La Dimensión Absoluta (DA) desde posturas libertarias: Un diálogo entre Bakunin y Marià Corbí. Por Jose Manuel Bobadilla

Introducción

¿Es posible acceder a la Dimensión Absoluta de la realidad a través de la lectura de textos libertarios? A lo largo de esta escrito se intentará mostrar como a través de la lectura de dos obras de gran influencia en el mundo anarquista como son Dios y el Estado (2014) y Federalismo, socialismo y antiteologísmo: Consideraciones filosóficas sobre el fantasma divino, sobre el mundo real y sobre el hombre (1977) sendas obras escritas por el filósofo anarquista Mijail Bakunin (1814-1876) puede accederse a la Dimensión Absoluta de la realidad. Este trabajo no se realiza únicamente con la lectura e interpretación de las obras citadas más arriba, sino que se comparará con la teoría de la Epistemología axiológica propuesta por Marià Corbí, esta comparativa es la que permite el acceso a esa dimensión absoluta a través de la lectura de textos libertarios.

Se han escogido estas dos obras del pensador anarquista ya que son dos libros donde el filósofo ruso habla o plantea directamente la relación de la especie humana con Dios y la naturaleza. Pero estas exposiciones están totalmente construidas desde una epistemología mítica y desde una antropología donde se considera a los individuos como “materia con un cierto grado de reflexión”.

Esta será una concepción que se intentará desmontar gracias a la nueva antropología y nueva epistemología planteada en la Epistemología Axiológica de Marià Corbí.

Más que un trabajo de crítica y deconstrucción de los postulados antropológicos y epistemológicos del anarquismo propuesto por Bakunin, este trabajo intenta aproximar la idea y la “realidad” de la Dimensión Absoluta al colectivo anarquista. Las ideologías, sobretodo el anarquismo, siempre ha reusado tener contacto con la dimensión absoluta de la realidad. Esta ideología, se ha enfrentado directamente a las religiones y a lo que estas instituciones representan: autoritarismo, jerarquización, imposiciones, dogmatismo, guerras etcétera; pero al criticar y encasillar a las religiones dentro de esta realidad, se han olvidado por completo del acceso a “eso de ahí” del que hablan todas las grandes tradiciones. Pero como se ha planteado al principio de este texto ¿Es posible acceder a la Dimensión Absoluta de la realidad, a “eso de ahí”, a través de la lectura de textos libertarios?

Para dar respuesta a esta pregunta, se dividirá la ponencia en tres apartados (1) “Dios” y “materia”: dos caras de la Dimensión Absoluta, (2) La nodualidad dentro de las concepciones anarquistas y (3) La naturaleza en la anarquía: solidaridad/vida e interdependencia. En el primer apartado se intentará mostrar como Bakunin expone dos concepciones de la materia, pero veremos como ambas están aún dentro de lo que Marià Corbí llama epistemología mítica, pero se intentará mostrar cómo, desde una lectura no mítica, la descripción que hace Bakunin de la materia, igual que hace Corbí con el concepto de Dios, están apuntando a la mima Dimensión Absoluta. En el segundo apartado se mostrará como Bakunin, sin ser consciente de ello, y preso de su epistemología mítica y de sus concepciones antropológicas de “materia con un cierto grado de reflexión”, plantea, desde un posicionamiento anarquista, una concepción no-dual de la realidad. Por último, en el tercer apartado, se examinará que concepción de la naturaleza tiene el filósofo anarquista y como esta concepción, leída desde los parámetros de la Epistemología axiológica, ayudan a comprender, una vez más, que esa “naturaleza” está apuntando de nuevo a la Dimensión Absoluta de la realidad.

Por último comentar que la intención de este trabajo no es convencer al colectivo anarquista de que existe una realidad transcendente a la realidad que propone Bakunin, sino que la intencionalidad es hacer ver al colectiva ácrata, que Bakunin apunta, pero no tematiza, una dimensión que antropológicamente es constitutiva de la especie humana. Por eso considero oportuno presentar este artículo como un diálogo entre las concepciones bakuninistas y la teoría de la Epistemología axiológica de Marià Corbí, para mostrar que no hay una transcendencia de la realidad más allá de la que nos proporciona el propio lenguaje.

