Contenido
La secularización de la espiritualidad
Nuevas formas de espiritualidad y sabiduría
Sabiduría en las grandestradiciones
LIMITACIONES DEL TÉRMINO ESPIRITUALIDAD
CÓMO CULTIVAR LA CUALIDAD HUMANA PROFUNDA CUANDO NO VA UNIDA AL PATRÓN DE LOS NUEVOS PROYECTOS DE MOTIVACIÓN Y COHESIÓN SOCIAL
RELIGIÓN Y ESPIRITUALIDAD
La secularización de la espiritualidad
Son muchos los indicios que apuntan a esta secularización, pero quiero fijarme especialmente en la aproximación de las Naciones Unidas al hecho religioso.
Las Naciones Unidas valoran la religión como un patrimonio cultural, ético y espiritual común de la humanidad. Esta valoración ha ido surgiendo debido al interés por conseguir que la paz se consiga en las mentes de los seres humanos. De este interés surgió, especialmente en la época de Federico Mayor Zaragoza, la formulación de la cultura de la paz. El desarrollo de esta cultura hizo que las distintas divisiones, especialmente la de ciencias humanas y la de cultura, fueran cultivando el diálogo intercultural y, por ello, el diálogo interreligioso que Raimon Panikkar consideraba esencial. Esta visión inclusiva y pluralista de la UNESCO finiquita ideológicamente las pretensiones de exclusivismo radical de algunas ortodoxias y fundamentalismos religiosos o laicos, y ello filosóficamente aunque todavía no teológicamente ni prácticamente. Siguen existiendo, y probablemente seguirán todavía durante un tiempo considerable, dogmatismos confesionales pero cada vez más reducidos a posturas y comportamientos diáfanamente sectarios. Las Naciones Unidas al hablar de religión y de convicciones usan a menudo el término de «creencia». Aunque no es mi pretensión en este artículo entretenerme en este punto, quiero sinceramente reconocer el papel fundamental que en esta evolución positiva del pensamiento de las Naciones Unidas, más allá de los intereses de los estados de escapar a las amenazas de los conflictos y las guerras, ha ido jugando una especie de conspiración espiritual secreta de humanistas de diferentes creencias y convicciones.
La filosofía de la UNESCO y, en general, de las Naciones Unidas, con la consagración del derecho fundamental y universal a la libertad de pensamiento y de religión, conlleva una despatrimonialización de las creencias y las convicciones. Así se permite el libre acceso y la legitimidad de derecho, cuanto menos, del «uso y disfrute» de las sabidurías de la humanidad.
La despatrimonialización se ve reforzada por la liberalización del hecho religioso y espiritual de la que hemos hablado en otras ocasiones y que, a pesar de todo, es ya claramente irreversible[1].
Nuevas formas de espiritualidad y sabiduría
Las nuevas formas de espiritualidad, más allá de los nuevos movimientos religiosos, se han ido consolidando cada vez más en ciertos sectores de clases mediadamente acomodadas de la sociedad occidental preocupadas por conseguir un cierto bienestar personal. Estos nuevos movimientos espirituales han sido identificados en algunos casos total o parcialmente con el movimiento de la Nueva Era (New Age).
El origen del New Age[2] está relacionado con comunidades religiosas metafísicas y de cariz esotérico de la década de los setenta y de los ochenta del siglo pasado. Se trata de un movimiento marcadamente femenino. A finales del siglo XIX Helena Petrovna Blavatsky, cofundadora de la Sociedad Teosófica, anunció la llegada de una Nueva Era y proponía que los teósofos ayudaran a preparar la humanidad para colaborar con los maestros de la Gran Hermandad Blanca, cuya llegada era inminente. Esta doctrina tuvo una buena acogida entre espiritistas y partidarios de la astrología que consideraban que la llegada de la Era de Acuario auguraba un período de hermandad e iluminación. La sucesora de Blavatsky, Annie Besant anunció la llegada de una especie de mesías salvador que creía que era el maestro hindú Jiddu Krishnamurti. Alice A. Bailey, en la década de los 40 consideró también que ese mesías/maestro era Maitreya. Bailey estableció el programa “Triángulos” en que tres personas se juntaban para meditar y elevar así el nivel de consciencia de la humanidad. En los años sesenta un rico mecenas Anthony Brooke a través de su Universal Foundation anunció la venida de un mesías para la Navidad de 1967, lo que no ocurrió aunque sí favoreció la creación de toda una red grupos de Nueva Era. La corriente teosófica del esoterismo tuvo varios episodios conflictivos: acusaciones de simulaciones de fenómenos paranormales (dirigidas a Blavatsky), diversos escándalos sexuales, la deserción de Krishnamurti. Sin embargo los teósofos contribuyeron a la aceptación de la noción de realidad psíquica y elevaron el conocimiento de las religiones no cristianas.
El New Age nació en los años setenta cuando el teósofo David Spangler impulso la Findhorn Foundation (comunidad emblemática del noroeste de Escocia)[3]. Para este teósofo la Nueva Era astrológica de Acuario liberaba nuevas energías espirituales que habían iniciado la llegada de la Nueva Era. El protagonismo pasaba a ser de los que creían en la Nueva Era, ya no había de ser esperada sino edificada. Pronto se añadieron al movimiento psicólogos amantes del uso de drogas alucinógenas para conseguir experiencias místicas, como Richard Alpert i Timothy Leary[4]
Según John Gordon Melton la Nueva Era reúne diversas creencias alrededor de dos únicas ideas. Una es la predicción de que una nueva era de masivo despertar de conciencia entre la población provoca una paz internacional sin racismo, pobreza, enfermedad, hambre o Guerra situando al ser humano en un camino de constante transformación y crecimiento espiritual. Una serie de prácticas relacionadas con el ocultismo fueron integradas como instrumentos útiles en el proceso de transformación personal. A ello se añadió el papel de la psicología transpersonal y de otras disciplinas académicas que valoran el papel de prácticas que alteran la consciencia como, por ejemplo, el zen, que puede ser practicado más allá del contexto religioso que lo vio nacer. La “sanación planetaria” y la transformación social pretenden ser integradas. El movimiento se alió con el movimiento de salud holística. También se buscó la integración de las artes adivinatorias (astrología, tarot, I Ching, etc.). En los años álgidos de los 80, dos instrumentos de transformación, el channeling y el uso de cristales, fueron identificados con la Nueva Era. Muchos de los líderes del movimiento ejercieron de médiums hablando en nombre de extraterrestres o de seres preternaturales sobre temas filosóficos, espirituales o psicológicos. El movimiento llegó a pensar que una serie de reuniones masivas organizadas que habían de provocar un cambio de consciencia[5]
Al final de la década de los 80, un grupo de líderes del movimiento afirmaron que aunque creían en la transformación personal no sucedía lo mismo con el advenimiento de la Nueva Era. Ante la agonía del movimiento en los 90 se hablaba ya del cambio de la Nueva Era a un Nueva Etapa. A pesar de ello el pensamiento de la Nueva Era sigue vigente como se puede observar en librerías, publicaciones periódicas y organizaciones[6].
