8. LAS ENSEÑANZAS ZEN DEL MAESTRO LIN-CHI
a cargo de Montse Cucarull y Marta Granés
Estudiaremos este documento chino del s.IX que indaga la profundidad informulable de la realidad. El texto de este autor nos ayuda a no quedar atrapados en nuestra cotidianidad. Se trata de un texto vivo y dinámico, en el que se empiezan a dibujar las paradojas que acabarán formalizándose en los koans.
Seguiremos la traducción de Burton Watson “Las Enseñanzas Zen del Maestro Lin-chi” de la Editorial Los Libros de la Liebre de Marzo
Cada sesión combina dos actividades independientes y complementarias entre sí:
De 18:45 a 19:30 h.: práctica de silencio, entorno a algún fragmento del texto.
De 19:30 a 20:45 h.: lectura comentada del texto. Se puede participar sólo en una de las dos actividades.
Del 16 de octubre al 29 de mayo
7 martes, quincenalmente, de 19:45 a 20:45 h.
Aportación: 180 € (fraccionable)
Las enseñanzas Zen del Maestro Lin Chi
Ed. Liebre de Marzo
¿Qué decir de este texto y de este autor? Resulta enormemente fresco y para fresco desconcertante. Lin-Chi es un reconocido maestro del budismo chino del siglo IX fundador de la escuela Rinzai que tiene un acercamiento a la profundidad de la realidad que saliiéndose de los parámetros culturales, lógicos incluso del mismo budismo ortodoxo descoloca a quien se hay acerca. Este texto empuja a salir de la perspectiva cotidiana desde la que miramos, analizamos y afrontamos personas y eventos. Enseña a ser libres de los criterios con los que abordamos la realidad incluso la que se considera más sagrada e intocable.
El texto recoge dichas, sermones y actos de Lin Chi. Lin chi hace uso tanto de expresiones como de situaciones paradójicas para desplazar la mente del oyente. También hace uso de otros procedimientos menos esperados para conseguir este desplazamiento: gritos, golpes de basto, gestualidades, silencios … Lin Chi muestra una viveza y un dinamismo muy poco frecuente que después se acabará formalizando en koans. Es toda una perla de sabiduría.
Aquí una recopilación pequeño del texto que trabajaremos:
Los que han satisfecho las diez etapas de la práctica del bodhisattva, no son mejores que asalariados; los que han alcanzado la iluminación de las etapas cincuenta y una y cincuenta y dos, son prisioneros encadenados; los arhats y los pratyekabuddhas son basura de letrina, bodbi y nirvana son palos para atar a los burros. ¿Por qué hablo así de ellos? Debido a que vosotros, seguidores de la Vía, no os dais cuenta de que este viaje a la iluminación, que lleva tres asamkhya kalpas, carece de sentido. Por lo que estas cosas se convierten en obstáculos en vuestro camino. Si fuerais verdaderos hombres de la Vía, nunca dejaríais que esto ocurriera.
Simplemente, seguid vuestras circunstancias y agotad vuestro antiguo karma. Cuando llegue el momento, vestíos. Si queréis caminar, caminad. Si queréis sentaros, sentaos. Pero en ningún momento utilicéis vuestra mente para buscar la budeidad. ¿Por qué hacerlo así? Un anciano dijo: ‘Si intentáis crear buen karma y pretendéis convertiros en buda, entonces Buda se convertirá en un signo claro de que permaneceréis en el ámbito del nacimiento y de la muerte’»
Seguidores, ¡el tiempo es oro! Corréis sin descanso por las cunetas, estudiando el Ch’an, estudiando la Vía, apegándoos a las palabras y a las frases, buscando a Buda, buscando a los patriarcas, buscando un buen amigo, especulando, planeando. Pero no os equivoquéis. Seguidores de la Vía, tenéis un padre y una madre. ¿Qué más buscáis? Deteneos y miraos a vosotros mismos. Un, anciano explicó que Yajnadatta creía que había perdido la cabeza y se puso a buscarla, pero una vez detuvo la mente que buscaba, encontró que todo estaba bien.
