«El Jardín amurallado de la Verdad»

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El jardín de la realidad

Hemos tratado de razonar
nuestro camino hacia Él:
no funcionó;
pero en el momento que abandonamos,
ningún obstáculo quedó.

Él se presentó a nosotros por bondad
¿De qué otra forma podríamos haberle conocido?
La razón nos llevó hasta Su puerta,
pero fue Su Presencia quien nos dejó entrar.

Pero ¿cómo podrás nunca conocerle
mientras seas incapaz de conocerte?
Una vez que uno es Uno,
ni más ni menos:
el error comienza con la dualidad;
la Unidad no conoce el error.

El lugar mismo no tiene lugar:
¿cómo podría haber lugar
para el creador del lugar,
o Cielo para el hacedor del Cielo?

Él dijo: «Yo era un tesoro oculto,
la creación fue creada
a fin de que pudierais conocerme.»

*

Dime ¿por qué si lo que buscas
no existe en lugar alguno,
te propones viajar allí a pie?
La ruta que debes recorrer tú mismo
se encuentra en pulir el espejo de tu corazón.

Mejor busca tu imagen en tu corazón
que en tu arcilla mortal;
libérate de las cadenas que has forjado a tu alrededor,
pues serás libre cuando estés libre de la arcilla.
El silencio es alabanza, deja de hablar,
tu cháchara sólo te traerá daño y pesar,
¡acábala!

Creencia e incredulidad,
ambas tienen su origen
en tu corazón de hipócrita;
el camino sólo es largo
pues tú demoras en emprenderlo:
un solo paso te llevaría a él:
vuélvete un esclavo y serás un rey.

Los mudos encuentran lenguas
cuando el aroma de vida les llega
desde su alma.
Escucha verdaderamente y no te engañes,
esto no es para imbéciles:
todos estos tonos diferentes
se vuelven un color en la vasija de la Unidad.

La soga se vuelve más fina
cuando se la reduce a un solo hilo.

Tu intelecto es una mezcolanza
de adivinanza y pensamiento,
cojeando sobre la faz de la Tierra;
donde sea que estén, Él no está.

Mientras la razón está todavía rastreando el secreto,
tú acabas tu búsqueda en el campo abierto del amor.

Dulzura y vida son las palabras del hombre
que transita este camino en silencio;
cuando él habla no es desde la ignorancia,
cuando está silencioso no es por pereza.

Esos imbéciles sabios, esos ladrones carteristas,
¡usan lo que han aprendido para robar en los caminos!
Escúchame tú, señor del lenguaje:
mejor llena tu corazón con luz
que con cien mil palabras;
cuando estás callado eres la elocuencia misma:
abre tu boca y eres un agitador de chusma.

Nadie ve el corazón y el alma
del buscador de la verdad;
pero su lengua dice verazmente:
«Yo soy la Verdad».

*

Mi amigo, todo lo que existe, existe por Él,
tu propia existencia es una mera pretexto.
¡Basta de tontería! Piérdete
y el infierno de tu corazón se tornará un cielo.
Piérdete y cualquier cosa puede ser lograda.
Tu egoísmo es un potrillo cerril.

Tú eres lo que eres: de ahí tus amores y odios;
Tú eres lo que eres: de ahí fe e incredulidad.
Esperanza y miedo ahuyentan la fortuna de tu puerta,
piérdete y ellos no estarán más.

Ante Su puerta ¿ Cuál es la diferencia
entre musulmán y cristiano, virtuoso y culpable?
Ante Su puerta todos son buscadores
y Él el Buscado.»

El Sol de la Verdad se eleva sin hacerse rogar
y con ello se pone la luna de la erudición.

Si conoces tu propio valor,
¿Qué necesitas preocuparte sobre la aceptación
o rechazo de otros?

Adórale como si pudieras verle con tus ojos físicos;
aunque tú no lo veas, Él te ve a ti.

Mientras estés en este mundo
de infructuosas búsquedas,
estarás siempre desequilibrado,
siempre o todo frente o todo espalda,
pero una vez que el alma buscadora ha progresado
sólo unos pasos más allá de este estado,
el amor toma las riendas.

*

Toda la humanidad está dormida,
viviendo en un mundo desolado;
el deseo de trascender esto,
es mero hábito y costumbre, no religión;
meros cuentos de hadas.

 

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