Algunos hitos editoriales
Una de las obras de referencia de la New Age, la Conspiración de Acuario, de Marilyn Ferguson[7], identifica la etapa de la Nueva Era como la que «descubre otras fuentes de poder y el modo de usarlo en beneficio de su propia plenitud y al servicio de los demás»[8]. Parece claro que la regla general de esta transformación nueva que se nos ofrece es que «los valores interiores, lo mismo que la reforma interna, deben preceder a todo cambio exterior»[9]. Cuando Ferguson habla del desapego lo hace en el contexto de una nueva economía que opta por la simplicidad que garantizará un mejor equilibrio entre los aspectos materiales y no materiales de la vida. Este desapego de las posesiones materiales de la vida sencilla puede resultar incluso «placentero» porque las formas de vida sencilla pueden constituir un placer en sí mismas»[10]. Sin embargo, este desapego parece distar mucho del descentramiento o liberación del propio ego del que hablan los maestros de sabiduría. Para Ferguson la plenitud personal es fundamental y ésta no tiene mucho -por no decir nada- que ver con la desegocentración.
Eckhart Tolle, considerado por muchos como el autor espiritual más famoso en los Estados Unidos y seguidor, entre otros, de Ramana Maharshi y del Advaita Vedanta, cuando habla del camino hacia la realización espiritual, habla sobre cómo lo negativo puede ayudar a «liberarse de las falsas imágenes del yo y de los objetivos y deseos superficiales dictados por el ego»[11], dando por sentado que hay imágenes reales del yo y objetivos y deseos profundos del ego. Lo falso en uno mismo es lo que es externo y que si se convierte en un yo, entonces se convierte en un problema personal[12]. Tolle afirma que hay un verdadero yo que tiene sus raíces en el Ser[13]. El Ser es accesible para el ser humano como «suyo más profundo, su verdadera naturaleza»[14], que reconoce inmediatamente la verdad espiritual, vibra con ella y extraes fuerza de ella»[15]. Además el ego falso está vinculado al dolor y al sufrimiento, razón por la cual la experiencia espiritual tiene, para él, mucho que ver con la sanación. Sin embargo, Tolle aborda la verdadera prueba del algodón de la descentración del ego: la muerte como desidentificación final[16]. Acercarse a la muerte es una gran oportunidad para la realización espiritual porque facilita la muerte del falso yo:
«Cuando atraviesas [el portal], dejas de extraer tu identidad de la forma psicológica creada por la mente. Entonces te das cuenta de que la muerte es una falacia, de la misma manera en que tu identificación con la forma era también una falacia. El final de la falacia: esto es lo único que representa la muerte. Sólo es dolorosa mientras te aferres a la falacia.»[17]
El «yo infeliz» es el que ha vivido identificado con el propio cuerpo-dolor como resultado de una ficción urdida por la mente[18]. A pesar de lo que pueda parecer, parece difícil poder considerar a Tolle como un autor típicamente New Age.
Helen Schucman escribió, con la ayuda de su editor William Thetford, una especie de manual para conseguir una transformación interior: Un curso de milagros (1965-1972), que fue publicado por la Foundation for Inner Peace en 1976. Algunos lo han llamado la «Biblia de la New Age». La autora principal fue una persona con experiencias paranormales que creyó escuchar la voz interior del mismo Jesús. Este tono de revelación fue bien recibido inicialmente por el sacerdote católico Benedict Groeschel, que después terminó desautorizando el movimiento que surgió de la publicación considerando el relato una «falsa revelación». Sea como sea, esta publicación ha disfrutado de un gran eco en todo el mundo y algunos la han considerado una figuración New Age del Cristianismo. La obra tiene un claro tono cristiano y teísta[19], pero sin embargo rechaza de plano la terminología cristiana de «expiación», de castigo y de autosacrificio de Dios Padre en su Hijo Jesucristo[20]. Se psicologiza el cristianismo y se cristianiza la psicología pero se hace utilizando los recursos filosóficos de interiorización de las tradiciones religiosas orientales (por ejemplo la percepción máyica del cuerpo y del universo[21], la filosofía de unificación del yoga, gestión del deseo del budismo, etc.). Es clara una cierta alianza que le otorga un predicamento especial, El libro es una forma de gnosis[22]. Sólo el pensamiento perfecto y el amor «salvan»[23]. El dualismo teísta queda desdibujado al dar mucha importancia a la mente, muy por encima de la revelación[24]. El milagro tiene un valor temporal y meramente instrumental, ahorra un aprendizaje de miles de años[25] y es la aceptación y percepción de la verdad[26], que es una percepción con amor[27]. Ciertamente la «filiación» divina aparece como una realidad universal, sin exclusión ni privación[28]. Muchos de los mensajes cristianos son psicologizados. El miedo es una falta de amor y el amor conduce a la libertad[29]. El pecado es la necesidad, una proyección y una creación falsa, que supone la negación de la verdad[30]. La acción sólo pertenece a Dios y el ser humano ha de dejar que Dios actúe, hacer la voluntad de Dios, actuar desinteresadamente[31].
El ser humano vive separado, escindido y no se conoce. El «ego es un intento erróneo de la mente de percibirte tal como deseas ser, en vez de como realmente eres»[32]. Así «una mente separada o dividida no puede sino estar confundida.»[33]. El yo es una pura construcción[34]. No cabe duda de que la mezcla de espiritualidad interior y cristianismo con una voluntad de sanación y armonización del equilibrio psicológico apuntan más bien a una “mutación» del ego que a una real desegocentración. El objetivo del maestro o modelo Jesús es la liberación del ego, que es el enemigo del Espíritu y de Dios[35], y esto se consigue sanando la mente de la percepción concreta y facilitándole un conocimiento impersonal[36], que escape de todos los conceptos[37]. La misma Parusía se identifica con el dominio del ego y la curación de la mente[38]. Los autores afirman sin ningún reparo que “curar es hacer feliz”, es decir, unificar e integrar la mente y hacerle superar su experiencia o percepción de escisión –incluso llegan a hablar de “depresión”-[39]. Todo el libro rezuma una seducción por facilitar el bienestar. Rechaza la cruz, el sufrimiento y el martirio[40]. Es un ejemplo emblemático del desplazamiento de la religión a la terapia espiritual orientada a permitir un ego sano, unificado –sin culpa, ni miedo ni sufrimiento-, vivo[41] y poderoso más que a liberarse realmente del ego[42]. La “muerte no existe” y “lo único que existe es la vida”[43].
