Una epistemología axiológica

Extracto de la obra recientemente publicada: La construcción de los proyectos axiológicos colectivos. Principios de epistemología axiológica. Bubok, 2013.

La pretensión de este escrito no es sólo teórica, sino también práctica. ¿Qué sentido tendría intentar construir una epistemología axiológica, que es un saber sobre todos los fenómenos axiológicos humanos, sobre sus funciones, la diversidad de aspectos en los que se presenta, cómo se construyeron en el pasado y cómo pueden construirse en el futuro en nuestras condiciones culturales, las interpretaciones epistemológicas que suponen e incluso imponen, si ese intento fuera sólo teórico? Un saber sobre lo axiológico debe estar orientado a la práctica.

 

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            La pretensión de este escrito no es sólo teórica, sino también práctica. ¿Qué sentido tendría intentar construir una epistemología axiológica, que es un saber sobre todos los fenómenos axiológicos humanos, sobre sus funciones, la diversidad de aspectos en los que se presenta, cómo se construyeron en el pasado y cómo pueden construirse en el futuro en nuestras condiciones culturales, las interpretaciones epistemológicas que suponen e incluso imponen, si ese intento fuera sólo teórico? Un saber sobre lo axiológico debe estar orientado a la práctica.

            Pretendemos proporcionar conocimientos que sean útiles a las diversas organizaciones de las sociedades de conocimiento en continua transformación. En ese tipo de sociedades nada puede venir impuesto desde arriba, todo tiene que generarse desde los grupos en los que se generan las transformaciones constantes. Eso significa que todas las organizaciones, en sus diversos niveles y pretensiones, deben ser capaces de construirse sus propios proyectos axiológicos, dentro de unas matrices generales correspondientes a las sociedades de conocimiento globalizadas en general.

            También es misión de la epistemología axiológica llamar la atención sobre la necesidad ineludible de cultivar temáticamente la dimensión absoluta de nuestro acceso a la realidad. Será misión suya también estudiar e indicar, en la medida de lo posible, cómo cultivar esa dimensión en nuestras condiciones culturales, sin creencias, sin religiones y sin dioses.

Nuestra disciplina debe facilitar la posibilidad de heredar el legado de sabiduría de nuestros antepasados de todas las culturas de la humanidad. Es una exigencia de la sociedad humana globalizada.

            A pesar de los años que llevamos estudiando el tema, somos conscientes que lo que hemos hecho es sólo un primer intento para aproximarnos a los principios básicos de la epistemología axiológica. Queda mucho, muchísimo trabajo por hacer.

            Pero, como hemos indicado en nuestra introducción, la construcción de una epistemología axiológica es ya una necesidad urgente, supuestos los cambios radicales y rápidos que el crecimiento acelerado de ciencias y tecnologías está produciendo continuamente en los modos de vida humana.

            Como vivientes necesitados que somos, precisamos, más incluso que de nuestras tecnociencias de las que ya dependemos por completo, de sistemas axiológicos que nos mantengan como animales viables en un entorno cambiante. Los sistemas axiológicos de los colectivos deben ser nuestra primera preocupación. No se puede vivir en un desmantelamiento axiológico casi completo, con unos instrumentales tecnocientíficos en las manos, que multiplican su capacidad cada pocos meses.

            La epistemología axiológica debe llamar la atención sobre la necesidad de que los colectivos, que manejan, dirigen y utilizan nuestras tecnociencias, sean personas y colectivos de cualidad humana.

 La epistemología axiológica tiene que hacerse capaz de argumentar convincentemente que no habrá cualidad humana en nuestras organizaciones si no hay un número suficiente de personas y grupos que cultiven la cualidad humana profunda, la que nuestros antepasados, en un contexto de antropología de cuerpo y espíritu, en sociedades estáticas fundamentadas en creencias y religiones, llamaron espiritualidad.

            Si no aprendemos a heredar todo el legado de sabiduría de todas las tradiciones religiosas y espirituales de la humanidad, será difícil, sino es que imposible, cultivar la cualidad humana y la cualidad humana profunda al nivel que nos exigen las sociedades de conocimiento globalizadas. No podemos correr el riesgo de tener que inventar de nuevo esa sabiduría, sería una gran necedad y un grave peligro.

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