Colección Nº 1. Ejercicios de Jñana Yoga

PRACTICAS.

Primera serie de prácticas.

Nº 1.

 

Habiendo meditado en el ser como sin cuerpo en medio de los cuerpos, como permanente en medio de lo impermanente y como inmenso y penetrante, el sabio deja de padecer.[1]

Aunque sin ojos, aparece con ojos, aunque sin orejas, aparece con orejas, aunque sin habla aparece con habla, sin mente, aparece con mente, sin fuerza vital aparece con fuerza vital.[2]

Se mueve sin pies y puede asir sin manos, ve sin ojos y oye sin oídos.[3]

Aquello que no tiene forma, ni sonido, impalpable e imperecedero…[4]

La necesidad nos hace ver la realidad como dual. Pero no hay sujetos como entidades autónomas existentes. Tampoco hay objetos como entidades autónomas existentes. Ni hay cosa o seres como entidades autónomas existentes.
Sólo hay “eso no dual” que no se puede decir que sea existente, ni tampoco que no sea existente, porque esas categorías las aplicamos a individuales y “Eso no dual” no es ninguna individualidad.

Porque hay ojos que ven, Aquello ve sin ojos.
Porque hay oídos que oyen, Aquello oye sin oídos.
Porque hay habla, Aquello habla sin hablar.
Porque hay mente que comprende, Aquello comprende sin mente.
Porque hay fuerza vital, Aquello es sin fuerza vital.
Porque hay caminar, asir, ver y oír, Aquello camina sin pies, ase sin manos, oye sin oídos y ve sin ojos.

“Lo que es”, “eso no dual” es sin forma porque está en toda forma y, por tanto, en ninguna de forma especial. No se liga a ninguna forma; se dice en cada una de ellas y las abandona. Como la belleza no se liga a ninguna flor.

Las formas no tienen nada que no sea Él; por consiguiente, le vemos directamente.

Es sin cuerpo en medio de los cuerpos, permanente en lo impermanente, sin forma en toda forma, impalpable e inasible en medio de lo palpable y lo asible.

Resulta evidente que quien comprende esto, deja de padecer.

 

 

Nº 2.

 

Al igual que la luz (parece como si tuviera forma cuando está en contacto con los objetos) así sucede con el Absoluto.[5]

El Absoluto tiene dos formas, la material y la sutil; la mortal y lo inmortal; lo limitado y lo ilimitado; lo definido y lo indefinido.

No existe nada que vea sino Él, nada que escuche sino Él, nada que perciba sino Él; nada que conozca sino Él. [6]

Háblame del Absoluto que se presenta inmediata y directamente, el Ser que está dentro de todas las cosas.[7]

Allí donde no se ve nada más. [8]        

La luz no tiene forma; cuando ilumina parece tener formas. Sin embargo, todos los colores y formas son la luz, que no tiene forma.

Lo que realmente es, el Absoluto, no tiene formas, es “Eso no-dual”, pero adopta las formas que le imprime la necesidad; y todas esas formas proyectadas por la necesidad, son sólo Eso no-dual.

«Lo que es” se presenta de dos maneras: la relativa a nuestras necesidades de vivientes y la absoluta. Pero “Eso” visto desde la necesidad (el ego) y “Eso” visto desde el silencio de la necesidad (del ego), no son dos formas.

No hay nada que ver fuera de Eso, ni nadie que vea.
Sólo se escucha a Él y sólo Él escucha.
Todo lo que percibo es Él y el que percibe es Él.
Todo lo que conozco es Él, y Él es el que conoce.

Por consiguiente, Él es directa e inmediatamente perceptible, dentro y fuera de todas las cosas, porque todas las cosas son sólo Él.

Te gires a donde te gires, no se ve otra cosa, dentro y fuera, que “Eso”.

Nº 3.

 

El que todo lo penetra, el ser de todo, permanece oculto en el interior de todos los seres.[9]

Él es el ser interno de todos los seres.[10]

Él está próximo a todo (como ser interno) y al mismo tiempo es inconmensurable (como ser infinito).[11]

Los que conocen la Energía Vital de la energía vital, la Vista de la vista, el Oído del oído, el Alimento del alimento, la Mente de la mente, han comprendido al eterno y primordial Absoluto.[12]

Eres ese foco de luz que hay detrás de la conciencia.[13]

Sólo hay un poder de ser. Fuera de ese poder de ser que se despliega, no hay nada.
La luz que pasa por un prisma se abre en diversos colores, pero sólo es la luz, nada más. Igualmente el Ser, cuando pasa por la mente y el corazón de un viviente se abre en sujetos y objetos, en pluralidad, pero sólo es el ser.

Ese único poder de Ser, permanece oculto en el interior de la pluralidad.

Él es mi Ser y fuera de su poder de ser, no hay nada más en mí.
Él es Ser también de todo lo que rodea, y fuera de su ser no hay nada más.

Más próximo a mí que mi yugular.
Sólo una chispa de su gran fuego.

La luz que brilla en tu conciencia, en tus ojos y sentidos y en tu corazón es sólo el foco de luz que está detrás de ti, Él.

 

Nº 4.

 

El infinito se descubre en el interior.[14]

Tanto la revelación como la tradición (hindú) hablan del Ser supremo como situado en una gruta.[15]
El sabio conoce al que está en el espacio supremo escondido dentro de la gruta (del corazón.[16]

Permanece oculto en todos los seres. No aparece su resplandor. Sólo puede verlo el investigador de lo sutil de aguda inteligencia.[17]

La divinidad una permanece escondida en todas las criaturas. Lo penetra todo, es el propio ser de toda criatura.[18]

Todo tiene a Aquello como esencia. Aquello es la Realidad, es el Ser y tú eres Eso. [19]

Todo esto  no es más que el Absoluto.[20]

Todo esto no es sino el Ser.[21]

En Aquello no hay diferencias.[22]

Eso supremo es el Ser, pero esta noción es sólo una imagen. “Eso” ni es ni no es, porque no es ninguna individualidad frente a otras individualidades. Es como Ser, como Conciencia. Le puedo llamar “el Ser supremo”, “lo que es” o simplemente “Él”, aunque no es un Dios tal como concebimos habitualmente esta noción.

Toda alteridad es hija de la necesidad. El Absoluto no está fuera de mí, está en mi mismo interior.
En mi interior hay un espacio supremo dentro del espacio símbolo de mi corazón, que es como una gruta. Ahí reside Él. Ese es el centro de mi ser.

La necesidad, su consecuencia, la dualidad, le ocultan. Sólo la indagación le ve.

Todo está como empapado de Él porque es el ser propio de todo.

La esencia de los Vedas es “Tú eres eso”.

Aquí no hay más que Aquello absoluto. Nada hay frente a Él.

Donde quiera que mires, sólo Él, nada fuera de Él. Hay millones de diferencias, pero todo lo diferente es Él, sin diferencias.

 

Nº 5.

 

De la misma manera que esas partes del espacio limitado por vasijas y jarras no son diferentes del espacio universal, lo mismo que el agua de un espejismo no existe separada del desierto, así este mundo fenoménico con sus experimentadores, objetos experimentados y todo lo demás, no existe separado del Absoluto.[23]

Como las brillantes chispas que emanan del fuego por miles son de la misma naturaleza que él, así las diferentes clases de criaturas, amigo mío, nacen del Ser, y se disuelven en Él.[24]

Debe considerarse al ser del hombre como una parte de Dios, lo mismo que una chispa es una parte del fuego. Pero cuando decimos “parte” queremos decir “como si fuera una parte”. Porque el Ser no es compuesto, no puede tener partes, en sentido literal.[25]

Y sin duda (el ser) es sólo un reflejo (del Ser supremo.[26]
Al ser del hombre se le debe considerar un reflejo del Ser supremo como el reflejo del sol en el agua.[27]

Omnipresente y eterno como el espacio.
El Absoluto directa e inmediatamente es el Ser de todo.[28]

Sólo los vivientes humanos vemos sujetos y objetos, yo y lo otro.
Los textos hablan con imágenes potentes para hacer comprender el “no-dos”, que las ideas de mío y tuyo o de yo / mundo son una ilusión no real.
Las imágenes que usa son la del “espacio ilimitado”, la del “espejismo”, la de “chispas de un único fuego”, la de “partes de un todo”, la del “reflejo del sol en el agua”. Son sólo imágenes para ayudar a comprender.
Se termina afirmando que el Absoluto es directa e inmediatamente el Ser de todo.