Sabiduría en las grandes tradiciones
La constante de la sabiduría de las grandes tradiciones religiosas y espirituales de la humanidad ya ha sido tratada en sendas publicaciones de Marià Corbí en que se presenta como IDS (Interés, distanciamiento o desapego y silenciamiento) e ICS (indagación, comunicación y servicio)[44]. Esta experiencia de cualidad humana profunda se ha hecho consciente y se ha expresado en las diversas tradiciones con diversos lenguajes en diversas proporciones o acentos. Así los lenguajes del amor, del conocimiento intuitivo u holístico y de la acción desinteresada aparecen en estado más puro o mezclados de maneras diversamente creativas. No significa que una tradición se identifique necesariamente en exclusiva con uno de estos lenguajes. Más bien aparece según diversos acentos, en función de la herencia recibida, del contexto histórico y cultural, etc.
Sabiduría atea
La espiritualidad atea es un ejemplo claro de cómo la cualidad humana profunda o espiritualidad puede darse y se da sin creencias, sin rituales, sin jerarquías, sin dogmas, sin mitos. El ateísmo puede entenderse de diversas maneras. En los últimos años se ha producido un claro desplazamiento desde posturas beligerantes antiteístas a actitudes propositivas que plantean la posibilidad de un ateísmo abierto al reconocimiento e incluso al cultivo de una dimensión espiritual del ser humano, aunque esta misma dimensión «espiritual» pueda incluso plantearse como material o «energética».
Además de la reciente reivindicación de la espiritualidad atea de manos de algunos filósofos y pensadores, como, por ejemplo, André Compte-Sponville, hay dos tipos de espiritualidad atea: la negativa, de crítica y denuncia valerosa de las religiones y sus planteamientos de autoridad y sumisión, y la positiva o propositiva que afirma la vida por encima de la muerte, de la plenitud humana y de reconocimiento de un Absoluto sin forma[45]. En una sociedad de conocimiento, la primera ya no será necesaria, mientras la segunda aparece, al menos, como una de las formas posibles.
Desde Jean Meslier, la humanidad ha gestado a lo largo de los siglos una profunda actitud de rebeldía ante los sistemas de creencias en un absoluto con forma determinada que se imponían a los seres humanos. La reacción defensiva y hostil de los creyentes supuso, con el tiempo, un enfrentamiento más o menos abierto, especialmente cuando el marxismo se hizo el defensor de posturas ateas. Sin embargo el ateísmo del marxismo no dejaba de ser un planteamiento sin creencias que permanecía bajo una «creencia» en el absoluto de la historia y dela ciencia que, sin embargo, seguía, en contra de lo que pudiera parecer, bajo lo que Corbí llama el patrón «R» (religión), puesto que exigía todavía sumisión, se imponía y se basaba en una epistemología mítica que seguía creyendo que la realidad nos viene dada y no se construye[46]. El ateísmo había dado un paso necesario de liberación pero no era capaz de asumir el valor de la libertad y revelándose totalmente insuficiente ante las demandas de la sociedad de conocimiento.
LIMITACIONES DEL TÉRMINO ESPIRITUALIDAD
El término espiritualidad ha aparecido en estas últimas décadas como una alternativa al término religión. Se utiliza para «salvar» lo «salvable» del hecho religioso, que suele ser lo que no está ceñido a la rigidez de las creencias, dogmas, moral, liturgia, institución, etc. Así suele quedar lo que hace referencia a la experiencia personal y colectiva de la dimensión absoluta. En una antropología dualista, de corte eminentemente agrario, la espiritualidad seria la dimensión humana que se cultiva con el alma o con el espíritu, alejada o separada totalmente del cuerpo y de la materia. Esta acepción del término espiritualidad no es compatible con una sociedad donde el paradigma agrario ya no juega un papel central. De hecho la sociedad industrial pretendió superar el dualismo cuerpo/alma con otro planteamiento antropológico que se inspiraba en la concepción básica de animalidad racional. La espiritualidad quedó rechazada ideológicamente, aunque la presencia de la dimensión absoluta del ser humano estuvo presente de manera más o menos implícita en los grandes maestros de la sospecha y en los grandes inspiradores de las ideologías socialistas, comunistas y anarquistas.
La verdad es que la anunciada secularización con la desaparición de la religión no se produjo, al menos de la manera prevista por algunos. La espiritualidad parece haber rescatado la religión hundida. El campo semántico dela espiritualidad se ha ido recubriendo en los últimos decenios con una amalgama de espiritualidades orientales en el sentido tradicional del término, terapias alternativas y saberes más o menos esotéricos[47]. Todo ello supone para no pocos expertos en ciencias de las religiones un desplazamiento del hecho religioso, de manera que el término religión y espiritualidad pueden llegar a ser en la práctica sinónimos funcionales.
Sea como fuere, parece bastante evidente que el protagonismo y el liderazgo en el campo de la religión/espiritualidad lo ejerce actualmente lo que suele llamarse como New Age, del que ya hemos hablado.
Más allá de las preferencias y simpatías personales, la verdad es que tanto el término religión como el de espiritualidad -un poco menos- tienen muchos detractores, especialmente en una sociedad científico-técnica donde lo que no es empírico y demostrable es sospechoso de superstición, error, falsedad y engaño. Las heridas y errores del pasado pesan mucho y son difícilmente reparables. De manera que no parece descabellado buscar una terminología alternativa capaz de expresar lo que de la religión y la espiritualidad puede estar todavía vigente.
