Práctica de meditación 25

 

Lo que soy, Señor, os lo ofrezco, pues vos sois todo lo que soy… (de La Nube del no-saber)

Como hemos ido viendo, el autor de la Nube del no saber propone trabajar la atención plena en el hecho mismo de existir como vía para disolver la pantalla de falsas identificaciones, proyectos, expectativas, etc. con la que el ego esconde la Realidad, mayúscula, Absoluta, Una… dentro y fuera de nosotros mismos.
La propuesta de vivir la práctica como una ofrenda, como un vaciarse a sí mismo, ayuda a no caer en la trampa de convertir el cultivo interior en un ejercicio que todavía aumente más el «yo», la gran consideración que nos tenemos , etc.

Práctica:

1. Recogimiento de la atención con ayuda de la respiración. Seguir el flujo del aire durante un rato, sin dar lugar a otros pensamientos; sólo observar la respiración, que la conciencia del hecho mismo de respirar nos ocupe por completo.

2. Lectura pausada del texto, haciéndonoslo nuestro durante unos minutos:
”Procura que nada ocupe tu mente aparte del impulso desnudo, sin tratar de revestirlo de ningún pensamiento en especial (…) sólo que es tal como es. (…) Únicamente un pensamiento desnudo y un sentimiento ciego de tu propio ser, como si quisieras decir…: Lo que soy, os lo ofrezco, porque eres todo lo que soy.
Procura que nada ocupe tu mente fuera de ese impulso desnudo, sin buscar en ocuparte en ningún pensamiento especial relativo a Dios, como es Él en sí mismo, o en sus obras, sino sólo que es tal como es. Este impulso será para tu pensamiento y tu sentimiento como un pensamiento desnudo y un sentimiento ciego de tu propio ser, como si quisieras decir..:
Lo que soy, os lo ofrezco, porque eres todo lo que soy.
(de la Nube del no saber)

Seguir la orientación que el texto propone. Nos podemos ayudar uniendo alguna breve expresión con el ritmo de la respiración. Cada uno usará la que más le pueda ayudar a recogerse, a silenciarse, a ensancharse por dentro para hacerle espacio «al sin límites»: Eres. Sólo Tú. Todo lo que soy. Todo lo que soy, Es. Sólo lo que Es, lo que es, sólo lo que es…
Respiración y expresión unidas, símbolo de esta presencia de existir que todo lo es. Todo lo que soy, Es. Sólo la paz es. Sólo la paz. / Es /

3. Unas últimas respiraciones profundas, relajando la atención. Al retomar el «ritmo cotidiano» mantener en lo posible la atención interior hacia el que «Es».

Si en algún momento del día se ha llevado a cabo una práctica de este estilo, sin dedicarse a otra cosa durante un rato, no es difícil (o no es imposible) retomar el hilo de la misma en otros momentos, volviéndose a situar en esa certeza interior. Mientras nos dirigimos a casa o al lugar de trabajo, mientras nos trasladamos, caminamos,…

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