 

Nº 6.

 

Él deseo: que yo sea muchos, que nazca. [29]

Entonces ese universo estaba inmanifestado. Él entró allí en esos cuerpos hasta la misma punta de los dedos
Cuando Aquello ve, se le llama ojos; cuando Aquello oye, oídos; y cuando Aquello piensa, mente.[30]

El firmamento es su cabeza, sus ojos son el sol y la luna, los cuatro puntos cardinales sus oídos, su lenguaje los Vedas, el viento su aliento vital y su corazón el universo. De sus pies surgió la tierra, pues es en verdad el Ser interno de todas las cosas. [31]

Como el sol luminoso, aun siendo uno, se vuelve múltiple al penetrar en el agua dividida en varios recipientes, así el ser divino, el que no tiene origen, es uno pero parece diversificado al penetrar en los distintos cuerpos, constituidos por limitaciones añadidas.

No siendo más que Uno, el Ser universal, se presenta en todos los seres individuales. Aparece como uno y muchos al mismo tiempo como la luna en el agua.

Creó ciudadelas de dos pies,
Creó ciudadelas de cuatro pies.
Y, convirtiéndose en ave,
el Purusha penetró en ellas.
Él es, en verdad, el ser que reside en todas las ciudadelas. Nada existe que no esté cubierto por Él, nada que no esté rodeado por Él.[32]

El mundo y nosotros mismos somos sólo la manifestación del Único. Su rostro oculto se hace manifiesto a nuestros ojos.
Fuera de la manifestación de su rostro, no hay nada.

Mis ojos son Aquello que ve.
Mi pensamiento es Aquello que piensa.

En verdad el ser interno y externo de todas las cosas es Él.

Desde la ignorancia parece haber pluralidad, pero en verdad sólo hay unidad.

El sol y la luna reflejados en diferentes recipientes con agua, ¿son diferentes del sol y la luna?

Los vivientes son como ciudadelas. Él habita en esas ciudadelas.
Él es también los fundamentos y los muros de las ciudadelas.

 

 

Nº 7,

 

El objeto de todas las Upanishad es mostrar que el Absoluto es la naturaleza del ser individual.[33]

Y lo que se llama ser individual no es diferente, en realidad, del Ser Supremo. Así podría distinguirse del Ser como gota de agua de la masa acuosa. Porque, como hemos explicado repetidamente, al mismo Ser absoluto se le llama ser individual cuando se toma en cuenta las limitaciones añadidas.[34]

Los textos vedanta insisten repetidas veces en que no hay diferencia entre el ser individual y el Ser supremo, en frases como “Eso eres tú”[35]

O también es como la luz y su origen, ambos son resplandor.[36]

Las escrituras niegan expresamente que exista un se consciente aparte del Ser supremo en un texto como: “No existe otro testigo sino él”[37]

En cualquier momento que el aspirante se encuentre, estableciéndose valientemente en este invisible, in corpóreo, inexpresable e independiente Uno, realiza el estado de serenidad que está más allá del temor. Pero en cuanto el aspirante crea la más mínima distinción entre su ser y el Ser uno, el miedo se apodera de él.[38]

Él es el que es.
Las acotaciones que pone nuestra necesidad en Eso indiferenciado, es lo que son las individualidades; pero no están ahí, sino sólo en nuestras mentes.

Él, eso soy yo.
Mi conocer no es de mi individualidad sino de la tierra, del cosmos, del Absoluto.

Cualquiera puede verificar esto:
-yo soy Eso, es la serenidad y la paz;
-yo soy mi individualidad, mi cuerpo, mi ego, es el miedo.

 

Nº 8.

 

Lo que llamamos el espacio es lo que revela el nombre y la forma. Aquello en lo que los hombres y las formas existen, es el Absoluto.[39]

Inmenso como el espacio exterior es el espacio del interior del corazón.[40]

Entonces aquello que ilumina en los mundos excelsos y supremos, lo que trasciende los cielos y todos los seres y los mundos, es la misma luz que está en el interior del ser humano.[41]

La vida verdadera es lo Absoluto.[42]

La luz del sol que ilumina el universo, la que está en la luna y el fuego, es mi luz.[43]

Medita en la mente como el Absoluto.[44]

Las cosas son formas en el espacio y el tiempo, más el nombre. Formas y nombres.
Las cosas hacen que reconozcamos al espacio; las cosas hacen que reconozcamos al Absoluto.
Como todo existe en el espacio, todo existe en el Absoluto.

Las formas muestran al “sin forma” receptáculo de toda forma. Y lo hacen directamente, como las formas muestran la belleza.
El “sin forma”, vacío e inmenso como el espacio, está fuera de mí mismo y en mí mismo.

La luz que ilumina los mundos, va más allá de todos los seres, de todos los mundos y de todos los cielos, es la misma luz que reside en mi interior.
Ver esa luz dentro y fuera, vivir esa presencia, eso es el Absoluto.
La luz de los mundos es mi luz.
La luz de mi mente es la luz del Absoluto, es el Absoluto.

 

Nº 9.

Te lo estoy enseñando, pero tú no comprendes. El silencio es aquel Ser.[45]

El Absoluto está en la ciudad del ser individual.
El espacio pequeño es el Ser supremo.[46]

Ahí está la pequeña morada en forma de loto, en la ciudad de Brahman (en el cuerpo) y en su interior el minúsculo espacio (de lo Absoluto).[47]

Únicamente cuando nombres (y formas) dejan de ser lo que son, en ese estado llegan a identificarse con el Absoluto que es su esencia.[48]

“Él ha de contemplar al son como el Absoluto”, ha de entenderse que lo que debe contemplar es el Absoluto.[49]

La clave de comprensión es el silencio. Cuando hay completo silencio y alerta, sólo aparece Él. El silencio es Él.

En ejercicios anteriores se comparaba al individuo con una fortaleza. Ahora se le compara con una ciudad. Él está en la ciudad, en un pequeño e íntimo espacio.
El cuerpo es la residencia de Brahman. Sólo Él reside ahí; nadie más.
Florece como un loto en un minúsculo espacio. En ese espacio reside el “sin espacio”.

Cuando se silencian los nombres y las formas, se ve lo que es la esencia de todos los seres, sólo Él.

Contemplar el sol como símbolo del Absoluto es contemplar al Absoluto en el sol. Propiamente se contempla al Absoluto.
Este ejercicio que se puede hacer sobre el sol, puede también hacerse sobre sí mismo.

 

Nº 10.

Dos pájaros, siempre amigos y con igual nombre, subidos en el mismo árbol. Uno de los dos toma el fruto de diferentes sabores. El otro observa sin comer.
En el mismo árbol el ser individual se sumerge como en el agua, preocupándose por su impotencia. Pero cuando ve al otro, al Absoluto en su gloria, se libera de su sufrimiento.[50]

No hay más testigo que Él.[51]

No existe ningún otro testigo sino Él, ningún oyente, ningún pensador, ningún conocedor sino Él.[52]

Aquél que toma conciencia del Ab soluto, se convierte en el Ab soluto mismo.[53]

El que conoce al Absoluto, llega a ser el Absoluto.[54]

Existe un conocimiento, el más elevado, por el que se es consciente de lo inmutable. Se es consciente de Aquello que no puede ser visto ni medido, lo que no tiene origen, ni atributos, no tiene ojos, ni oídos, ni manos, ni pies, el Eterno omnipenetrante y omnipresente, extremadamente sutil, imperecedero, lo que es origen de todos los seres.[55]

Con la imagen de los dos pájaros se habla de las dos dimensiones del conocer y sentir humano: la sumergida en el mundo de la necesidad, y la que silencia por completo la necesidad. Una está inmersa en la preocupación y el sufrimiento, pero cuando ve a la otra posibilidad, ve la posibilidad del conocer y sentir silencioso, que es la posibilidad de ver al Absoluto; entonces se libera de su sufrir. Conoce cuál es su ser.