Seguidores, actuad de forma corriente, nos os deis aire alguno. Existe una pandilla de seguidores calvos que no saben distinguir lo bueno de lo malo, pero que pretenden ver dioses y demonios, señalan al este, señalan al oeste; les gusta hablar del buen tiempo y de la lluvia. Los hombres y mujeres de buena familia se ven liados por esta pandilla de zorros salvajes y acaban totalmente confundidos. Ciegos e idiotas. ¡Llegará el día en que tengan que pagar por toda la comida que se ha desperdiciado con ellos! (60-61)
[…]
El Maestro dio instrucciones al grupo, diciendo: “Seguidores de la Vía, lo importante es contemplar las cosas con una comprensión adecuada y verdadera. Id por el mundo a vuestro aire, pero no os dejéis liar por esa pandilla de duendes. El hombre de valor es aquel que no tiene nada que hacer1. No intentéis hacer algo especial, simplemente actuad de un modo ordinario. Sin cesar buscáis algo fuera de vosotros, intentando poner las manos en alguna cosa. Es un error. Insistís en buscar al Buda, pero Buda es solo un nombre. (63 )
Lin Chi dijo: “Si durante un instante tenéis dudas en vuestra mente, esto es el demonio. Pero si podéis entender que los diez mil fenómenos nunca han nacido, que la mente es como un prestidigitador, entonces no existirá ni una mota de polvo ni fenómeno alguno. Todo será limpio y puro, y esto será Buda. Buda y el demonio se refieren simplemente a dos estados, uno contaminado y otro puro.
«Tal como yo lo veo, no hay Buda, no hay seres vivientes, ni antaño ni ahora. Si lo quieres, ya lo tienes; no es algo que precise de tiempo. No existe práctica religiosa ni iluminación, nada . que alcanzar, nada que os falte. En ningún momento existe otro Dharma que éste. Si alguien proclama que hay un Dharma superior a éste, yo digo que debe ser un sueño, un fantasma. Esto es todo lo que os tengo que decir. (67)
[…]
Seguidores de la Vía, no permitáis que ningún viejo maestro os ponga el sello de aprobación en la cara, no digáis: ‘Yo comprendo el Ch’an! ¡Yo comprendo la Vía’ soltando peroratas como una cascada. Todo esto es karma que conduce al infierno. (69)
“Si corréis frenéticamente, estudiando con la esperanza de conseguir algo durante tres asamkbya kalpas, permaneceréis en el ámbito del nacimiento y de la muerte. Es mejor no hacer nada, simplemente sentarse aquí en el monasterio con las piernas cruzadas (85).
[…]
“No poseo ni una partícula de Dharma para dar a nadie. Todo lo que tengo son curas para la enfermedad, artes para liberar de la esclavitud.
[…].
«Os digo, no hay Buda, no hay Dharma, ni práctica, ni iluminación. Vais de este modo por los márgenes, intentando encontrar algo. ¡Ciegos estúpidos.’ ¿Os vais a poner una cabeza sobre la que ya poseéis? ¿Qué os falta? (87)
[…]
“Seguidores de la Vía, aquellos que han abandonado la vida hogareña deben estudiar la Vía. Yo mismo, en los pasados años, dirigí mi atención al vinaya, y también ahondé en los sutras y en los tratados. Pero luego me di cuenta que eran simples medicinas para curar las enfermedades del mundo; exposiciones de asuntos superficiales. Por lo que finalmente los dejé a un lado y busqué la Vía a través de la práctica Ch’an. Más tarde me encontré con un maestro y amigo excelente, y entonces por primera vez mi ojo del Dharma finalmente se volvió agudo y brillante. Podía juzgar a los viejos reverendos del mundo y decir cuál estaba torcido y cuál recto. Pero esta comprensión no me acompañaba cuando mi madre me parió. Tuve que escudriñar, pulir y pasar por experiencias hasta que, una mañana, pude ver claramente por mí mismo. (88)