La identificación de un término alternativo adecuado a la nueva situación parece estar íntimamente relacionada con la formulación de una nueva antropología. Una nueva antropología como la que propone Marià Corbí cuando habla del ser humano como un viviente que se constituye por el habla. Ante la estructura binaria de los animales (ellos y el medio/objeto que satisface sus necesidades), el ser humano supone «una naturaleza no-naturaleza, por su doble acceso a la realidad», un ser en el abismo, un ser, sin embargo, libre de toda sumisión al medio. El habla es una invención biológica que permite al ser humano la adaptación más flexible y dinámica al medio. El habla crea un viviente -el ser humano- con una estructura ternaria: «el sujeto de necesidad, la lengua como intermediaria, y el medio». La cultura tiene una función biológica, puesto que, aunque la determinación genética humana afecta a la condición biológica, al modo simbiótico de vida, a la condición sexual y a la competencia lingüística, sin embargo, deja indeterminados los «cómo»: cómo sobrevivir en el medio, la forma de asociación para sobrevivir, cómo organizar la sexualidad y la reproducción y la forma de lengua concreta. La finalidad del habla es completar la indeterminación genética y construir una naturaleza humana viable. Ello se consigue con los mitos y símbolos en las sociedades preindustriales y con la construcción consensual de las colectividades en sociedades de conocimiento. El invento básico del habla es transferir el significado de las cosas o medio al soporte acústico. Así se hace posible el doble acceso a la realidad:
«Así se produce la distancia entre la interpretación/valoración de la cosa, que ahora reside en la forma acústica, y la cosa misma. Así los humanos tenemos un doble acceso al medio y a nosotros mismos. El primero es el acceso al significado que tiene para nosotros, que es la interpretación/valoración de las cosas en relación a nosotros como vivientes necesitados, y el segundo es el acceso a las cosas mismas, independientes de su significado para el viviente necesitado que somos.»[48]
La experiencia de lo real para mí -relativa a mi ser necesitado- y la experiencia de lo real en su ser y valor absoluto son el doble acceso a la realidad que permite el ser animal viviente constituido por el habla. Corbí afirma:
«Esa naturaleza no-naturaleza o doble experiencia de lo real es nuestra cualidad específica humana, nuestro núcleo antropológico. Nuestra cualidad específica humana nos permite comprender y sentir que «Eso de ahí«, que me incluye también a mí, no es como yo pueda concebirlo ahora o en el futuro. Esa es la experiencia constitutiva de la humanidad y la raíz de nuestra naturaleza sin-naturaleza.»[49].
El doble acceso es un invento biológico no una creación cultural. Permite al ser humano adaptarse al medio o adaptarlo al ser humano cuando convenga, discerniendo claramente que el mundo de la diversidad «es nuestra construcción y que lo que realmente hay es no dual»[50]. Se trata de una nueva antropología que es un proceso de hominización:
«comprender ese largo proceso de hominización, sin creencias, pero conscientes de nuestro doble acceso a la realidad y, por tanto, de la doble dimensión de la realidad, relativa y absoluta, es fuente de lucidez que es cualidad humana. Estamos todavía inmersos en este proceso de hominización; proceso que ahora hemos de regir nosotros conscientemente y desde la cualidad humana que proporciona la conciencia de la doble dimensión de la realidad, propia de nuestra especie y vuelta explícita en las sociedades de innovación y cambio continuo.»[51]
Esta nueva antropología permite a Corbí llamar a lo que nuestros antepasados consideraron como religión o espiritualidad, llamarlo «cualidad humana profunda»[52].
CÓMO CULTIVAR LA CUALIDAD HUMANA PROFUNDA CUANDO NO VA UNIDA AL PATRÓN DE LOS NUEVOS PROYECTOS DE MOTIVACIÓN Y COHESIÓN SOCIAL
La cualidad humana profunda es la sabiduría de la humanidad. Su criterio o ley general es el interés pleno por lo real, la capacidad de distanciarse de formas y de silenciarse (IDS)[53] que redunda en una indagación decidida, una comunicación sin límites y una solidaridad y servicio simbiótico completo hacia las personas y el medio (ICS). La cualidad humana profunda es la experiencia de la dimensión absoluta de la realidad, de la realidad sin nombre, de lo que es inefable, libre y sin forma.
En cada época, en cada paradigma cultural, la espiritualidad ha debido adaptarse al modelo cultural que desde la manera de sobrevivir ha conformado la realidad. La experiencia espiritual pura se expresa en un lenguaje determinado que está condicionado por el contexto cultural de su entorno geográfico y de su marco temporal. Por eso es fundamental aprender de nuestros antepasados, de su sabiduría y de su transmisión de la sabiduría. Estas tradiciones, liberadas de sus condicionamientos, permiten identificar -tomar conciencia de- la cualidad humana profunda. Además hacen posible acceder a ella y cultivarla. Es una oferta global al alcance de todos los seres humanos[54]. Para que hoy nos sean útiles, debemos acceder a ellas -leerlas- sin prejuicios, con el único presupuesto de que sólo podemos acceder a la cualidad humana profunda si la abordamos sin creencias ni convicciones previas. No podemos interpretar el legado de la sabiduría del pasado con una epistemología mítica propia de sociedades preindustriales[55], sino que debemos interpretar el lenguaje simbólicamente. No podemos jugar a ser quien no somos, utilizar máscaras; no podemos hacer teatro. Sólo así, sin epistemología mítica, podemos conocer y amar lo que no se puede decir pero que sin embargo ha sido dicho de múltiples maneras. Los textos de sabiduría de las tradiciones, por ejemplo, sólo son aprovechables si dejamos a un lado las creencias y su envoltorio mitológico así como su función de cohesión social. Lo que queda es su valor para pasar de la egocentración en el pensar, sentir y actuar a la desegocentración(o silencio de la egocentración) que posibilita la cualidad humana profunda[56]. El uso de la sabiduría de los antepasados es similar al valor o uso de una creación estética mediante un cierto grado de participación íntima:
«Podemos comprender y vivir esas venerables, profundas y bellas expresiones desde nuestra propia situación, sin participar en sus creencias ni en su sacralidad, aunque sí en su sabiduría, de una forma semejante a cómo podemos participar de la belleza de la poesía de los grandes autores clásicos greco-romanos, y aprender de ellos, sin comulgar con sus creencias ni con su sentido de la sacralidad. Así, la gran cualidad humana, que es la sabiduría de la que hablan todas las grandes tradiciones religiosas de la humanidad, puede comprenderse, cultivarse y vivirse, sin por ello, tener que ser creyente o tener que participar en el sentido de sacralidad propio de las diversas tradiciones religiosas.»[57]
En este caso, lo que queda de la religión es sólo el camino interior. Desaparece el sentido de la vida y de la muerte, el fundamento del sentido de la moralidad, la garantía de cohesión y seguridad colectiva y el sentido colectivo de valoración que ofrecía la religión[58]. De este camino interior lo importante no serán tanto los métodos como los consejos que facilitan el «despertar»[59].
