Ponencia de Marià Corbí del Congreso de Bioética organizado por la Universidad Nueva Granada, de Bogotá, del 3 al 5 de noviembre 2010.
La plena industrialización, la desaparición completa de las sociedades preindustriales y, sobre todo, la aparición y asentamiento de las sociedades de conocimiento han provocado un gran desplazamiento de todas las cuestiones axiológicas y, por consiguiente, también de las cuestiones religiosas y éticas. Las sociedades de conocimiento no son sociedades sabias, son únicamente sociedades que viven y prosperan creando continuamente conocimientos científicos y tecnológicos. Pueden ser tan necias o más que las sociedades que les precedieron.
Las sociedades de conocimiento son sociedades de innovación continua en ciencias y tecnologías; innovaciones que se extienden a todos los niveles de la vida humana, y que provocan un cambio continuo de la interpretación de la realidad también en todos sus niveles. Las innovaciones científicas van seguidas y acompañadas por innovaciones tecnológicas. Las innovaciones tecnológicas provocan cambios en los modos de trabajar y de organizarse. Los cambios en los modos de organizarse exigen cambios en los sistemas de cohesión, valoración y fines de los grupos. En las sociedades de innovación todo cambia continuamente. Se vive y se prospera cambiando y estando dispuestos a cambiar lo sea preciso. Hay que ponderar adecuadamente este hecho: se vive de cambiar.