A lo largo de un curso, un grupo estuvo trabajando el libro de Sri Nisargadatta Maharaj, Yo soy Eso (Sirio, 2003), con Salvador Juncà y Teresa Guardans. Nisargadatta es un maestro de Bombai, del siglo XX, de la escuela vedanta advaita.
Durante el curso se hicieron también algunas prácticas de meditación con textos seleccionados. Este apartado ofrece las meditaciones propuestas.
El silencio no es inactivo.
La flor llena el espacio con su perfume, la vela con su luz;
no hacen nada y, sin embargo, su presencia lo transforma todo.
Su presencia misma es acción.
(Nisargadatta Maharaj)
Líneas generales de la orientación de Nisargadatta:
“Para conocer lo que es, primero tiene que investigar y saber lo que no es. Y para saber lo que no es, tiene que vigilarse a sí mismo cuidadosamente, rechazando todo lo que no concuerde con el hecho básico: «soy». Las ideas como «he nacido en tal sitio» (…) y así sucesivamente, no son inherentes al sentido de «soy». Nuestra actitud común es «soy esto». Separe perseverantemente el «soy» de «esto» y trate de sentir lo que significa ser, simplemente ser, sin ser «esto» o «aquello». Todos nuestros hábitos se oponen a ello y la tarea de combatirlos es larga y, a veces, pesada, pero un entendimiento claro ayuda mucho. Cuanto más claramente entienda que en el nivel de la mente usted sólo puede ser descrito en términos negativos, más rápidamente llegará al fin de su búsqueda y a realizar su ser ilimitado. Sabiendo lo que no es, llegará a conocerse a sí mismo”. (Yo soy Eso, p.102)
“El propio hecho de la observación altera al observador y a lo observado. A fin de cuentas, lo que impide el reconocimiento de la verdadera naturaleza de uno es la debilidad y la torpeza de la mente y su tendencia a pasar por alto lo sutil y centrarse sólo en lo grosero. Cuando usted sigue mi consejo e intenta mantener la mente sólo en la idea «yo soy», se hace consciente de la mente y sus caprichos. La conciencia en sí, siendo armonía lúcida (sattwa) en acción, disuelve la pereza y aquieta la agitación de la mente, y suavemente pero con firmeza cambia su misma sustancia. Este cambio no tiene por qué ser espectacular, tal vez apenas se note; sin embargo, es un giro profundo y fundamental, de la oscuridad a la luz, de la inadvertencia a la conciencia.” (Yo soy Eso, p. 371)