Cuando uno no se implica en las cosas para satisfacerse, cuando está como testigo, entonces el único testigo es Él.
Satisfaciendo nuestras necesidades, creemos ser alguien.
Estando como puro testigo, el único testigo es Él.

Quien advierte al Absoluto, reconoce que sólo Él es el que es, y conoce que su propio ser es el Absoluto.

Existe un conocimiento en el que se tiene noticia de que la realidad no son sujetos ni objetos, ni tiempo ni espacio. Es un conocimiento extremadamente sutil porque no puede objetivar, ni acotar. Por eso es un conocimiento silencioso de lo que es la realidad, de lo que es el origen de todos los seres.

 

 

Nº 11.

 

¿Qué es aquello que al conocerlo se conoce todo lo demás?[56]

Por el conocimiento verdadero se oye lo inaudible, se toca lo intocable y se conoce lo desconocido.[57]

Yâjñavalkya dijo: Aquél que, estando en la tierra, es distinto de la tierra, a quien la tierra no conoce, cuyo cuerpo es la tierra y que rige desde dentro a la tierra, aquél es su Âtman, el Gobernante interno, el inmortal.[58]

Aquél que, estando en todos los seres, es distinto de todos los seres, a quien los seres no conoce, cuyo cuerpo son todos los seres y que rige desde adentro a todos los seres, aquél es tu Âtman, el Gobernante interno, el inmortal.[59]

Aquél que estando en la mente, es distinto de la mente, a quien la mente no conoce, cuyo cuerpo es la mente y que rige desde adentro la mente, aquél es tu Âtman, el Gobernante interno, el inmortal.[60]

Aquél que estando en el conocimiento, es distinto del conocimiento, a quien el conocimiento no conoce cuyo cuerpo es el conocimiento y que rige desde adentro al conocimiento, aquél es tu Âtman, el Gobernante interno, el inmortal.[61]

Cuando los maestros hablan del conocimiento desde el silenciamiento de la necesidad, hablan del conocer silencioso. ¿A qué se refieren con este término? Al conocimiento de “eso no-dual”, porque es una noticia sin sujetos ni objetos. Esa noticia más cierta y más clara que cualquier conocimiento, que es el conocimiento silencioso, no dual, lo conoce todo sin poder objetivar nada.

Pero lo que se oye, toca y se conoce no son sujetos, ni objetos acotables, por eso, para nuestros criterios cotidianos, se oye lo inaudible, se toca lo intocable y se conoce lo incognoscible.

Aquél que estando en la tierra, con todos los seres, con la mente, con el conocimiento,
-que es distinto de la tierra, de todos los seres, de la mente y del conocimiento,
-a quien no conocen ni la tierra, ni los seres, ni la mente, ni el conocimiento,
-cuyo cuerpo es la tierra, todos los seres, la mente y el conocimiento,
-y que rige desde dentro la tierra, los seres, la mente y el conocimiento,
-ese es mi Ser, el Gobernante interno, el inmortal.

 

 

Nº 12.

 

Las actuaciones de quienes nos engendraron, de los que nos educaron, de quienes viven con nosotros y nuestras propias acciones determinan de una forma u otra, nuestro destino (Ley del karma). El conocimiento nos libera de esta condición.

¡Oh Arjuna! Al llegar a la más alta inteligencia, todos los deberes quedan cumplidos.[62]

Se rompe la cadena del corazón, se disipan todas las dudas y se extinguen las acciones, al contemplar, el ser en lo más elevado y lo más bajo.[63]

Todos los resultados de las acciones quedan destruidos por la perfecta comprensión.[64]

Como el agua no moja la hoja de loto, así la culpa no toca al que conoce la verdad.[65]

Al llagar a Aquéllo (a tomar conciencia del Absoluto) sobreviene el desapego y la destrucción de las últimas y las anteriores culpas. Porque eso es lo que se ha declarado (en las escrituras).[66]

Lo que constituye nuestra individualidad, nuestros paquetes de deseos y temores, nuestros recuerdos y nuestras expectativas, son herencia de nuestros antepasados y también construcción nuestra. Eso determina, en positivo o en negativo, nuestro destino.

El conocimiento de nuestro ser original, que no es ese paquete de deseos y temores que constituyen nuestro yo, nos libera del destino.

 

Cuando se llega a saber que lo que hay es “no-dos”, ¿qué queda por hacer?

Al ver al Absoluto, al “no-dos”, en todo, se acaba la identificación con el sujeto de necesidades en un medio. Entonces, ¿de qué se va a dudar? ¿Qué queda por hacer cuando se sabe que no hay ni sujetos ni objetos?

Culpa o no culpa son cosas de quienes se consideran un sujeto en un mundo. Esa dualidad no es real.

Cuando se toma conciencia del Absoluto aparece, todo lo que damos como sujetos o como objetos, como no reales. De ahí nace el desapego; también desaparecen con ese conocimiento, por la misma razón, las culpas.
El texto dice que todas las escrituras proclaman eso.

 

 

Nº 13.

 

Existe un camino, difícil de percibir, antiguo,
que llegó a mí, que yo encontré.
Por él van los sabios, que conocen a Brahman.[67]

Aquél que encontró  a su Âtman,
aquél para quién se despertó su Âtman,
que estaba hundido
en el inextricable conglomerado de su cuerpo,
aquél es el hacedor de todo, es el creador de todo;
el mundo es suyo; él es el mundo. [68]

Aquello es pleno, esto es pleno.
De lo pleno sale lo pleno.
Tomando lo pleno de lo pleno,
siempre queda lo pleno.[69]

Existe una manera de vivir difícil, porque podemos pasarla por alto con suma facilidad.
Llegó a mí y yo la descubrí. Sin que me llegara no la habría descubierto; pero, a pesar de que llegó a mí, tengo que descubrirla por mí mismo.
He tenido noticia porque buscaba, y lo buscaba porque había tenido noticia.
Ese es el camino de los sabios, de los que conocen.

Encontró su ser originario el que despertó a Él, oculto en el vivir del propio cuerpo y sus necesidades. Ese ser originario es el creador de su mundo y es su mundo.

El último texto es difícil comentar sin estropearlo.
Aquello que aquí se dice, es pleno.
Esto en lo que se dice, es pleno.
De aquello pleno sale esto pleno.
Tomando lo pleno de esto, aparece lo pleno de aquello.
Todo es pleno, se mire como se mire.

 

Nº 14.

 
La triple descendencia de Prajâpati, los dioses, los hombres y los asuras vivían, en calidad de estudiantes, donde su padre Prajâpati.
Y mientras vivían donde él en calidad de estudiantes, los dioses le dijeron: Instrúyenos, señor.
Y él pronunció la sílaba DA y les preguntó: ¿Habéis comprendido?
Ellos contestaron: Hemos comprendido. Nos has dicho: Controlaos (damyata).
Sí, les dijo, habéis comprendo.

Y los hombres le dijeron: Instrúyenos, señor.
Y él pronunció la sílaba DA y les preguntó: ¿Habéis comprendido?
Ellos contestaron: Hemos comprendido. Nos has dicho: Dad. (datta).
Sí, les dijo, habéis comprendido.

Y los asuras le dijeron: Instrúyenos, señor.
Y él pronunció la sílaba DA y les preguntó:¿Habéis comprendido?
Ellos  contestaron: Hemos comprendido. Nos has dicho: Tened compasión (dayadhvam).
Sí, les dijo, habéis comprendido.
Y es eso lo que repite la voz divina, el trueno: DA, DA, DA, controlaos, dad, tened compasión. Y éstas son las tres cosas que el hombre debe practicar: Autodominio, la limosna y la compasión.[70]

Quien lo conoce (al Absoluto), trasciende la muerte, no hay otro camino. [71]
Sólo aquel que le conoce trasciende la muerte.[72]

Silenciar el impulso del deseo, más el estado de alerta, puede conducir al conocimiento de Brahman.
Salir de sí haciendo don de sí, puede conducir al conocimiento de Brahman, porque sólo quienes hacen don de sí pueden conocerle.
La com-pasión, sentir con el sentir de otro, puede conducir al conocimiento de Brahman, porque sólo quien siente a otro desde el existir del otro, puede sentir y comprender a Brahman, el Absoluto.

