Magorium y la tienda mágica de juguetes

>los textos siguientes pertenecen al libro de Marià Corbí: Perplejidades (Bubok; Cetr, 2018)<

Vivimos la ancianidad como una época de pérdidas: he perdido esto y aquello, ya no puedo hacer tal y tal cosa, ya no soy capaz de hacer mucho de lo que hacía en mi juventud, y cada día que pasa más, prescinden de mí, y sigue la lista. Una etapa que podría ser de paz, reconciliación con todo, sabiduría y felicidad, tiende a convertirse en una etapa de frustración, de disminución, enfermedad, desengaño, pena y miedo delante del fin inminente.

El místico musulmán persa Rumí compara la muerte con la espera de un gran rey que llega para colmar al pueblo de bienes. Cuando el pueblo le ve llegar, agita entusiasmado los brazos exclamando lleno de alegría: ¡Ya viene, ya viene! ¡Ya llega, ya llega!
No hay que temer a la hermana muerte. Nada arrebata la muerte, dicen los sabios.

He visto una película hermosa y llena de simbolismo. Se llama, si no recuerdo mal, Magorium, o la tienda mágica de juguetes. Magorium es el propietario de una tienda mágica de juguetes, que no es lo mismo que una tienda de juguetes mágicos.

Todo es mágico en esa tienda, la tienda misma, el propietario, los juguetes. Los niños acuden a esa tienda para entrar en un mundo de maravillas, en un mundo mágico. La tienda y los juguetes satisfacen todos los sueños de los niños.

Magorium, el propietario de la tienda, un día dice que tiene que irse. Una jovencita y un niño, sus ayudantes, quedan desolados delante del anuncio. Le recuerdan que no puede irse porque la magia de la tienda y de los juguetes dependen de él. La misma tienda se disgusta y comienza a mostrarle su enfado a Magorium. Él insiste que tiene que irse porque sabe que su vida tiene que durar lo que duraran sus últimos zapatos, que ya están viejos y agujereados. Por eso sabe que tiene que irse.

Le deja la tienda en herencia a la muchacha que hacía de dependienta. La chica se desespera porque cree que será completamente incapaz de llevar la tienda adelante.

Cuando se marcha finalmente Magorium, la tienda, que era todo color y vida, se vuelve gris y como muerta.

En la tienda trabaja un contable, que no ve la magia, porque la magia no sale en las cuentas. Sugiere a la nueva propietaria que la venda, porque ciertamente no podrá llevar adelante ese tipo de tienda.

El niño se esfuerza para convencer a la chica que sí que podrá.

Cuando está completamente decidida a vender la tienda, cambia de opinión convencida por el niño y se esfuerza en intentar ver la magia de un cubo de madera. De pronto el cubo de madera empieza a dar saltos y a moverse por la tienda.

La chica muestra las piruetas del cubo de madera a su contable que se queda fascinado. La muchacha, inspirada por los prodigios del cubo de madera empieza a pasearse por la tienda, mirándola y tocándola. A medida que la mira y la toca vuelve el color a la tienda y los juguetes se ponen en movimiento y saltan de alegría. Sea el tipo de juguete que sea, brinca, danza y vibra de color y felicidad.

A la vista de este fenómeno, el contable empieza a ver también los colores y movimientos de la tienda. También para él la tienda gris de números se transforma en una tienda mágica de juguetes.

Así acaba la historia.

Teniendo en la mente nuestra reunión anual de viejos compañeros y amigos, se me ha sugerido que podríamos aplicarnos el significado de esta historia y aprender a ver el fin que se nos acerca como lo ve el tendero Magorium.

Hemos intentado vivir en un mundo mágico lleno de seres mágicos; y ahora tenemos que irnos porque nuestros zapatos están gastados y con agujeros. Pero como Magorium, la salida de la tienda mágica de juguetes es tan mágica como todo lo demás.

Lo importante es que hemos de dejar el mundo mágico y todo lo que contiene a los que vienen detrás nuestro, esperando y confiando firmemente que serán capaces de gestionar y vivir ese mundo mágico, aunque los que tienen que heredarnos piensen que esa es una tarea imposible para ellos.

Os explicaré lo que a mí me ha ocurrido en este mundo mágico. Me educaron, me socializaron y me instruyeron, rígidamente, en un mundo de mitos y creencias impositivas, que a pesar de ello tenía alusiones mágicas. Me he pasado la mayor parte de mi vida transformando ese mundo en otro racional y libre, porque me pareció que sólo así podría continuar las alusiones mágicas. Queda todavía una tarea que completar y desarrollar: llevar al mundo racional y libre a que sea, gracias a esa racionalidad y esa libertad, plenamente mágico.

¿Cuándo será mágico? Cuando se pueda afirmar, en medio de la ciencia, la tecnología y la racionalidad, que donde quiera que nos volvamos no veremos más que la faz de Eso al que llamamos Dios; o cuando se pueda afirmar que “esto es Aquello y que Aquello es esto».

Como la tienda era mágica y los juguetes eran mágicos, así tendremos que poder llegar a decir que el mundo que ha construido la nueva sociedad es mágico, y que es mágico todo lo que en él se contiene.

Ese debiera ser nuestro legado.
Y luego, vamos a recibir con festejos al Rey.

*******************

Una petita tria de poemes

Clamo al cielo y a la tierra

Clamo al cielo y a la tierra
por la comprensión
con la mente y el corazón.

Clamo a los mares y los ríos
por la comprensión
con la mente y el corazón.

Clamo a montañas y los valles
por la comprensión
con la mente y el corazón.

Clamo a los animales y las plantas
por la comprensión
con la mente y el corazón.

Clamo a todos los seres vivos
por la comprensión
con la mente y el corazón.

No clamo a dioses o seres celestes,
clamo a los cielos inmensos
y todo lo que contienen

por la comprensión
con la mente y el corazón.

 

La extraña condición humana

¡El misterio y la extrañeza
de ser hombre
en esta hermosa tierra
y en el cosmos inmenso!

Ya acaba mi tiempo
y apenas me enterado
y he sentido
esa inagotable incógnita.

 

Niebla matutina

Niebla matutina
que se dora
con la salida del sol.

 

Flores de almendro

Flores blancas
de almendro
con el fondo
de los cielos.

¿Volveré
otra vez
a sentiros?
No lo sé.

¡Da igual!
Ya os amé.

 

El día imagen del vivir

Dulce amanecer
luminoso.
Esplendor brillante
del medio día.
Y la gran nostalgia
del ocaso.

Una buena imagen
del vivir.

 

El trigal

Un trigal,
un rosal
y un ruiseñor,

¿cabe belleza
mayor?

 

La luz

La luz,
la paz,
la puerta
abierta
al que es
“no otro”.

Lo hondo,
sereno,
mi ser
unido
a todo.