, sociedad agrícola S.2.0, sociedad industrial S.3.0, sociedad de la información S.4 (modelo europeo-americano) y sociedad superinteligente S.5.0 (modelo japonés).

Esta diferenciación ya deja entrever que el modelo japonés quiere superar el modelo alemán-americano, pero ¿qué diferencias encontramos entre ambas formas de concebir las nuevas formas culturales?

Si atendemos al modelo industria 4.0 vemos que la definición está totalmente basada en el producto, en una nueva forma de organizarlo y controlarlo gracias a las nuevas tecnologías de la información. A diferencia del modelo japonés de sociedad 5.0 que directamente habla de la creación de un mundo mejor. El primer modelo, vemos que se basa en la misma idea industrial del producto, mientras que el segundo modelo parte de la idea de creación y cambio.

Otra diferencia es que el modelo japonés se subdivide en el concepto de sociedad superinteligente, un modelo que, a primera vista, prioriza la heterogeneidad o diversidad social para satisfacer las necesidades particulares y colectivas con tecnología para así garantizar una alta calidad de vida. En cambio, el modelo alemán-americano, subdivide sus conceptos en fabrica inteligente o internet industrial, conceptos que parecen anclados en modelos propios de la sociedad 3.0; como vemos en la cita de Val de Román se trata de aplicar a la industria la idea del internet de las cosas. Val de Román expresa en el artículo presentado la ida de fábrica inteligente de esta manera:

“La fábrica inteligente es el cuarto pilar[2] de la industria 4.0. Está formada por unidades de producción inteligentes (CPPS) vinculadas al ecosistema de fabricación, del que conocen su estado y limitaciones. Como cada módulo es capaz de obtener la información que necesita, la fábrica se convierte en una red de agentes que toman decisiones optimizadas a nivel local. La producción podría organizarse según un modelo de oferta-demanda donde la capacidad de los sistemas es la oferta y la demanda surge de las órdenes que deben atenderse. Cada CPPS podría decidir su programa de producción (en base a su tiempo de procesamiento, las fechas de entrega u objetivos de beneficio o sostenibilidad). Este Control de Producción descentralizado ofrece la posibilidad de fabricar cada producto de manera individual sin costes adicionales y con fechas de entrega de gran fiabilidad. Además, la captura masiva de datos relacionados con la producción y su análisis permitirán alcanzar niveles desconocidos hasta el momento de productividad y calidad del producto”. (del Val Román, 2016; 3)

Observamos que este cuarto pilar no deja de ser una idea sobre la automatización de la creación, producción y distribución de un producto basado en las leyes de oferta y demanda. Toda la tecnología que hoy tenemos a nuestro alcance y que bien reconoce la sociedad 5.0, internet de las cosas, inteligencia artificial, robótica, blockchain, big data, son usados por la industria 4.0 para ponerlos al servicio del mercado. Aquí, la premisa de Munford sobre la subyugación de la técnica a las formas de hacer capitalistas, o en este caso, neocapitalistas, está volviendo a surgir. Todo el potencial tecnológico sigue bajo el modelo productivo imperante que, como bien comentaban las críticas feministas, ayudará a aumentar las diferencias sociales. Plant mostró como estas nuevas NTIC pueden cambiar el modelo cultural si se sitúan fuera de un marco capitalista, cosa que la sociedad 5.0 sí parece apreciar.

Siguiendo con la comparativa de estas definiciones pueden atisbarse diferencias muy importantes, la industria 4.0, como vemos, presenta un modelo donde a la industria se le añade el internet de las cosas, asumen una nueva revolución industrial donde la prioridad está en generar nuevas formas de organización y control del producto gracias a las tecnologías de la información, nada nos dice de la sociedad y nuevas formas de hacer alejadas de la sociedad 3.0; en cambio, el modelo japonés sí que habla, en su teoría, de una nueva sociedad basada en la tecnología para un futuro mejor.