Las tres enseñanzas anteriores, control, don y compasión, conducen al conocimiento. No hay otro camino.
Si no se llega al conocimiento del Absoluto con toda la mente, con toda la sensibilidad, que es con toda la carne, con todos los sentidos, no se ha hecho nada; no se supera el dolor, ni el temor, ni la duda, ni la muerte.
Sólo el que conocer trasciende la muerte.

 

Nº 15.

 

 No es por amor al esposo que se quiere al esposo; es por amor a Âtman que se quiere al esposo.
No es por amor a la esposa que se quiere a la esposa; es por amor a Âtman que se quiere a la esposa.
No es por amor a los hijos que se quiere a los hijos; es por amor Âtman que se quiere a los hijos.
No es por amor a la riqueza que se quiere a la riqueza; es por amor a Âtman que se quiere a la riqueza.
No es por amor a la dignidad sacerdotal que se quiere a la dignidad sacerdotal; es por amor a Âtman que se quiere a la dignidad sacerdotal.
No es por amor al poder que se quiere al poder; es por amor a Âtman que se quiere al poder.
No es por amor a los mundos que se quiere a los mundos; es por amor a Âtman que se quiere a los mundos,
No es por amor a los dioses que se quiere a los dioses; es por amor a Âtman que se quiere a los dioses.
No es por amor a los seres que se quiere a los seres; es por amor a Âtman que se quiere a los seres.
No es por amor a todo que se quiere a todo; es por amor a Âtman que se quiere a todo.
Y por eso, oh Maiteyî, debemos ver al Âtman, oír hablar de él, pensar en él, meditar en él. Y viendo al Âtman, oyendo hablar de él, pensando en él, conociéndolo, todo se torna conocido.

La dignidad sacerdotal abandonó a aquel que cree que la dignidad sacerdotal es algo distinto del Âtman. El poder abandonó a aquel que cree que el poder es algo distinto del Âtman. Los mundos abandonaron a aquel que cree que los mundos son algo distinto del Âtman. Los dioses abandonaron a aquel que cree que los dioses son algo distinto del Âtman. Los seres abandonaron a aquel que cree que los seres son algo distinto del Âtman. Todo abandonó a aquel que cree que algo es distinto del Âtman. La dignidad sacerdotal, el poder, los mundos, los dioses, los seres, todo es el Âtman. [73]

Él permanece oculto en todos los seres, no aparece su resplandor. Sólo puede verlo el investigador de lo sutil, de aguda inteligencia. [74]

El Absoluto que es una intuición inmediata y una percepción directa. [75]

Háblame Absoluto que es inmediato y directo.[76]

Las cosas abandonan a quien cree que son distintas del Absoluto.
El Absoluto está ahí, pero para verlo con claridad hay que hacer un trabajo de investigación.
Hay que investigar hasta intuir y percibir inmediata y directamente.
No me hables del Absoluto como lejano, oculto, en otro mundo.
Háblame del que es inmediato y directo, del que es patente.

 

 

 

Nº 16.

Pocos son los que tienen la posibilidad de oír hablar de Aquello. Y entre los que oyen, pocos son los que lo comprenden. Es digno de admiración aquel que lo comprende cuando un maestro capacitado le instruye. [77]

Los textos upanishádicos y otros más de la misma clase, hablan del conocimiento verdadero como la única causa de la liberación (comentario de Sankara): “El que ha tomado conciencia del Ser tras haber comprendido las enseñanzas de su maestro, alcanza todos los mundos, y todo lo deseable.”[78]

Y la Upanishad niega que exista otro camino de liberación que no sea el conocimiento de la verdad (comentario de Sankara). “No hay otro camino para llegar a la meta”. [79]

Pero para el que conoce lo Absoluto, todas las cosas son el Ser.[80] 
Al conocer esto, los rishis descendientes de Kâvasaya dijeron: ¿para qué necesitamos estudiar los Vedas? ¿Para qué hemos de hacer sacrificios? Cuando conocieron esta Realidad, los antiguos sabios dejaron de realizar el sacrificio del fuego. [81]
 

¡Qué pocos tienen noticia! Y de éstos, ¡qué pocos comprenden verdaderamente! ¡Y qué pocos maestros capacitados hay! Por todo eso, que alguien comprenda verdaderamente es un milagro. El único milagro verdadero.

Sólo el conocimiento libera. Pero se trata de un conocimiento silencioso, sin sujeto ni objeto, que enrola también al sentir y a la percepción.
Para el que conoce, todo conduce a la unidad, a “lo que es”.
Escrituras y rituales existen sólo para conducir al conocimiento. Cuando el conocimiento llega, ya cumplieron su función, ya no son necesarios.

 

Nº 17. 

La Upanishad declara que el Absoluto es pura Conciencia.[82]
La naturaleza verdadera del Ser es pura conciencia.[83]

En el Ser no hay interior y exterior, es sólo conciencia pura. [84] 

Cuando el ser humano, que estaba durmiendo por la influencia de la ilusión sin origen, despierta, toma conciencia de lo Real donde no hay sueños de ninguna clase, aquello no originado y no-dual. [85] 

“La acción no te atará”. El significado del texto es: aunque la persona con conocimiento de la verdad actúe durante toda su vida, las obras no le atarán (a sus resultados) al estar en presencia de la verdad. Así el conocimiento verdadero le hace admirable.[86]

La liberación no es algo que se puede producir, sino algo eternamente presente en sí misma.[87]

 

“Lo que es” es como pura conciencia; ha que silenciar las concepciones habituales para verificarlo.
Donde quiera que se mire, al nivel que se mire hay algo como mente, como conciencia.
En lo interior y en lo exterior, todo es “como conciencia inmersa en la pluralidad de los seres”.
Hay que despertar un sueño, una ilusión sin origen, (porque es intrínseca a nuestra condición animal que necesita modelar un mundo para poder vivir) para tomar conciencia de Eso no dual, de lo que realmente es.

En presencia de la verdad de “Eso no-dual”, que es la conciencia de quilo Eso es, la acción no ata ni produce efectos perversos, porque resulta ser una acción que equivale a una no acción.

 Si lo que hay es “Eso no-dual”, la liberación no se puede producir porque es algo eternamente presente. El resto es ensueño.

 

Nº 18.

 

La Realidad, que desde la visión verdadera es conciencia por naturaleza, absolutamente pura, aparece como objetos múltiples, por la percepción errónea. Y como este Ser, aunque tiene infinitas formas, es Conciencia por naturaleza, los objetos diferenciados como las montañas, los océanos y la tierra, no son sino Conciencia. [88]

Lo único que existe es la Conciencia, el mundo y las transmigraciones no tienen existencia real.[89]

Ves todo esto como si ocurriera de veras, pero en realidad no es así, porque si lo único que hay es Conciencia infinita, ¿qué es lo que estás viendo sino esa Conciencia? [90]

Ni yo existo, ni existe nada en el universo: todo esto no es nada más que Conciencia infinita. (…)El mundo no es más que una ilusión basada en la Conciencia infinita. [91]

Sólo ve la verdad el que ve que entre el Ser y lo otro no hay diferencia alguna, y que la única realidad es la infinita luz de la conciencia.  [92]

En la conciencia infinita no hay mente; por consiguiente, lo que hace esta mente tampoco es real. Capta esta idea con decisión y sujétala firmemente. [93]

No hay un mundo de cosas, de sujetos y objetos; eso son sólo acotaciones, objetivaciones de la conciencia necesitada. Todo lo que damos por realidad es sólo conciencia.
Lo único que existe es “Eso no-dual” que es como conciencia, del ámbito de la conciencia, pero una conciencia sin límites.
Entre el Absoluto y los seres particulares no hay ninguna diferencia porque sólo hay conciencia infinita.

 

Nº 19.

