6a. Meditación orientada con La nube del no saber
TEXTO
… que la palabra inunde tu espíritu de su sentido (…) de forma que en tu mente y en tu voluntad no haya ninguna otra cosa que ese sentido.
Fija firmemente la palabra en tu corazón y, pase lo que pase, no dejes que se te escape. Con ella podrás retener bajo la nube del olvido cualquier otro pensamiento.
En verdad te digo que esta obra exige una gran serenidad y una plena y clara disposición tanto de cuerpo como de espíritu. (La nube del no saber)
1. Recoger la atención con ayuda de la respiración. Unas primeras respiraciones profundas, Después pondremos atención en el recorrido, siguiendo su penetrar, la inspiración y la expiración.
2. Tomaremos contacto con el EXISTIR. Que el hecho mismo de ser, posea más y más nuestra conciencia, todas nuestras capacidades, nuestro sentir profundo.
3. Recuperaremos aquella expresión significativa ya ensayada otras veces, uniendo la atención hacia «El que es» con la expresión significativa.
El texto del maestro hindú Nisargadatta puede ayudarnos a entender el sentido de esta práctica.
El propio hecho de la observación altera al observador y a lo observado. A fin de cuentas, lo que impide el reconocimiento de la verdadera naturaleza de uno es la debilidad y la torpeza de la mente y su tendencia a pasar por alto lo sutil y centrarse sólo en lo grosero. Cuando usted sigue mi consejo e intenta mantener la mente sólo en la idea «yo soy», se hace consciente de la mente y sus caprichos. La conciencia en sí, siendo armonía lúcida (sattwa) en acción, disuelve la pereza y aquieta la agitación de la mente, y suavemente pero con firmeza cambia su misma sustancia. Este cambio no tiene por qué ser espectacular, tal vez apenas se note; sin embargo, es un giro profundo y fundamental, de la oscuridad a la luz, de la inadvertencia a la conciencia.
[Pregunta: ¿tiene que ser la fórmula «yo soy»? Si me concentro en la frase «hay una mesa» ¿no servirá igualmente?]
Como ejercicio de concentración, sí, pero no le llevará a usted más allá de la idea de una mesa. Usted no está interesado en mesas, lo que usted quiere es conocerse a sí mismo. Para lograrlo mantenga firmemente en el foco de la consciencia la única pista que tiene: su certeza de ser. Esté con ella, juegue con ella, examínela, profundice en ella, hasta que el cascarón de la ignorancia se rompa y usted emerja al reino de la realidad. (Nisargadatta. Yo soy. ed. Sirio, p.371-372)