Nisargadatta P9

9. Silencio con el capítulo 63 (Nisargadatta. Yo soy Eso) y el texto sobre Karma Yoga

1. Práctica de atención

Unos minutos de observación de la respiración. Dejando cualquier otra ocupación a un lado.

 

2. Orientaciones 

Sólo hay vida [pero … ] en la misma vida surge un pequeño torbellino en la mente el cual se complace en fantasías y se imagina a sí mismo dominando y controlando la vida. El falso ser (…) está siempre atareado en asegurarse la continuidad.

La propia idea del hacer, de ser una causa, es esclavitud. (404)

Todo prende de la idea “yo soy”, ella está en la raíz de todo problema. Es una especie de piel que lo separa a usted de la realidad. Lo real está tanto dentro como fuera de la piel, pero la propia piel no es lo real.

A fin de cuentas todos los yogas, sea cual sea su origen y su carácter, sólo tienen una finalidad: salvarle a usted de la calamidad de la existencia separada, salvarlo de ser un punto sin sentido en medio de un vasto hermoso cuadro. (405) 

También el Karma Yoga, es decir el «yoga de la acción», el yoga de la vida cotidiana, es una propuesta que ayuda a vivir menos atrapados en los mecanismos del yo. Para que la vida, la acción, puedan tener un sentido profundamente arraigado en la existencia, orientado desde un interés ilimitado por todo. 

Los cuatro principios que resumen el Karma Yoga:

1. No considerar ninguna acción como «sin importancia” o despreciable, o incompatible con el rol que creemos tener en la vida.

2. No desear ni temer los resultados de las acciones que llevamos a cabo.

3. No ligarse (emocionalmente, mentalmente) a la acción durante su realización.

4. Ni mientras actuamos, ni después de actuar, debemos considerarnos los protagonistas de la acción.

(Del resumen de S.Juncà, del libro de J. Herbert, El yoga de la vida cotidiana. Dervy Livres, 1979)

 

2. Ejercicio

Desde esta perspectiva, observaremos algún aspecto, algún ámbito de nuestra actuación cotidiana, alguna de las franjas de ocupaciones.

• En primer lugar intentamos reconocer expectativas personales (y lo que generan: miedos, deseos, inquietudes, correderas …). Observamos nuestro personaje actuando en ese ámbito: qué quiere, qué persigue, cómo reacciona ante el éxito y el fracaso, el aplauso o la ignorancia de los demás; qué exige de los demás. Observo cuidadosamente, sin prisa. Como quien mira una obra de teatro e intenta captar los móviles, los intereses etc de algún personaje.

(Los «4 principios» mencionados nos orientarán en esta observación). 

• Demos un paso más. Si no hubiera nadie para «premiar» la acción, si no hubiera nada que conseguir a nivel personal, ¿qué es lo que vale la pena de ese ámbito de actuación?, ¿cómo darle un sentido a esa acción (o ámbito de actuación) por sí mismo, con independencia del resultado, con independencia del poco o mucho «éxito», que haya alguien para aplaudir o nadie?.  Observo con atención, procuro ver el valor que pueda tener ese ámbito de acción por sí mismo, algún aspecto valioso por sí mismo. Quizás no todo tiene sentido, pero seguramente algún aspecto o aspectos sí. O se le podría dar algún sentido. 

• ¿Puedo introducir alguna modificación que me ayude a poner el énfasis en la fuente del ser, en la profundidad, y a alejarme de la actuación que gira en torno a las ansias del yo?

 

 

La práctica consiste en cambiar el énfasis, llevarlo desde la persona superficial y constantemente cambiante al testigo inmutable, siempre presente.

La oscuridad es el olvido de sí mismo. Cuando estamos absortos en otras cosas, en el «no-ser», olvidamos el ser. Es natural. Sabiduría es no olvidar nunca el ser, como la fuente siempre presente en todo, en quien experimenta y en la experiencia.

         (Nisargadatta)

 

 

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