 

Los deberes de los distintos estados de vida son una ayuda para la adquisición del conocimiento de la verdad. Los textos de la tradición también dicen lo mismo. Por ejemplo: “Los deberes tienen como resultado el purificar lo que no es puro, pero la meta suprema viene del conocimiento verdadero. Cuando las impurezas se eliminan, el conocimiento de la verdad aparece”. [94]

Aquel que nadie reconoce como noble o innoble, como instruido o no-instruido, como de conducta decente o indecente, es un verdadero brahmán. Es una persona que conoce la verdad, de comportamiento sencillo, que cumple sus prácticas espirituales en secreto. El sabio pasará desconocido por la vida como si fuera ciego, inconsciente o sordo. Y pasará desapercibida su manera de ser y su conducta. [95]

Mi Âtman, que es hecho de mente, cuyo cuerpo es la vida, cuya forma es la luz, cuyo pensamiento es la verdad, cuya esencia es el espacio, de quien son todas las actividades, todos los deseos, todos los olores, todos los sabores, que abarca todo, silencioso, indiferente;
mi Âtman, que está en el interior de mi corazón, es más pequeño que un grano de arroz, que un grano de cebada, que un grano de mostaza, que un grano de mijo, que una semilla de mijo;
mi Âtman, que está en el interior de mi corazón, es más grande que la tierra, más grande que la atmósfera, más grande que el cielo, más grande que los mundos.
Mi Âtman, de quien son todas las actividades, todos los deseos, todos los olores, todos los sabores, que abarca todo, silencioso, indiferente; mi Âtman, que está en el interior de mi Corazón, es Brahman. Al dejar este mundo penetraré en él. Para aquel que piensa así, no existen dudas. [96]

La finalidad de toda acción es la adquisición del conocimiento; el cumplimiento del deber no por obediencia o sumisión a un mandato divino, sino para purificar, para conseguir la desegocentración.
Toda acción debe tener como meta el conocimiento. No se puede prestar mejor servicio a los hombres que ese.
El sabio y su acción pasan desapercibidos, como si no existiera, porque es como si no tuviera un ego.
El centro y la periferia de mi ser es Él.

 

 

Nº 20. 

El movimiento de un tizón ardiente parece crear líneas rectas o curvas; de la misma manera el movimiento de la conciencia aparece como conocedor y conocido.

El tizón ardiente que no se agita no produce ningún fenómeno aparente ni cambia. Así la conciencia cuando no se mueve está libre de apariencias y cambios.

Cuando el tizón ardiente está en movimiento, las apariencias no provienen de ningún sitio, tampoco surgen del tizón mismo hacia fuera, ni se reabsorben en él cuando está inmóvil.

Las apariencias no surgen del tizón ardiente porque no tienen sustancia. Lo mismo sucede en la conciencia porque en ambos casos se trata de apariencias.[97].

Como el sueño y la ilusión, como una ciudad que surgiera entre las nubes, así es este universo irreal a los ojos del sabio que comprende los Vedas.[98]

Los seres que parecen nacer y morir, en realidad ni nacen ni mueren. Su aparición y desaparición se debe a la ilusión. La ilusión no es realidad.[99]

Como un tizón ardiente crea formas que no existen, si se le hace girar, así cuando la conciencia se mueve desde la necesidad crea un mundo que no existe.
Cuando la conciencia no se mueve desde la necesidad, no crea ilusiones
Lo que no es real, ni es creado, ni vuelve al Absoluto.
El mundo que surge de la necesidad no tiene sustancia, no tiene ser, es apariencia. Como una ciudad en las nubes, así es la realidad de nuestro mundo.
Si no hay dos, ni hay objetos, ni sujetos, ni individualidades, por tanto, no hay nacer ni morir. Todo eso es ilusión de nuestra mente, no realidad.

 

Nº 21.

El único modo de trascender el dualismo existente entre uno y los demás consiste en actuar sin intención –es decir, sin atadura a una meta prevista-, en cuyo caso el agente se convierte simplemente en el acto.

La acción no-dual tiene lugar cuando las actividades cotidianas permanecen “libres de toda intención”.

No existe razón alguna ni “por qué” para hacer nada. Tratad de investigar este “por qué”. ¡No hay razón alguna para ese “por qué”! ¡No hay razón alguna para ponerse en pie, simplemente nos levantamos! Y cuando comemos, simplemente comemos, sin razón ni “por qué” alguno. Texto zen de Yamada.[100]

Y esta acción sin intención no tiene nada que ver con la mera impulsividad, sino que implica comprender la diferencia existente entre la intención y la acción. El pensamiento (por ejemplo, “es hora de comer”) es completo en sí mismo y algo parecido ocurre con la acción (de comer).

Hazlo todo desde el centro de tu alma, sin “porqué” alguno […] Si le preguntas a una persona auténtica, es decir, a una persona que actúa desde el fondo de su corazón: ¿Por qué estás haciendo eso?, esa persona te responderá del único modo posible “¡lo hago porque sí!

El hombre justo no quiere nada, no busca nada y no tiene razón alguna para hacer nada. Al igual que Dios, el hombre justo actúa sin motivo y, como la vida, que vive por sí misma y no necesita razón alguna para ser, así el hombre sabio no basa sus acciones en motivo alguno.[101]

Las acciones y las realidades de la existencia no tienen razón alguna, simplemente son. Podríamos decir que son de forma absoluta, porque sí.Como el cosmos no tiene “por qué”, ni la tierra, ni la vida, ni nosotros mismos, tampoco sus acciones.
Actuar desde esta conciencia es no actuar desde el ego sino actuar desde el “no-dos”.

 

Nº 22.

La sensación de dualidad aparece en el mismo momento en que la acción se lleva a cabo con la intención puesta en sus consecuencias, es decir, cuando el acto se realiza con la mente puesta en un determinado objeto: yo actúo para alcanzar un determinado resultado .

La sensación de identidad se desvanece precisamente en el mismo momento en que cesa todo esfuerzo intencional.

La diferencia entre la experiencia dual y la experiencia no-dual reside precisamente en la intencionalidad.

Uno debe actuar de un modo que le permita escapar de las consecuencias kármicas (de las consecuencias de las acciones) tanto positivas como negativas, porque ambas se originan en la dualidad.

“No busques al Buda fuera de ti”, subraya el ch’an, porque en la medida en que lo busques, el verdadero buda no podrá despertar. “Si buscas al Buda, serás atrapado por un Buda-diablo; si buscas un patriarca, te verás atrapado por un patriarca-diablo y, si lo buscas todo, todo acabará convirtiéndose en sufrimiento” (Rinzai).

Cuando uno se funde completamente con la acción, deja de haber conciencia de que se trata de una acción.
En la medida en que exista algún tipo de sensación de uno mismo en tanto que agente distinto de la acción, la acción no puede sino ser parcial.

La vida carece de toda finalidad.
Cuando cada instante se vive de un modo pleno, no es preciso buscar sentido alguno a la vida.
El presente puede ser completamente satisfactorio sin que su significado dependa de lo que pueda ocurrir en el futuro.[102]

La acción que pretende algo, genera sentimiento de ego, sentimiento de dos: yo y lo otro. La consecuencia de toda acción con intención conduce a la dualidad. Incluso la búsqueda del Absoluto es una trampa mortal.
Preocuparse por el significado de la vida supone a alguien que va a alguna parte. No hay sentido para la vida; es pura deriva sin sentido, sin propósito. Lo que es, sólo pretende ser, es puro ser sin pretensión. No puede tenerla porque no hay dos.

 

Nº 23.

Decía Huang Po: Si vosotros, estudiantes de la Vía, tratáis de trascender la visión, la audición, la sensación y la conciencia alejándoos de las percepciones, os apartaréis de la Mente (el Absoluto) y no encontraréis puerta alguna por donde acceder a ella.

No busquéis la Mente Única separada de las percepciones ni  las rechacéis en un intento de seguir el Dharma (la Vía). No os aferréis a ellas, no las abandonéis ni tampoco las dividáis. Porque, miremos donde miremos, tanto por encima, como por debajo y alrededor, todo existe de una manera espontánea y no hay lugar alguno que se halle al margen de la Mente (el Absoluto).

La trascendencia del Absoluto no significa que exista una realidad ajena al mundo de los fenómenos (lo que percibimos). No existen dos realidades diferentes, sino que el Absoluto es la realidad de las apariencias; su auténtica naturaleza. El Absoluto es lo único real y no se halla separado de los fenómenos.