La belleza y riqueza de expresión no es un dato menor si se es capaz de leer los diversos símbolos y los mitos como formas lingüísticas, poéticas, creativas, que no definen, que apuntan, que sugieren, lejos de una epistemología mítica. La riqueza expresiva no tiene límites si sabe permanecer abierta a la innovación y a la indagación constante. Las múltiples formas son una bella manera de expresar lo sin forma si ninguna de las formas se sacraliza ni se fija, dejándose la puerta abierta a un dinamismo afín a la creatividad constante propia de la sociedad de conocimiento.
CULTIVO DE LA SABIDURÍA CUANDO ES FUENTE Y EXPRESIÓN FUNDAMENTAL DEL PATRÓN DE CONSTRUCCIÓN DE LOS NUEVOS PROYECTOS DE COHESIÓN Y MOTIVACIÓN COLECTIVA
La sociedad de conocimiento, basada en el cambio y la innovación continuos, demanda la flexibilidad que sólo ofrece el cultivo de la dimensión absoluta de la realidad. Pero, a la vez, esta dimensión absoluta es la única que permite con su cultivo la cualidad humana profunda que puede generar una sociedad de conocimiento realmente humana y viable. El camino interior no requiere la estructura de un proyecto axiológico, pero sí el cultivo colectivo de la dimensión absoluta. En la sociedad de conocimiento, cuando los seres humanos deben construir proyectos axiológicos colectivos de manera casi permanente, de manera dinámica, adaptándose a cambios científico-tecnológicos y valorales continuos, los modelos que conforman uno u otro lenguaje o forma de expresar la experiencia espiritual son también diversos, continuamente cambiantes, pero siempre su punto de partida deben ser datos -como el del doble acceso a la realidad-[60], no creencias. No se trata solo de la indeterminación de una sociedad líquida, se trata también de cambios a los que hay que irse adaptando con instrumentos de construcción continua de nuevos proyectos axiológicos colectivos[61]. Por ello, en la Sociedad de conocimiento podemos afirmar que la experiencia espiritual se expresará fundamentalmente:
- Con el “lenguaje” del silencio. No de un silencio fruto de un estado de perplejidad e ignorancia, sino de un silencio que es expresión sin forma de la experiencia directa e inmediata de la Realidad absoluta. Las técnicas y procedimientos de inducción del silencio serán importantes y jugaran un papel práctico importante, incluso aquellas que implican el uso de la palabra en su forma recitada o cantada, o incluso el uso de danzas.
- Con los diversos lenguajes de las sabidurías de la humanidad. Con cada uno de ellos y con mezclas híbridas, más o menos sincréticas, de los diversos lenguajes con que la historia de la espiritualidad ha tradicionalmente expresado lo inefable. Lo híbrido no tiene por qué ser lo ecléctico –mezcla caótica y completamente aleatoria-. De hecho el sincretismo ha sido un fenómeno constante en la historia de la cultura, de las religiones y de la espiritualidad. En una realidad plenamente procesual lo sincrético alcanza un estatuto de normalidad.
Pero estos lenguajes, que son meras construcciones humanas[62], no sólo expresan sino que sirven para construir la realidad y, por tanto, el mismo cultivo de la dimensión absoluta.
Cuando el sistema de vida preindustrial y sus sistemas de programación mítico-simbólica ya no funcionan, nuestra condición de hablantes con doble acceso a la realidad se expresa y vehicula con un nuevo sistema de vida y con la construcción dinámica de proyectos axiológicos colectivos, lejos de la sumisión a religiones y creencias estáticas. En este contexto, la Cualidad Humana Profunda y su cultivo personal y colectivo son esenciales para la supervivencia de la especie. La cualidad explícita y exclusivamente humana -significación segunda de lo real- se vive y expresa libre de creencias, sumisiones, dogmas, jerarquías e intermediarios[63]. Aunque no se trata de religión en el sentido propio, sí que se pueden utilizar las formas religiosas del pasado para expresarse y para trabajar (procedimientos y métodos) pero bajo la condición de que estén libres de fijaciones, creencias y sumisiones y de que conduzcan a esa libertad. Si no se es capaz de liberarse de lo que en ellas fijaba, entonces habrá que crear nuevas formas, procedimientos, técnicas y métodos totalmente nuevos, sin historia, «hijos» genuinos de esta nueva sociedad y ahora mismo difícilmente imaginables y concebibles.
La cualidad humana y su cultivo no son opcionales como lo fueron en el pasado en las sociedades preindustriales, sino completamente necesarios e imprescindibles y su cultivo debe ser totalmente explícito. El proyecto axiológico colectivo de la sociedad de conocimiento debe motivar y cultivar colectivamente la dimensión absoluta de lo real[64]. Por ello la cualidad humana y su cultivo tienen que ser priorizados personal y colectivamente. La educación y los medios de comunicación así deben mostrarlo y facilitarlo. No sólo deben enseñar el qué sino también el cómo, es decir, los procedimientos, técnicas y estrategias para garantizar su cultivo. Se debe aprender a trabajar la práctica intensiva del interés incondicional por todo, del desapego o distanciamiento de todo y del silenciamiento, acompañada del servicio incondicional a toda criatura, de la indagación y estudio constante de textos y tradiciones de sabiduría de la humanidad y todo ello en comunicación plena y comunión profunda con el pasado y con los contemporáneos que quieren hacer el camino de sabiduría[65].
A nivel personal el cultivo deberá realizarse en el ámbito privado e íntimo de cada individuo pero también en el amplio abanico de los diversos modelos de familia o comunidad humana de proximidad que suelen ser el primer nivel de socialización. En este sentido serán necesarios e imprescindibles la práctica del silencio, el conocimiento y acceso a la literatura de sabiduría espiritual de la humanidad en su gran y magnífica diversidad a través de todos los medios (especialmente a través de internet), la identificación de recursos y medios facilitadores de las prácticas de silencio (músicas, danzas, objetos naturales o artificiales con un fuerte componente estético y densidad simbólica, capaces de inducir o favorecer el recogimiento y la meditación, etc.). En este sentido, será importante y cada vez más necesario disponer en las viviendas de salas de silencio o meditación, suficientemente aisladas y acondicionadas para la práctica personal. Los antiguos lugares de culto quedaran claramente supeditados a estos espacios propios de silencio y recogimiento que cada uno acondicionará según su propia sensibilidad individual o familiar.
Estos espacios de silencio deberán habilitarse también en los grandes servicios públicos o comunitarios que previsiblemente permanecerán o se desarrollaran en la sociedad de conocimiento. Nos referimos a espacios como, por ejemplo, hospitales, centros educativos –incluidas universidades-, prisiones, así como a espacios privados que acogen cotidianamente a colectivos humanos numerosos, como, por ejemplo, los centros de ocio y de trabajo, incluidas empresas de todo tipo.