Laura Cortés-Rico[3] en su artículo sociedad superinteligente publicado en la revista sistemas nº154 Sociedad 5.0 y tecnologías emergentes al 2030 (enero-marzo 2020) comenta lo siguiente:

“En una sociedad superinteligente, las tecnologías digitales se ponen al servicio de la humanidad. Los Macrodatos –término en español escogido para hacer referencia al Big Data−, la Inteligencia Artificial, la Internet de Todo, la Realidad Mixta, los Vestibles y la Robótica, son algunas de las que se posicionan como las tecnologías más presentes en la promesa de sociedad 5.0. ¿Qué tienen en común estas tecnologías para que sean parte de lo que define una «nueva versión» de sociedad?” (Cortés-Rico, 2020; 9)

Y seguidamente, para responder a su propia pregunta, sigue exponiendo:

“Por una parte, permiten la toma de decisiones basadas en evidencias, que serán más personalizadas según las necesidades, gustos o culturas de los grupos poblacionales a los que se dirigen. Tales decisiones van desde qué servicios y productos se ponen a disposición de una persona o comunidad, hasta de qué manera se presentan −experiencia de usuario−. De otro lado, conectan más el mundo material, físico, con el virtual. Por ejemplo, los Macrodatos en combinación con la Inteligencia Artificial y la Internet de Todo, permiten capturar grandes cantidades de mediciones de sensores ubicados en la ciudad para tomar, digitalmente, decisiones informadas sobre infraestructura física”. (Cortés-Rico, 2020; 9)

En esta comparativa entre sendos modelos, se siguen dibujando enfoques muy diferentes sobre los nuevos paradigmas culturales. En su teoría o postulación, el modelo japonés tiene un planteamiento más humanista, quiere poner las nuevas tecnologías al servicio de la humanidad para generar nuevos productos y no generar en la humanidad la necesidad de productos nuevos. Este modelo quiere, en base a la big data, el internet de las cosas, las inteligencias artificiales, generar una sociedad mejor; obviamente creará nuevos productos y servicios, pero como puede verse, repetimos, en su planteamiento, estos nuevos productos serán más personalizados atendiendo a la diversidad y heterogeneidad de la propia especie humana teniendo en cuenta las diferentes características culturales de cada grupo humano. A diferencia de un modelo, donde la tecnología parece que lo quiere homogeneizar todo, el modelo sociedad 5.0 quiere dibujar o postular una sociedad donde la tecnología ponga en valor la diversidad y especificidades propias de cada cultura o región. 

Vemos que ambos modelos dibujan proyectos culturales basados en la nueva forma de supervivencia que son las ciencias y tecnologías con sus nuevos productos y servicios, pero uno, la sociedad 5.0, quiere ir más allá al postular incluso una nueva forma social, un mundo más humano o con más humanidad al centrar sus esfuerzos en poner la tecnología al servicio de la vida humana, en contraposición al modelo de industria 4.0 que, arrastrando el modelo industrial, busca digitalizarlo e informatizarlo para seguir con las lógicas de producción de la sociedad 3.0.

El problema de todo esto no es si se realizará o no, la cuestión es ¿qué modelo se impondrá?, ¿podrá la humanidad elegir? ¿conseguiremos desalienarnos de la construcción cultural y optar por unas ciencias y unas tecnologías en pro de la calidad de vida? O, por el contrario, por el miedo a la tecnologización del mundo, ¿la humanidad será reticente a todos estos cambios y no habrá una aceptación social de esta, sino una imposición cultural del modelo menos favorable para la propia especie humana y del planeta?

Quizás el modelo que más afín con la idea antropológica del hacer técnico como capacidad humana al servicio de su supervivencia sea el de sociedad 5.0. Esta puede ser una oportunidad para que la humanidad recupere el control y la dirección de su futuro sin renunciar a la tecno-ciencia; también puede ser el modelo que dibuje unas tecnologías y ciencias donde los y las científicos/as y tecnólogos/as muestren el beneficio de estas herramientas humanas para así terminar con la idea de que la tecno-ciencia es negativa para el ser humano y el planeta. Reiteradamente estos nuevos modelos plantean la idea de la flexibilidad científica y tecnológica al querer adaptar estas a nuevos programas o proyectos culturales diferentes.


[1] A grandes rasgos podemos decir que los principales “programas colectivos”, construidos de forma totalmente inconscientes, han sido los programas colectivos religiosos y los ideológicos, los cuales están llenos de creencias y supuestos acríticos. Donde no se decidía cómo ser sino como se ha de ser por razones divinas o por la naturaleza de las cosas.

[2] Los tres anteriores son: las soluciones inteligentes, la innovación inteligente y las cadenas de suministro inteligente. Todos estos pilares siguen girando alrededor de la producción y distribución de nuevos productos derivados de la fábrica inteligente y del internet industrial.

[3] Laura Cortés-Rico es profesora auxiliar de Ingeniería en Multimedia de la Universidad Miliar de Nueva Granda. Su área de investigación es la de Interacciones Humanos Computador.