Decía Fa-yen Wen-i: La Realidad (el Absoluto) se halla ante nuestras mismas narices y, sin embargo, os aprestáis a tratar de comprenderla en el dominio de los nombres y las formas.[103]

La realidad absoluta está ante nuestras mismas narices, tanto perceptiva como mentalmente, pero nos empeñamos en comprenderla desde las formas de la percepción y desde la interpretaciones y los nombres que le damos. Eso es un gran error, aunque las formas y los nombres sean sagrados.

 

Nº 24.

Decía Kuo-an: Si escuchas los sonidos cotidianos, llegarás a la realización y, en ese mismo instante contemplarás la Fuente. Mires donde mires, no verás otra cosa.
Cuando la visión está adecuadamente concentrada, se comprende que los sentidos no son diferentes de la verdadera Fuente.

Esta es la razón por la cual el maestro chan Haing-yen pudo alcanzar la iluminación al escuchar el ruido de una piedra golpeando una caña de bambú, es decir, cuando oyó el sonido nirvikalpa, no dual, despojado de todo pensamiento.

Porque el hecho es que nuestra mente se halla tan preñada de intenciones que normalmente no observamos los objetos, sino que inferimos su presencia basándonos en una observación meramente superficial. Dicho de otro modo, nuestra modalidad de observación habitual es selectiva.

No estoy afirmando que el lenguaje cree la realidad sino que aquello que se nos aparece como realidad es el resultado de las categorías –fundamentalmente lingüísticas- que imponemos sobre el mundo. Experimentamos el mundo a través de estas categorías lingüísticas que, por otra parte, nos ayudan a dar forma a nuestra experiencia. El mundo no se nos presenta compartimentado en objetos y experiencias, porque lo que se nos aparece como objetos es ya un producto de nuestro sistema de representación. El error consiste en creer que el lenguaje sólo se limita a asignar etiquetas que nos permiten identificar los objetos. Somos nosotros los que dividimos el mundo, y el lenguaje es nuestra principal herramienta para ello. En última instancia, nuestra visión de la realidad está determinada por nuestras categorías lingüísticas.

Parecía como si la naturaleza de los objetos sólidos y materiales –como el florero, la mesa y yo mismo- fuera mucho más fluida de lo que habitualmente suponemos, como si el florero, la puerta y hasta nosotros fuéramos formas cristalizadas de un mismo fluido primordial.[104]

 

Los ojos sólo ven al “no-dos”, al Absoluto. Los oídos sólo oyen su canto. Cuando esto ocurre comprenden que ellos mismos son Él.La realidad absoluta está ahí, directamente, pero compartimentada a la medida de nuestros deseos. Con ellos construimos la dualidad y nos alejamos de la conciencia de “lo que es”

 

Nº 25.

Yung Chia dice que rechazar la ilusión y aferrarse a la verdad es otra forma de ilusión, porque tal discriminación sigue siendo dualista y quien practica de ese modo no tardará en confundir a su hijo con un ladrón.

La mente que cree en la existencia de una verdad objetivable (ya sea de una verdad comprendida o de una verdad que todavía no ha sido comprendida), o que considera que la verdad reside en morar en la mente en blanco […] se identifica con esto, se aferra a aquello y no quiere soltarse, porque cree que su quehacer fundamental consiste en encontrar una “casa” segura y morar en ella.

Si tu mente vagabundea, no la sigas, de ese modo dejará de vagar. Si tu mente desea morar en alguna parte, no la sigas, de ese modo pondrá fin a la búsqueda de morada.
Así es como terminarás poseyendo una mente que no more en parte alguna, una mente que permanezca en el estado de no-permanecer.
Si eres plenamente consciente de que posees una mente que no mora en parte alguna, descubrirás que no hay lugar alguno en el que morar o no morar.

Dice Hui Hai: La mente que no mora en nada es la mente del Buda (del iluminado), la mente de quien ya se ha liberado, la mente bodhi, la mente No-creada […] y ésta es una comprensión que brota desde dentro de uno mismo, una comprensión que proviene de la mente que no mora en ninguna parte.

A lo que se está apuntando es a la inexistencia del yo.
Es muy posible que la mejor definición del nirvâna sea la de que se trata de un estado en el que se llega a realizar la inexistencia del yo.[105]

Hemos visto la percepción y la acción desde la no dualidad, ahora vemos el pensamiento desde la no dualidad.

 

Nº 26.

Hui Neng aclara que el término ausencia de pensamiento no se refiere tanto a la mente vacía de todo pensamiento como a la mente libre de toda identificación. La persona liberada sigue asistiendo a la emergencia de los pensamientos, sólo que no se aferra a ellos.
Aunque sólo exista el yo, ese yo no puede ser conocido, porque conocerlo sería convertirlo en un objeto. Lo que normalmente se pasa por alto a este respecto es que nuestra sensación habitual de identidad es precisamente el resultado de tal objetivación.
Cuando uno pierde la sensación de identidad y se convierte en un pensamiento sin apoyo.
Nos encontramos de nuevo ante una cuestión semejante a la paradoja de la
acción desprendida de los frutos de la acción.  De igual forma, sostiene el Mahâmudrâ, el movimiento del pensamiento no-dual coexiste con la conciencia del no movimiento; un punto al que el maestro chan Kuei-shan Ling-yu se refería como pensamiento sin pensamiento.
El
pensamiento sin pensamiento no equivale, pues, al vacío mental, porque “el pensamiento no-dual es un pensamiento sin pensamiento” del mismo modo que la acción no-dual es una acción sin acción.
Entonces comprenderemos la verdadera naturaleza de los pensamientos, que no se derivan unos de otros, sino que emergen por sí solos.
La sensación de identidad puede ser comprendida como un proceso que trata de confirmarse de continuo sin llegar nunca a conseguirlo.[106]

En el texto se aclara en que consiste el silencio de la mente. Lo primero que afirma es que el silencio de la mente es no identificarse con los propios pensamientos, no depender de ellos, no aferrarse a ellos.
Nuestra sensación de identidad es convertir la Luz en una bombilla, por la objetivación. La Luz no puede ser iluminada, viene de lejos, por consiguiente, la identidad es hacer de la Luz lo que no es.
El pensamiento que no se apoya en la identidad, el sentimiento de ego, es movilidad-inmóvil. El pensamiento que no se apoya en la identidad es sin apoyo.
Pensamiento-sin pensamiento es Luz sin identidad iluminando realidades que no son objetos para esa Luz, porque esa Luz no es sujeto. Los pensamientos sin identidad, sin sujeto que los soporte, no derivan de un sujeto como series, sino que brotan por sí mismos de “lo que es”.
Sólo el “yo” tiene propósitos y por ello encadena los pensamientos.
Quien reflexiona podrá comprender que no hay manera de apuntalar definitivamente la propia identidad. Tal es su fragilidad.

 

Nº 27.

Acércate sin temor al borde del precipicio
Y arrójate decididamente al abismo.
Sólo podrás revivir después de haber muerto. (Poshan)

Si alguien cree que los pensamientos, los anhelos y la gracia especial le acercarán más a Dios que la cocina, el rebaño o el establo, no hace sino envolver su cabeza en una capa y ocultarla bajo el banco. Quien busca a Dios por un camino especial, hallará el camino pero se alejará de Dios que se halla oculto en él, pero quien lo busca sin seguir ningún Camino especial, lo descubrirá tal cual es… la Vida misma. (Eckhart).

Para Sankara el camino es el no-camino, mientras que para Dôgen, el no-camino es el camino.

Ninguna práctica religiosa –ya sea el ritual, la oración, el yoga, el zazen o lo que fuere- puede provocar o conducir nunca a la iluminación, porque la iluminación es una experiencia que no depende de relaciones temporales o causales.

Cualquier método o técnica entendida como algo que conduce a la experiencia de la iluminación alimenta la misma dualidad –entre causa y efecto o entre presente y futuro, por ejemplo- de la que pretende escapar.

El valor relativo de estas prácticas reside en su utilidad para apartar la mente de sus preocupaciones con diversos objetos sensoriales y mentales, y ayudarle a centrarse en sí misma.

El hecho de albergar la expectativa de una experiencia no-dual resulta dualista y, por tanto, engañosa.[107]           

 El texto se propone aclarar la noción de “camino interior” y el uso de métodos.
El camino es arrojarse al abismo, olvidándose de sí mismo. Es sólo hacer el cambio de perspectiva que consiste en pasar de la egocentración a la desegocentración.

