11. LA ESENCIA DE LA ENSEÑANZA DE RAMANA MAHARSHI EN SUS CUARENTA VERSOS

a cargo de Marià Corbí

Ramana Maharshi (1879 – 1950), de la tradición hindú Vedanta Advaita (no-dualidad), es uno de los grandes sabios del siglo. Enseñó la autoindagación como el procedimiento más eficaz para alcanzar la sabiduría. La obra que presentaremos, Los cuarenta versos sobre la existencia, está considerada la exposición más condensada de su enseñanza.

Del 19 de octubre al 5 de abril
10 viernes, quincenalmente,
de 15:15 a 16:30 h.

Aportación: 120 € (fraccionable)

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    Ramana Maharshi (1879 – 1950) ha sido considerado uno de los sabios más importantes del siglo XX. Su pensamiento suele inscribirse dentro de la corriente Vedanta Advaita (no-dualidad). Su poderoso silencio y su enseñanza de la auto-indagación como técnica de profundización en el conocimiento de uno mismo supusieron el reconocimiento unánime de la grandeza de su legado. Durante la mayor parte de su vida, vivió en la colina sagrada de Arunáchala en Tiruvannámalai (Tamil Nadu, India), donde lo visitaron miles de personas —tanto de Oriente como de Occidente— que dejaron testimonio de la profunda paz y sabiduría que constantemente emanaban de su sencilla presencia.

    Ramana Maharshi nació en una pequeña aldea cercana a Madurai, al sur de India. Su padre murió cuando tenía doce años, y su familia lo envió a vivir con su tío, en Madurai. Allí, estudió en el instituto American Mission. A los dieciséis años, escuchó por primera vez el nombre de Arunachala: aunque desconocía el significado de esa palabra, no podía dejar de pensar en ella. Por aquel entonces, consiguió una copia del Periyapuranam de Sekkilar , un libro que describe la vida de los santos shaivitas —la única obra religiosa que Ramana confesaba haber leído hasta ese momento—, que despertó en él cierta curiosidad por el fenómeno religioso.

    Con diecisiete años, Ramana Maharshi tuvo el presentimiento de que iba a morir. Se tumbó en el suelo, convencido de su muerte, contuvo la respiración y se dijo: Mi cuerpo está muerto, pero yo aún vivo. En ese estado supraconsciente, pudo experimentar que él no era el cuerpo, sino el Ser; en ese instante, alcanzó un conocimiento espontáneo del Ser.

    Poco después, abandonó su hogar y se trasladó a Tiruvannámalai, al templo de Arunachaleshvara. Allí, permaneció absorto en samadhi durante varios meses, sin comer. Ramana Maharshi se sentía irresistiblemente conectado con la montaña sagrada de Arunáchala que, según sus palabras, era el centro espiritual del mundo. Poco a poco, cautivados por la silenciosa presencia de Bhagaván, llegaron visitantes que, después, se convertirían en discípulos.

    En 1912, puso fin a sus períodos de samadhi y comenzó a llevar una vida completamente normal. Por aquel entonces, Ramana ya contaba con numerosos devotos hindúes de diverso origen y condición; entre los devotos occidentales, destacarían el mayor Chadwick, Paul Brunton, S. S. Cohen o Arthur Osborne.

    En 1938, recibió la visita de Rajendra Prasad, presidente de India, quien confesó que había ido a recibir el darshan de Bhagaván aconsejado por Gandhi, que le había dicho: Si quieres tener paz, ve al Sri Ramanáshraman y permanece unos días en presencia de Ramana Maharshi. No hace falta que hables ni que le hagas preguntas. Nueve años después, ya se temía por su salud y, en 1949, se le detectó un tumor canceroso en el brazo izquierdo. Ramana se sometió a varios tratamientos aunque sin una mejoría clara. El 14 de abril de 1950, Bhagaván abandonó su cuerpo físico y se fundió en la luz del Absoluto.

    Sri Ramana Maharshi decía que no sentía la inclinación a escribir nada. Escribió cuatro libros, pero decía que sólo lo hacía para satisfacer la solicitud de algún devoto: Los cuarenta versos sobre la existencia, Sri Ramana Guita, La esencia del autoconocimiento, Prácticas con Ramana Maharshi.

    Fuente: Editorial Trompa de Elefante
    Extraído de: https://www.nodualidad.info/maestros/ramana-maharshi.html