Los antiguos lugares de culto de las grandes tradiciones religiosas y espirituales, muchos de ellos con una gran riqueza artística y simbólica, podrán ser reutilizados des de perspectivas libres de sumisión, sea mediante un «reciclaje» derivado de una reutilización provocada por su desuso o su relectura pluralista, sea mediante una expresa decisión de las comunidades religiosas que habrán reconocido libremente la necesidad de abrir sus centros de culto a los cultivadores libres de la cualidad humana, sin el constreñimiento restrictivo de teologías de las religiones de cariz exclusivista.
Sin embargo, los espacios de silencio no enseñan de por sí el cultivo de la cualidad humana, sólo lo facilitan. Los centros públicos de enseñanza, aprendizaje y cultivo de la cualidad humana y de la cualidad humana profunda son todavía más necesarios y esenciales, si cabe, en la sociedad de conocimiento. Así los centros de cultivo, en sus diversas modalidades, deben ser libres y de cualidad, accesibles a toda la población y por ello, si es necesario, públicos y gratuitos. Serán necesarios criterios e instrumentos para facilitar el discernimiento claro de las características básicas que garantizan un mínimo de cualidad de estos centros y que permiten identificar y descartar aquellos centros que no respondan a esos criterios. Los criterios surgen del estudio de las grandes tradiciones de sabiduría y de la explicitación de los elementos esenciales comunes e invariantes que presentan. No hace falta decir que esta tarea de discernimiento, en una sociedad de conocimiento, suele puede desarrollarse desde una actitud de indagación, comunicación sin límites y servicio que facilite la convicción y la aceptación libre y voluntaria, nunca desde una postura jerárquico-autoritaria que demande sumisión.
El cultivo de la sabiduría está íntimamente relacionado con uno delos pilares de la nueva sociedad de conocimiento: la creatividad innovadora. En una sociedad de cambio e innovación continuos las formas de cultivo de la cualidad humana son y serán imprevisibles. La creatividad de cada colectivo podrá proponer sus propias técnicas, procedimientos y métodos de cultivo de la cualidad humana profunda, muchos de ellos difícilmente imaginables o previsibles desde nuestra óptica actual. La mejor actitud es abrir las puertas y estar preparados para una inmensa variedad y riqueza de expresiones y manifestaciones.
Algunas organizaciones deberán convertirse en instituciones de análisis de la cualidad de los centros de cultivo de la cualidad humana profunda y prestar así un servicio fundamental a la sociedad de conocimiento. Se tratará de instituciones expresamente «ligeras» y flexibles, capaces de garantizar una especie de certificado de calidad/cualidad(o ISO) de los centros de cultivo. Su acreditación procederá de su misma fidelidad, transparencia, rigor, independencia y coherencia en la identificación y supervisión de estos criterios, pero sobretodo de su estudio, conocimiento y ejercicio profundo de la cualidad humana profunda y sabiduría. El consenso y reconocimiento social en una sociedad de conocimiento serán también fundamentales, en este sentido.
Estas organizaciones de «supervisión» de los centros de cultivo dela cualidad humana profunda deberán ser coherentes, ellas mismas y, en la medida de lo posible, todos y cada uno de sus miembros, con la sociedad de conocimiento y practicar ICS, (Indagación, Comunicación y Servicio) e IDS (Interés, distanciamiento o desapego y silenciamiento).
ALGUNAS DIFICULTADES
En una sociedad donde las ciencias y las técnicas y su innovación continua en mutua aceleración trabajan cada vez más con abstracciones, lo que es axiológico y concreto, como lo es la dimensión absoluta, cuesta ser percibido. Las abstracciones se producen en la ciencia, en la tecnología y en la comunicación y separan a la persona del medio. En la sociedad de conocimiento se debe modelar el medio desde la comunicación y el servicio intersubjetivo y con el medio[66].
La necesidad de cultivo de la dimensión absoluta o de la cualidad humana profunda es universal. No se limita a unos pocos. De todas formas, el hecho de que sea una necesidad universal no significa que todos los seres humanos la hayan de cultivar en igual grado y medida. En cualquier caso, y como ya hemos dicho, será necesario que un número o masa crítica considerable cultive esta cualidad humana profunda y que el resto de la población experimente un reconocimiento y respeto hacia esta masa crítica.
Las situaciones transitorias, en que algunas personas conviven en sociedades de conocimiento accediendo a la dimensión absoluta a través de creencias y de sumisión, son procesos comprensibles pero finalmente cuasi esquizofrénicos que son escasamente sostenibles y que tienen mal pronóstico personal -riesgo de pérdida del equilibrio psicológico- y social. No aceptar las circunstancias de la nueva sociedad del conocimiento y rebelarse contra ella es poner en peligro la supervivencia y el acceso de las nuevas generaciones a la dimensión más genuinamente humana, la dimensión absoluta de la realidad. Ello supondría una castración de terribles consecuencias para los sujetos y para la especie.
Las diferencias en las formas (en las expresiones y en las prácticas) de cultivo dela cualidad humana profunda son importantes porque son instrumentos para el cultivo dela cualidad humana profunda que desarrolla el acceso a la dimensión absoluta. Ahora bien, las formas siempre remiten al sin-forma, los lenguajes a lo inefable. Así las maneras, los acentos, son útiles y ricos, pero al final desaparecen en la no dualidad. Sin embargo durante el proceso es necesario un claro discernimiento que, valorando la cualidad humana profunda, atienda a la diversidad de caminos espirituales que llevan a la dimensión absoluta. Por ello es necesario tener conciencia de la gran riqueza que ofrecen los sabios y sabias del pasado y del presente y de la gran variedad de sus instrumentos para el acceso a esta dimensión absoluta.
Otra dificultad será la actitud de personas espirituales que, de una u otra manera, viven sometidas a las creencias y, por ello, rechazan la libertad, la innovación e indagación, y excluyen la diversidad de formas que llevan a la no forma. Algunas de estas personas e instituciones pueden ser extremadamente agresivas, aunque en sociedades libres, democráticas y pluralistas terminarán por quedar en evidencia y finalmente por constituir un reducto meramente marginal, exclusivo y, en muchos casos, excluyente.
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[1]Cfr. por ejemplo TORRADEFLOT, F., «Indagación libre en tradiciones espirituales y de sabiduría», en CORBÍ, Marià (Coord.), La necesidad ineludible del cultivo de la cualidad humana y de la cualidad humana profunda en nuestras sociedades, como una indagacion libre en comunicacion y en servicio, 10º Encuentro Internacional CETR, Cetr/bubok, 2014, p. 131-160.