“Dios” y la “materia”: dos caras de la Dimensión Absoluta

Mijail Bakunin en su obra Dios y el Estado (2014) dice lo siguiente:

“Los idealistas de todas las escuelas, aristócratas y burgueses, teólogos y metafísicos, políticos y moralistas, religiosos, filósofos o poetas –sin olvidar los economistas liberales, adoradores desenfrenados de lo ideal, como se sabe-, se ofenden mucho cuando se les dice que el hombre [y la mujer], con toda su inteligencia magnifica, sus ideas sublimes y sus aspiraciones infinitas, no es, como todo lo que existe en este mundo, más que materia, más que un producto de esa vil materia” (Bakunin, 2014; 14) Como puede verse en este fragmento, Bakunin, ataca la concepción idealista de la creación. Como materialista que es, el autor de Dios y el Estado, asume que toda modelación de la especie humana, e incluida la propia especie humana, no es más que materia, producto, como el mismo indica, de esa vil materia. Es interesante resaltar la adjetivación de la materia como vil, esta idea recalca la diferencia entre la concepción de la materia que tienen los/las idealistas, según Bakunin, y la concepción de la materia que el mismo, y todos/as sus seguidores/as, muestran. Según el párrafo anterior, la abstracción que los/las idealistas realizan sobre la materia, convierte a esta en perversa, en mala, haciendo que de esta forma todo lo terrenal se relacione con algo negativo e incluso categorizando y estigmatizando los cuerpos como impuros. Lo ideal se antepone a la materia. Siendo esto así, más adelante puede leerse:

“Podríamos responderles que la materia de la que hablan los [las] materialistas –materia espontánea y eternamente móvil, activa, productiva; materia química u orgánicamente determinada, y manifestada por las fuerzas mecánicas, físicas, animales o inteligentes que le son inherentes por fuerza- no tiene nada en común con la vil materia de los [las] idealistas. Esta última, producto de su falsa abstracción, es efectivamente un ser estúpido, inanimado, inmóvil, incapaz de producir la menor de las cosas (…) opuesta [la materia de los/las idealistas] a esa bella imaginación que llaman dios, ser supremo ante el que la materia, la materia de ellos [y ellas], despojada (…) de todo lo que constituye la naturaleza real, representa necesariamente el supremo Nada” (Bakunin, 2014; 14)

Es interesante resaltar las diferencias expresadas en este fragmento. Como puede verse, podemos extraer dos concepciones totalmente diferentes del concepto “materia”; un primer concepto podríamos definirlo como “materia estática”, aquella idea sobre la materia que defienden los/las idealistas y un segundo concepto, contrapuesto al primero, que podríamos denominar “materia dinámica”. La primera concepción, la “materia estática”, reflejaría la idea de una ontología jerárquica, donde todo lo bueno está arriba y lo malo, lo vil, está abajo; hay que interpretar o entender simbólicamente aquello que está arriba y aquello que está abajo. Arriba sería el simbolismo de Dios y de lo divino, lo creador; mientras que lo de abajo, sería lo terrenal y lo impuro, lo creado. En cambio, la idea de “materia dinámica”  que nos presenta Bakunin, la idea de esa materia espontánea y eternamente móvil, activa y productiva es una idea que nos libera de esa jerarquía y división entre lo divino y lo impuro, entre el creador y lo creado. Nos muestra una materia que no es fija, que no es inmóvil, que no es creada, porque es activa y productiva, es decir, es materia creadora de materia y por ende la especie humana es producto de esa materia y todo su mundo, el relativo a la especie humana, es de la misma naturaleza dinámica que la materia[1].

