Yoga del coneixement a Can Bordoi – EJERCICIO 1r

Aquest text correspon als exercicis proposats per Marià Corbí durant el cap de setmana de pràctica del Jñana Yoga o Yoga del coneixement a Can Bordoi al gener del 2008. Es prenen com textos de referència el Yoga Vâsishta de Valmiki i el Mathnawi de Rumi.

Tema:
Anem a treballar sobre la irrealitat del sentiment d’ego i sobre la necessitat de fer peu en una dimensió del nostre propi existir que és en la nostra pròpia interioritat, perquè és la nostra vertadera realitat.

Ho farem des de una doble perspectiva: treballarem la irrealitat del sentiment de l’ego des del Yoga Vâsishtha; i treballarem la necessitat de fer peu en un nivell del nostre propi interior des de Rumí.

Parlen del mateix i exhorten al mateix, però amb estils i plantejaments molt diferents, però, al meu parèixer, complementaris i confluents ..

Començarem amb textos i comentaris del Yoga Vâsishtha (des de l’exercici 1 fins el 5) i seguirem amb textos inspirats en Rumí (exercicis 6 i 7).

EJERCICIO 1º.
El ego, raíz de la acción.

La acción tiene su raíz en el cuerpo que, a su vez, tiene su raíz en el sentimiento de ego.
La acción se enraíza y es para el cuerpo y se apoya en el sentimiento de ego ligado al cuerpo.

Si esta percepción del ego es abandonada, el ego deja de existir y la raíz de la acción queda completamente aniquilada.
Si el sentimiento del ego es abandonado, la raíz de la acción queda aniquilada.

Los que han conseguido esto, no desean poseer nada, ni renuncian a nada. Permanecen instalados en lo que es y sus acciones son espontáneas y no deliberadas; en realidad no hacen nada.
Sin sentimiento de ego, quien actúa es Eso, libre de los deseos, temores y expectativas del ego. El cosmos, “lo que es” actúa libre de los proyectos interesados del ego, sin cálculos, espontáneo.

Como los objetos arrojados a una corriente, se mueven sin poder evitarlo, los que no sienten el ego actúan meramente con sus órganos y no con su ego que no sienten.
Para el que no siente el ego, ¿qué utilidad puede tener hacer o dejar de hacer una cosa?
La cesación de la conciencia de experiencia objetiva o acción, es el estado de equilibrio y ecuanimidad que se conoce como abandono de la acción.
Los que comprenden correctamente el abandono de la acción, estén activos o inactivos, no están haciendo nada.
Los que no sienten el ego, actúan sin actuar. Su acción no tiene consecuencias negativas ni para si mismos ni para otros. Su acción es el Ser actuando
Actuar sin sentir el ego, es pura gratuidad, ecuanimidad, indiferencia de los resultados. “El que es” actúa en nuestra acción y se ocupa de los resultados de la acción. La acción no es nuestra, porque no hay nadie que pueda apropiársela.

Para el que está en paz interior, el mundo entero es un bosque apacible; para el que está preocupado por miles de pensamientos, ese mismo mundo es un océano de dolor.
El que actúa sin actuar, porque ha abandonado el ego, carece de expectativas y está en paz. Para ese el mundo es un jardín.

Efectos del silenciamiento del ego.
Cuando el ego se tranquiliza, la apariencia objetiva se desvanece y la percepción objetiva no se produce, porque una lámpara sin combustible se apaga por sí misma.
Con el ego silenciado, no hay ni objetos ni percepción de objetos.

Cuando la lámpara del conocimiento objetivo no se alimenta con el combustible del ego y del sentimiento de posesión, lo que queda es el autoconocimiento.
Sin ego ni objetos, sólo queda el autoconocimiento. ¿Qué es el autoconocimiento? El conocimiento de que mi realidad no es mi condición de individuo corporal ni de ego, que mi realidad es sólo “Eso que es”.

El que no abandona el sentimiento de yo y mío, no conoce la renuncia ni la sabiduría ni la paz.
La renuncia no es renunciar a esto o a aquello; la renuncia es abandonar el sentimiento de yo y lo mío.
Esa renuncia es la fuente de la sabiduría y de la paz.

Pero uno puede desprenderse fácilmente del concepto de yo sustituyéndolo sin obstáculo por el concepto de que el ego no existe. ¿Por qué dudamos de ellos?
El yo, como substancia separada, no existe. Hay que asentarse profundamente en esa idea.

La conciencia es vacía como el espacio. Date cuenta de ello y permanece en silencio. Eso es el nirvâna.
Saber que mi conciencia no es la conciencia del yo, sino una conciencia no individual y vacía como el espacio, y permanecer en ese saber, eso es la sabiduría, eso es el nirvâna.

La misma percepción que te hace concebir la noción de ego, te permite en un abrir y cerrar de ojos la comprensión de la inexistencia de ese ego.
La percepción misma, que sustenta la noción de ego, puede llevarte a percibir que no eres nadie venido a este mundo.

El sentimiento del ego brota en el ser, como el movimiento brota en el viento.
Comprende y percibe que tu ego es sólo un leve movimiento de “Eso que es”.

En realidad, este sentimiento del ego no es distinto del ser, pues parece brillar a causa del propio ser que es su substrato real.
El ser que parece tener el ego, no es suyo, es del Ser mismo. Viéndose, le ve. Eso es el autoconocimiento.

El ser es en el ser, el infinito es en el infinito, la paz en la paz. Eso es todo; no hay mundo, mi mente, ni ego.
No hay individualidad alguna, ni dualidad, ni realidad fuera de Él. Quien comprende eso reside en el Ser sin calificación ninguna. Eso es la paz.


Yoga del coneixement a Can Bordoi – EJERCICIO 2n

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