[2] La Nueva Era no puede identificarse con lo que se ha dado en llamar Nuevos Movimientos Religiosos, que se aplica a las nuevas creencias surgidas en los últimos siglos en el mundo (Cfr, RUBINSTEIN, Murray, «New religious movements (NRM)». Encyclopædia Britannica. Encyclopædia Britannica Online. Encyclopædia Britannica Inc., 2015. Web. 16 sep. 2015 <http://global.britannica.com/topic/new-religious-movement>). La mayoría de estos movimientos han surgido del descontento ante la percepción de decadencia de las organizaciones de las tradiciones religiosas clásicas y son fuertemente autoritarios. Algunos han llevado a sus seguidores a finales trágicos, otros han sido muy volátiles, pero ciertamente algunos se han consolidado con una cierta “cuota de mercado” y, a juicio de algunos sociólogos de la religión, pueden llegar a ser “religiones” en el futuro.
[3]Cfr. SPANGLER, David, Revelation: The Birth of a New Age (1976), The Rainbow Bridge, 1976
[4]Alpert, sin embargo, al volver de un viaje iniciático a la India, como Baba Ram Das, rechazaría ya el uso de drogas.
[5]Harmonic Convergence fueron reuniones organizadas en diversos lugares del mundo de 16 a 17 de agosto de 1987.
[6]Cfr. GORDON MELTON, John,»New Age movement». Encyclopædia Britannica. Encyclopædia Britannica Online. EncyclopædiaBritannica Inc., 2015. Web.16 sep. 2015<http://global.britannica.com/topic/New-Age-movement>.
[7]FERGUSON, Marilyn, La conspiración de Acuario – Transformaciones personales y sociales en este fin de siglo, Barcelona, Kairós, 1994.
[8]FERGUSON, Marilyn, La conspiración de Acuario, p. 102. el texto continua: «El nuevo paradigma no solamente funciona en su propia vida, sino que parece también funcionar para los demás. Si la mente es capaz de sanar y transformarse, ¿por qué no pueden unirse las mentes de unos y otros para sanar y transformar a la sociedad. Antes, cuando intentaba comunicar las ideas de la transformación, se trataba más que nada de explicarse a sí mismo o de empujar a amigos y familiares a emprender el proceso. Ahora las vastas implicaciones sociales de la transformación le resultan evidentes. se trata de una conspiración para facilitar la transformación. no se trata de imponerla a quienes no están maduros para ella ni interesados en ella, sino de hacerla posible para aquellos que sienten hambre de ella.»
[9]FERGUSON, Marilyn, La conspiración de Acuario, p. 377.
[10]FERGUSON, Marilyn, La conspiración de Acuario, p. 391..
[11]TOLLE, Eckhart, El poder de l’ara – Un camícap a la realització espiritual, Viena Edicions, Barcelona, 2014, p. 202.
[12]TOLLE, Eckhart, El poder de l’ara, p. 28.
[13]TOLLE, Eckhart, El poder de l’ara, p. 71.
[14]TOLLE, Eckhart, El poder de l’ara, p. 33.
[15]TOLLE, Eckhart, El poder de l’ara, p. 28-29.
[16]«Ja que el ego es una percepción derivada del yo, necesita identificarse con cosas externas. Necesita que lo defiendan y lo alimenten contantemente. Las identificaciones más frecuentes del ego están relacionadas con las posesiones, el trabajo que haces, con la posición social y el reconocimiento, el conocimiento y la educación, la apariencia física, las capacidades especiales, las relaciones, la historia personal y familiar, los sistemas de creencias, y a menudo también con las identificaciones políticas, nacionalistas, raciales, religiosas y otras de colectividad. Ninguna de estas cosas eres tú. (…). todas estas cosas las tendrás que abandonar más tarde o más temprano. Tal vez todavía te cuesta creerlo, pero no te pido que creas que la identidad no puede encontrarse en ninguna de estas cosas. Tú mismo lo sabrás. Lo sabrás, por fin, cuando sientas la muerte que se acerca. La muerte es el arrebatamiento de todo lo que no eres tú. el secreto de la vida es «morir antes de morir».. y descubrir que no hay muerte.»(TOLLE, Eckhart, El poder de l’ara, p. 68-69).
[17]TOLLE, Eckhart, El poder de l’ara, p. 168.
[18]TOLLE, Eckhart, El poder de l’ara, p. 64.
[19] Cfr. Un curso de milagros, Foundation for Inner Peace, Temecula, California, 1992, p. 8. 23.
[20] Cfr. Un curso de milagros, p. 39-41.
[21]Cfr. Un curso de milagros, p. 696.
[22]Cfr. Un curso de milagros, Foundation for Inner Peace, Temecula, California, 1992, p. 19.Abunda en ello el hecho de que el conocimiento «siempre se puede recordar, al no haber sido jamás destruido» (Un curso de milagros, IV, 6, 10, en Ibidem, p. 47.
[23] Cfr. Un curso de milagros, p. 38.
[24] Cfr. Un curso de milagros, p. 43.
[25]Cfr. Un curso de milagros, p. 9. 13.
[26] Cfr. Un curso de milagros, p. 43.
[27] Cfr. Cfr. Un curso de milagros, p. 45.
[28]Cfr. Un curso de milagros, p. 13.
[29] Cfr. Un curso de milagros, p. 16.
[30] Cfr. Un curso de milagros, p. 18-20.
[31] Cfr. Un curso de milagros, p. 30-33.
[32]Un curso de milagros, IV, 2, 3, en Un curso de milagros, p. 46.
[33]Un curso de milagros, IV, 3, 4, en Un curso de milagros, p. 46.
[34]“Tu forjas un concepto de ti mismo, el cual no guarda semejanza alguna contigo. Es un ídolo, concebido con el propósito de que ocupe el lugar de tu realidad como Hijo de Dios” (Un curso de milagros, cap. 31, V, 2, en Un curso de milagros, p. 739).
[35]Cfr. Un curso de milagros, p. 58-61.
[36]Cfr. Un curso de milagros, p. 62. 65. Más allá de todos los conceptos (Cfr. Un curso de milagros, p. 743). “Allí donde todos los conceptos del yo han sido abandonados, la verdad se revela tal como es” (Ibídem, p. 744).
[37] «La salvación se puede considerar como el escape de todos los conceptos.» (Un curso de milagros, cap. 31, V, 14, en Un curso de milagros, p. 743). Y más adelante afirma: «allí donde todos los conceptos del yo han sido abandonados, la verdad se revela tal como es» (Ibídem, p. 744).