Para recorrer ese camino, cualquier actividad vale. Quien busca por el yoga, encontrará el yoga; hay que buscar sabiendo que no hay camino.
¿Qué camino va haber a lo que ya se es? ¿Qué camino puede haber de “lo que es” a “lo que es.”
Comprender que no hay camino, he ahí el camino.

Con acciones desde la estructura egocentrada que es el ego, -todas las acciones del ego son egocentradas-, no se puede salir de la egocentración.

El sujeto que se entrega a un método, se afianza, se fortalece, porque busca su salvación. Los métodos sólo sirven para apartar la mente de sus preocupaciones.

Quien espera experimentar la salvación, está perdido. La expectativa le amarra a aquello de lo que espera escapar.

La clave está en mirar directamente olvidándose del ego por completo, de sus inquietudes, de sus intereses y de sus expectativas. Si el ego busca, no se olvida. Si el ego confía en que con un método logrará lo que persigue, no se olvida.
Simplemente mirar directamente.

 

Nº 28.

 

Dos bellos pájaros son compañeros, siempre han estado juntos en el mismo árbol. Uno de ellos come su fruto de variados sabores, el otro observa sin comer.[108]

Comentario de Sankara: El término se refiere al cuerpo, por su similitud con un árbol, que ha sido arrancado. Los dos tienen el mismo refugio. Uno está identificado con la mente, [..]. Por su falta de discernimiento, come, experimenta el fruto, el fruto de la acción, que tiene como características el placer y el dolor de diferentes sabores, numerosas variedades de experiencias, de sentimientos. El otro, el Ser supremo, eterno puro, inteligente y libre por naturaleza, observa, se mantiene como testigo de todas las cosas.[109]

Estando en el mismo árbol, un ser se encuentra perdido, engañado, y sufre por su impotencia. Hasta que contempla al otro, al Ser supremo en su gloria, y queda libre de sufrimiento. [110]

Comentario de Sankara: La persona que experimenta, cargada por el peso de la ignorancia, el deseo y la acción, a causa de los apegos, permanece hundida, como una concha en las aguas del océano. Porque está convencida de que el cuerpo es el Ser. Y tiene este tipo de ideas: “Éste soy yo, hijo de ése y nieto de aquél. Soy delgado, grueso perfecto, imperfecto, feliz, desgraciado. No hay nada más que esto. Lo que nace, muere y se reúne con parientes y amigos”, y así engañado por su falta de discernimiento, tiene diversos estados bajo la influencia del error. Por el sentimiento de desamparo que tiene al pensar “yo no soy capaz de nada”, “mi hijo se ha perdido”, “mi esposa ha muerto”, “¿qué sentido tiene mi vida?”

[…] habiendo sufrido mucho, un día, una amable persona le muestra el camino de yoga […] Luego se concentra en la mente, por la bondad, la verdad, la castidad y la renuncia de todas las cosas. Y dotado con una mente equilibrada, al contemplar toma conciencia por la meditación del otro, del que es diferente de las limitaciones añadidas del árbol, Aquél que está libre de la trasmigración, y no es tocado por el hambre, lo más íntimo de todo, el Ser supremo, Dios, reverenciado a través de los muchos caminos del yoga. (Descubre entonces) “Yo soy Esto, el Ser de todo, el único, el que habita en todas las criaturas, y no el otro, que está condicionado por las limitaciones añadidas que nacen de la ignorancia, el que está identificado con la Ilusión (Mâyâ).
(Al ver) su manifestación divina, su gloria, ya que la gloria del mundo es realmente la gloria del Ser supremo, al ser consciente de todo esto, se libera del sufrimiento, queda libre del inmenso océano del dolor.[111]

El texto habla de dos tipos de conciencia de lo real: una relativa y otra absoluta, la conciencia de ego  y la conciencia absoluta.
Identificarse con la conciencia relativa es el dolor y la muerte.
Identificarse con la conciencia absoluta es la salud y la liberación.

Por tanto, hay una conciencia aquí, en mí, que no es de ego.
¿Quién o qué es esa conciencia?
Es el testigo. Y el testigo no es una individualidad porque está fuera de la conciencia sujeto-objeto. Pero es pura conciencia.
Podría decirse que viene de lejos. Viene de mucho más lejos que este cuerpo. No tiene nada que ver con las necesidades de este cuerpo, ni tiene que ver con mi individualidad.
Yo soy esa conciencia, esa Luz que no es mi ego, pero que está en mí.
Esa Luz es la conciencia pura, la conciencia absoluta.

 

Nº 29.

Es el gran Âtman, sin origen, hecho de conciencia y que está en los sentidos. Mora en el espacio que existe en el interior del corazón, señor de todo, soberano de todo, rey de todo. La buena acción no lo incrementa, la mala acción no lo disminuye. El señor de todo, el rey de los seres, el protector de los seres. [112] 

Es el Âtman del cual sólo se puede decir: “No, no”; inasible, pues no es asido; indestructible, pues no es destruido; no está adherido a algo, pues no se adhiere; libre de todo lazo; no tiembla; no sufre daño. Y a aquel, ya no lo alcanzan estos pensamientos: “Hice mal, hice bien”. Ha superado estos pensamientos. Lo que ha hecho y lo que no ha hecho no lo atormentan. [113]

Aquel ser hecho de mente y cuya esencia es la luz, mora en el interior del corazón, como un grano de arroz como un grano de trigo. Es el señor de todo, el soberano de todo gobierna todo lo que existe. [114]

 

Los textos aclaran la naturaleza del “testigo”, esa conciencia que está en mí, que no es el pájaro que como los frutos, que es el Absoluto mismo.
El Absoluto inasible, indestructible, libre, es interior a mí mismo, es mi conciencia testigo, el pájaro que no come.
El testigo es la conciencia cósmica que viene de lejos, luz del absoluto, el Absoluto mismo. Puedo advertir esa conciencia.

Cuando el ego la reconoce, sabe que su ser propio no es ese ego, sino esa Luz absoluta. Entonces sabe su irrealidad.

 

Nº 30. 

Ahora la enseñanza respecto al Yo: Yo estoy abajo, yo estoy arriba, yo estoy en el oeste, yo estoy en el este, yo estoy en el sur, yo estoy en el norte: yo soy todo el mundo. [115] 

Ahora la enseñanza respecto al Âtman: el Âtman está abajo, el Âtman está arriba, el Âtman esta en el oeste, el Âtman está en el este, el Âtman está en el sur, el Âtman está en el norte: el Âtman es todo el mundo.

Aquel que ve así, piensa así, conoce así, que se goza en el Âtman, que se regocija en el Âtman, que se une al Âtman, que tiene su felicidad en el Âtman, aquél es supremo soberano, puede moverse a su antojo en todos los mundos. Pero aquellos que piensan de otra manera, aquellos dependen de otros, sus mundos son mundos perecederos, y no pueden moverse a su antojo en ningún mundo.
Para aquel que ve así, piensa así, conoce así, para aquél salen de su Âtman la vida, de su Âtman la esperanza, de su Âtman la memoria, de su Âtman el espacio, de su Âtman el fuego, de su Âtman el agua, de su Âtman la aparición y la desaparición, de su Âtman el alimento, de su Âtman la fuerza, de su Âtman el conocimiento, de su Âtman la meditación, de su Âtman la razón, de su Âtman la facultad de concebir mentalmente, de su Âtman la mente, de su Âtman la voz, de su Âtman las palabras, de su Âtman los Textos sagrados, de su Âtman los actos rituales, de su Âtman todo.

Existe al respecto la siguiente estrofa:
Aquel que ve, no ve la muerte,
no ve la enfermedad,
no ve el sufrimiento.
Aquel que ve, ve todo,
alcanza todo enteramente.[116]

 

El Upanishad llama al Absoluto “Yo”, porque “el que es” es como conciencia, como un Yo.
El Yo es el Âtman, que lo invade todo y es todo.
Quien sabe y vive ésto, es el Supremo Soberano.
Quien no sabe y vive ésto, es perecedero.
Quien conoce su ser, su Âtman, es todo en todo.
El que ve, ya no ve la muerte, ni la enfermedad, ni el sufrimiento. Lo ve todo y lo alcanza todo, porque se sabe “el que es”, el Ser-Conciencia.