Un error que comete Bakunin es seguir considerando, seguramente que de manera inconsciente, a Dios y a la materia, como dos entidades, él mismo comenta que ese Dios se contrapone a la naturaleza real convirtiéndola en la Nada. Esta argumentación indicaría que existe un Ser que es Dios que se contrapone a otro Ser que es la materia. Pero ¿qué ocurriría si leyéramos el concepto “Dios” y el concepto de “materia dinámica” desde una perspectiva simbólica o no mítica? ¿Nos encontraríamos que el concepto de “Dios” y el de “materia dinámica” están apuntando hacia el mismo lado?

Para responder a estas preguntas analizaremos un fragmento de Marià Corbí (2017) de su obra Las sociedades de conocimiento y la calidad de vida donde comenta lo siguiente acerca del concepto de “Dios” usado de manera simbólica o no mítica:

“Será un <<Dios-símbolo>> porque nuestro modo de vida, nuestras ciencias y la epistemología no mítica nos dice que el <<Dios-símbolo>> no es existente como lo enuncia la noción, no es una entidad ahí, trascendente y real, sino una dimensión de esto real que todo es y que nosotros [as] también somos, que no es ni real ni irreal y que es trascendente únicamente a toda nuestra capacidad de conceptualizar y representar” (Corbí, 2017; 93)

Corbí lee de forma no mítica el concepto de Dios, en cambio, Bakunin, sigue leyendo el concepto materia desde una epistemología mítica[2], casi diviniza la materia, ya que, como se ha podido leer más arriba, es definida como materia activa y productiva. Entonces, si leemos el concepto de “materia dinámica”, de la misma forma que hace Corbí con Dios, podríamos argumentar que Bakunin está apuntando a una dimensión que no es real ni irreal pero que tampoco es trascendente, una dimensión que es como productora, como móvil y como activa. Marià Corbí (2017) denomina a esa dimensión la Dimensión Absoluta (DA) y la define de la siguiente manera:

“La DA se presenta como la fuente de la realidad de todo, pero no es un agarradero; es como un inmenso vacío que se presenta en toda forma. Si fuera como un agarradero para nosotros los humanos [para la especie humana], tendría que presentarse como una forma; así tendríamos dos formas: la modelada por nosotros y la forma absoluta. Si fuera así, toda realidad tendría dos pisos y la forma absoluta sería absoluta en su forma y no la concepción vacía de toda modelación, con lo cual se perdería la flexibilidad y, por ello, toda forma sería una naturaleza inmutable [o como diría Bakunin, sería la naturaleza de los/las idealistas, esa “materia estática”] (Corbí, 2017; 19)

Ante este fragmento de la obra de Marià Corbí hay que detenerse y analizarlo. Para Corbí, la DA, es fuente de toda realidad y se presenta en toda forma, pero en toda forma que es modelada por la especie humana. Para Bakunin, la “materia dinámica”, sería una forma de esa DA, y para este autor, esa “materia dinámica”, sería un agarradero, da por sentado que la “materia” existe, no llega a comprender que “materia” solo es real dentro de los parámetros humanos. Pero como bien resalta Corbí (2017) en su libro, si esa “materia dinámica” fuera un agarradero, estaría cosificando y dualizando la realidad y, por ende, existiría una “materia dinámica” como fuente de todo y un algo “creado” a partir de esa “materia dinámica”. Entonces, releyendo o reinterpretando el concepto de “materia dinámica” como un apuntamiento hacia esa Dimensión Absoluta de la realidad, tendríamos que reconocer que la descripción que hace Bakunin, no es más que una modelación de esa realidad no-otra, que apunta hacia algo que no puede ser definido ni conceptualizado, al igual que sucede con el término Dios.

[1] Hay que aclarar o discutir que el concepto de materia en sí, es a su vez, un recurso lingüístico que tenemos, como especie animal constituida como tal por la lengua, para modelar nuestro entorno y así definir aquello que nuestros sentidos captan.

[2] Epistemología que considera que las cosas tienen entidad propia.

Jose Manuel Bobadilla