[38]Cfr. Un curso de milagros, p. 71.
[39] “Curar o hacer feliz es, por lo tanto, lo mismo que integrar y unificar” (Un curso de milagros, V, Introducción, 2, en Un curso de milagros, p. 79). La felicidad está en uno mismo: “No busques fuera de ti mismo. Pues será en vano y llorarás cada vez que un ídolo se desmorone. El Cielo no se puede encontrar donde no está, ni es posible hallar paz en ningún otro lugar excepto en él. Ninguno de los ídolos que veneras cuando llamas a Dios te contestará en Su lugar. Ninguna otra respuesta que puedas utilizar como sustituto te proporcionará la felicidad que solo Su respuesta brinda. No busques fuera de ti mismo.” (Un curso de milagros, VII, 1, en Un curso de milagros, p. 695). Dentro de si mismo está el “Hijo de Dios”. Más adelante afirma: “Dios mora en tu interior, y tu plenitud reside en Él. Ningún ídolo puede ocupar Su lugar. No recurras a los ídolos. No busques fuera de ti mismo” (Un curso de milagros, VII, 1, en Un curso de milagros, p. 697). Impresiona la resonancia a sufismo de este pasaje.
[40]Cfr. Un curso de milagros, p.57. 103-104.
[41]Cfr. Un curso de milagros, p. 696.
[42]Cfr. Un curso de milagros, p. 226.
[43]Un curso de milagros, VII, 1, en Un curso de milagros, p. 697.
[44] CORBÍ, M., La sabiduría de nuestros antepasados para sociedades en tránsito- Prinicipios de Epistemología Axiológica 2, CETR-Bubok, 2013, p. 251-301.
[45]Cfr. TORRADEFLOT, F., «Espiritualidad laica y espiritualidad atea», en Horizonte, Belo Horizonte, v. 12, n. 35, p. 716-745.
[46] CORBÍ, M., El cultivo colectivo de la CHP en las sociedades de conocimiento globalizadas – Principios De Epistemología Axiológica 4, CETR/Bubok, 2015, p. 14.
[47]Cfr. PRAT, Joan (Coord.), Els Nous Imaginaris culturals: Espiritualitats orientals, teràpies naturals i sabers esotèrics, Universitat Rovira i Virgili, Tarragona, 2012.
[48] CORBÍ, Marià, La construcción de los proyectos axiológicos colectivos – Principios de Epistemologia Axiológica, Cetr/Bubok, 2013, p. 22. Cfr. Ibídem, p. 84-85. 136 (ventaja específica del doble acceso). 252.
[49]Cfr. CORBÍ, Marià, La construcción de los proyectos axiológicos colectivos, p. 23.
[50] Cfr. CORBÍ, Marià, Reflexiones sobre la cualidad humana en una época de cambios, Cetr/Verloc, 2012, p. 81.
[51] CORBÍ, Marià, Reflexiones sobre la cualidad humana, p. 193.
[52] CORBÍ, Marià, La construcción de los proyectos axiológicos colectivos, p. 29.
[53] Cfr. CORBÍ, Marià, La construcción de los proyectos axiológicos colectivos, p. 304-305
[54] Cfr. CORBÍ, Marià, La construcción de los proyectos axiológicos colectivos, p. 304.
[55] «Tenemos que recoger este legado, pero sin epistemología mítica, es decir, sin tener la pretensión de que lo que dicen las religiones y tradiciones, es como la realidad misma es.» (CORBÍ, Marià, La construcción de los proyectos axiológicos colectivos, p. 306).
[56] CORBÍ, Marià, La sabiduría de nuestros antepasados para sociedades en tránsito – Principìos de Epistemología Axiológica 2, Cetr/bubok, 2013, p. 23-24. «El camino a la gran cualidad humana, o camino espiritual, arranca de una contraposición radical: -entre un modo de pensar, sentir, actuar y organizarse centrado en la egocentración, en sus deseos, temores, recuerdos y expectativas, – y un modo de pensar, sentir, actuar y organizarse centrado en el silenciamiento del ego, con todos sus deseos, temores, recuerdos y expectativas. Hay que pasar de un sistema de vida centrado en el ego y que lo tiene como entidad, a un sistema de vida en el que el ego ha dejado de ejercer su atracción central y se ha convertido en una mera función al servicio de lavida del cuerpo, pero desde la comprensión de que no es ninguna entidad, sino una pura función del cerebro.» (CORBÍ, Marià, La construcción de los proyectos axiológicos colectivos, p. 312).
[57] CORBÍ, Marià, Reflexiones sobre la cualidad humana, p. 93.
[58] CORBÍ, Marià, Reflexiones sobre la cualidad humana, p. 117.
[59] CORBÍ, Marià, Reflexiones sobre la cualidad humana, p. 172.
[60] Cfr. CORBÍ, Marià, La construcción de los proyectos axiológicos colectivos, p. 301-302. «Que la dimensión absoluta o gratuita sea un dato viene también (además del doble acceso humano a la realidad) confirmado por la constancia de la existencia del arte, de las religiones, de las corrientes espirituales en la historia de la humanidad, en todas las culturas, y por la existencia , en el último tramo de nuestra historia, de las ciencias y las tecnologías. Resulta ser una confirmación de que la noticia de la dimensión absoluta de la realidad es un hecho, la existencia a lo largo de los milenios de procedimientos muy elaborados religiosos, espirituales y artísticos para su cultivo. También el pensamiento filosófico se ha ocupado, de una forma u otra, de esta temática.» (Ibidem, p. 302).
[61] Es básico que haya una masa crítica que practique la cualidad humana profunda: «Podemos afirmar que sin que se dé en una sociedad la cualidad humana profunda en un número crítico de personas, no es posible que esa sociedad tenga la cualidad humana suficiente para gestionar la sociedad de conocimiento, sus ciencias, tecnologías, productos y servicios, sin que corramos el riesgo de que nos conduzca a la catástrofe.» (CORBÍ, Marià, La construcción de los proyectos axiológicos colectivos, p. 300).
[62] Cfr. CORBÍ, Marià, La construcción de los proyectos axiológicos colectivos, p. 299.
[63] Cfr. CORBÍ, Marià, La construcción de los proyectos axiológicos colectivos, p. 24
[64] Cfr. CORBÍ, Marià, La construcción de los proyectos axiológicos colectivos, p. 298.
[65] Cfr. CORBÍ, Marià, La construcción de los proyectos axiológicos colectivos, p. 299-230.
[66] Cfr. CORBÍ, Marià, La construcción de los proyectos axiológicos colectivos, p. 302-303.