Una de las formas más populares de la poesía lírica japonesa es el haiku, una composición de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas, donde una imagen visual se contrasta con otra, sin comentarios, o donde a una imagen le sigue una reflexión concisa y huidiza al tiempo. Su proceso creativo es de total despojo para llegar a lo esencial, al decir simple, como vía de acceso al ámbito espiritual de la naturaleza. Un auténtico vaciamiento subjetivo para recrear una imagen verdadera. Un dejar opiniones, teorías y conceptos de lo que es la realidad para captarla en su esencia. Simples instantáneas de la realidad, de las que ofrecemos algunos ejemplos a continuación.
Sobre la gran campana
Se detiene una mariposa
Y duerme.
(Yosa Buson)
Una flor caída
Regresa volando a su rama
¡Una mariposa!
(Moritake)
Mirar, admirar
Hojas verdes, hojas nacientes
Entre la luz solar.
(Matsuo Basho)
Sobre la rama seca,
Un cuervo se ha posado;
Tarde de otoño
(Matsuo Basho)
Un viejo estanque;
Al zambullirse una rana,
Ruido de agua
(Matsuo Basho)
Aun floreciendo los cerezos
El nuestro es un mundo sufriente.
(Kobayashi Issa)
Rocío puro de la mañana
Sin utilidad para este mundo.
(Kobayashi Issa)
Junto al florero,
¿también la mariposa
Oye Lo Inmenso?
(Kobayashi Issa)
Oh hojas, preguntadle al viento
Cuál de vosotras será la primera en caer.
(Sôseki)
Selección de Pepa Torras