                                                

Nº 31.

Aquella pequeña flor de loto, aquella morada que hay en la ciudad de Brahman – en ella hay un pequeño espacio interior. Es necesario buscar, es necesario desear conocer aquello que existe dentro de ese pequeño espacio interior.

Si le dijeran: Aquella pequeña flor de loto, aquella morada que hay en la ciudad de Brahman – en ella hay un pequeño espacio interior. ¿Qué existe dentro de ese pequeño espacio interior, que es necesario buscar, que es necesario desear conocer?
Él debe contestar: El espacio que existe en el interior del corazón es tan vasto como este espacio. En él están contenidos el cielo y la tierra, el fuego y el viento, el sol y la luna, el relámpago y las estrellas, lo que en este mundo a uno le pertenece y lo que no le pertenece – todo esto está contenido en él.

Si le dijeran: Si todo, todos los seres y todos los deseos están contenidos en esta ciudad de Brahman, entonces ¿qué queda de todo ello, cuando la vejez la alcanza o cuando ella se disuelve?
Él debe contestar: Aquello no envejece con la vejez de uno; no perece con la muerte de uno. Es la verdadera ciudad de Brahman; en ella están contenidos los deseos. Es el Âtman que ha apartado de sí todo mal, libre de la vejez, libre de la muerte, libre del dolor, libre del hambre, libre de la sed, cuyos deseos son realidad, cuyo pensamiento es realidad.[117]

La ciudad de Brahman es el cuerpo,
la flor de loto, el corazón,
el espacio interior es la residencia de Brahman.
Hay que indagar ese espacio interno.
En ese espacio interno está “el que es sin espacio”.
Ese espacio interno que es “sin espacio”, contiene todos los espacios.
Eso interior no envejece con mi vejez, no sufre con mi dolor, no muere con mi muerte.
Ese es mi ser verdadero y no el que envejece y muere.

 


[1] Ka. Up. 1, 2, 22.

[2] Sankara, comentario al Brahma Sûtra.

[3] Sv. Up. II, 19.

[4] Ka. Up. I, 3.

[5] B. S. III, 15.

[6] Sankara, comentario al Brama Sûtra, pg. 153.

[7] Br. Up. III, 4, 1; 24, 1.

[8] Ch. Up. VII, 24, 1.

[9] Sv. Up. VI, 11.

[10] Sankara, comentario al Brahma Sûtra., pg. 1.31.

[11] Ibídem, pg. 139.

[12] Br. Up. IV, 4,21.

[13] Nisargadatta, Ser, pg.43.

[14] Ch. Up. VIII, 23, 24.

[15] Sankara, comentario al Brahma Sûtra, pg. 117.

[16] Br. Up. III, 7, 9.

[17] Ka. Up. I, 3, 12.

[18] Sv. Up. VI, 11.

[19] Ch. Up, VI, 8, 7.

[20] Mu. Up. II, 2, 11.

[21] Ch. Up. VII, 25, 2.

[22] Br. Up. IV, 4, 19.

[23] Sankara, comentario al Brahma Sutra, pg. 263.

[24] Mu. Up. II, 1, 1.

[25] Sankara, comentario al Brahma Sutra, pg. 392.

[26] B. S. Pg. II, 3, 5.

[27] Sankara, comentario al Brahma Sutra. Pg. 398.

[28] Br. Up. III, 4, 1.

[29] Tai. Up. 5, 2.

[30] Br. Up. I, 4, 7.

[31] Mu. Up. II, 1, 4.

[32] Br. Up. II, 5, 18.

[33] Sankara, comentario al Brahma Sûtra, pg. 378.

[34] Ibídem, pg 468.

[35] Ch. Up. VI, 8, 16.

[36] B. s. III, 2, 28.

[37] Br. Up. III, 7, 28.

[38] Tai. Up. II, 7.

[39] Ch. Up. VIII, 14.

[40] Ch. Up. I, 3.

[41] Ch. Up. III, 13, 7.

[42] Br. Up. V, 5, 1.

[43] B. G. XV, 12.

[44] Ch. Up. III, 18, 1.

[45] B. S. Pg. 475.

[46] Sankara, comentario al Brahma Sûtra, pg. 157.

[47] Ch. Up. VIII, 1, 1.

[48] Sankara, comentario al Brahma Sûtra, pg 632.

[49] Ibídem, pg. 634

[50] Mu. Up. III, 1, 1-2; Sv. Up. III,  2, 12.

[51] Br. Up. III, 2, 12.

[52] Br. Up. VII, 23.

[53] Mu. Up. III, 2, 9.

[54] Mu. Up. III, 2, 19.

[55] Mu. Up. I, 2, 5-6.

[56] Mu. Up. I, 1, 3.

[57] Ch. Up. VI, 1,1.

[58] Bra. Up. III, 7, 3.

[59] Bra. up. III, 7, 15.

[60] Bra. Up. III, 7, 20.

[61] Bra. Up. III, 7, 22.

[62] B .G. XV, 20

[63] Mu. Up. II, 2.

[64] Samkara, comentario al Brahma Sûtra, pg 441.

[65] Ch. Up. V, 24, 3.

[66] B. S. IV, 1, 13.

[67] Br. Up.  IV, 4, 8

[68] Br. Up. IV, 4, 13

[69] Br. Up. V, 1

[70] Br. Up. V, 2, 1.

[71] Sv. Up. VI, 15.

[72] Sv. Up. III, 8.

[73] Br. Up. II, 4, 5-6.

[74] Kau. Up. I, 3, 12.

[75] Br. Up. III, 4, 1.

[76] Br. Up. III, 5, 1.

[77] Ka. Up. I, 2, 7.

[78] Ch. Up. VII, 7, 1.

[79] Sv. III, 4, 1.

[80] Br. Up. II, 4, 12.

[81] Kau. Up. II, 5.

[82] B. S. III, 2, 16.

[83] Sankara, comentario al B. S. pg. 370.

[84] Br. Up. IV, 5, 13.

[85] Gaudapâda, Kârikâ. I, 16.

[86] Sankara, comentario al B. S. pg. 587.

[87] Sankara, comentario al B. S. pg. 619.

[88] Sankara, comentario a la introducción del Sv. Up.

[89] Sankara, comentario a la introducción del Sv. Up.

[90] Yoga Vâsishtha, pg. 88.

[91] Yoga Vâsishtha, pg. 128.

[92] Yoga Vâsishtha, pg. 174.

[93] Yoga Vâsishtha, pg. 155.

[94] Sankara, comentario al B. S., pg. 599.

[95] Sankara, comentario al B. S., pg. 616).

[96] Ch. Up. III, 14, 2-4.

[97] Kârikâ de Gaudapâda, IV, 47-50.

[98] Kârikâ de Gaudapâda, II, 31.

[99] Kârikâ de Gaudapâda, IV, 58.

[100] Texto zen de Yamada, en: D. Loy: No dualidad, pg. 121-128.

[101] Maestro Eckhart, en: D. Loy: No dualidad, pg. 121-128.

[102] Textos tomados de D. Loy: La no-dualidad, pgs.121-146.

[103] Textos tomados de D. Loy: La no-dualidad. Pgs 70-74.

[104] Textos tomados de D. Loy: La no-dualidad. Pgs. 163-207.

[105] Textos tomados de D. Loy: La no-dualidad. Pgs. 163-207.

[106] Textos tomados de D. Loy: La no-dualidad. Pgs. 155-162.

[107] Textos tomados de: D. Loy: La no-dualidad. Pgs. 221 y 245-253.

[108] Sv. Up. IV, 6.

[109] Sankara, comentario al Sv. Up.

[110] Sv. Up. IV, 7.

[111] Sankara, comentario al Sv. Up.

[112] Br. Up. IV, 4, 22.

[113] Br. Up. IV, 4,  22.

[114] Br. Up. V, 6,1.

[115] Ch. Up. VII, 25,1.

[116] Ch. Up. VII, 25,2; VII, 26, 1.

[117] Ch. Up. VIII, 1, 1-5.