ARTE Y CONOCIMIENTO SILENCIOSO: LECCIONES DE VIDA. Apuntes

Pintar es, principalmente, querer conocer y hacer todo lo posible por conseguirlo
(Balthus)

El arte es una dedicación que busca conocer más allá de la construcción socialmente acordada. Con las palabras creamos el mundo. Al mismo tiempo, las palabras pueden ser el instrumento para ir más allá del mundo creado y ordenado por la palabra, como nos muestra la poesía. Del mismo modo que la pintura se sirve de líneas, formas, colores, texturas…, para adentrarse más allá de la percepción domesticada por los conceptos. El campo de acción del arte, de las artes, no es ya el medio conceptual –ni es tampoco conceptual el esfuerzo de comunicación que de él puede resultar-. Su campo es, precisamente, ir más allá de la ordenación conceptual de la realidad. Miguel Ángel Valente comenta con Antoni Tàpies:

«…afrontas una realidad que desconoces con instrumentos que no se fundan en la razón (…) la invitación de la pintura a entrar en un mundo que está más allá de las palabras es válida desde cualquier estética, pues es la aventura de la creación: ir más allá de las palabras. La palabra poética empieza justo donde el decir es imposible. Consiste en romper las fronteras de lo imposible…» [ 1 ]

Requiere silenciar al constructor utilizando los instrumentos de la construcción (la estructura lingüística, o las formas y colores, las capacidades humanas…), obligando a dar un giro a los sentidos y a las capacidades cognitivas: silencio de la construcción que pasa por el silencio del constructor, mediante la atención plena, sostenida, volcada hacia lo que existe. La atención plena exige polarización de las capacidades, y por tanto, renuncias. Exige desnudez de preconceptos, prejuicios, “pre-todo”…, y ello constituye también un esfuerzo. Esfuerzo que no se vive como una cadena, un peso, o una muerte, sino como una desnudez liberadora, un muro que se traspasa,…

No todo el arte consiste en esto. En términos generales, la creación (considerada artística) incluye otros móviles y posibilidades, -como, por ejemplo, la habilidad expresiva (plástica o lingüística) puesta al servicio de la comunicación del ego-. O al servicio de la liberación de los fantasmas que agarrotan el ego del artista y ayudan a éste a sacarlos a la superficie. Pero si nos acercamos al arte desde el interés por el cultivo de la cualidad humana profunda, entonces hemos de fijarnos en el testimonio de quienes viven el arte como dimensión del conocimiento silencioso, más allá del ego: cómo lo presentan, qué sugieren, que pistas nos ofrecen… Oigámoslos.

Balthus: “Me indigna el culto a la personalidad que rodea a muchos pintores contemporáneos. Pintar requiere todo lo contrario, borrarse cada día más, no tener más exigencia que la pintura y olvidarse de sí mismo y de todo lo demás. Y, en cambio, proliferan las declaraciones personales, las confesiones íntimas, el exhibicionismo. No me canso de insistir en que no es uno mismo lo que explicas o lo que quieres expresar, sino el mundo, sus noches y sus misterios. Quizás, de paso, hallarás alguna clave que te ayude a comprender mejor, pero no es ese el objetivo (…) Yo no he pretendido expresarme a mí mismo, sino al mundo por la pintura” [ 2 ]

Gao Xingjian: “Si la expresión de un artista sólo es un medio para expresar directamente su “yo”, su arte se volverá totalmente absurdo. El “yo” es una masa caótica o un agujero negro original. Considero que la creación artística es más una purificación que una expresión del “yo”. Consiste en examinar, con los ojos bien abiertos y extremadamente atentos, los diez mil mundos que nos rodean” [ 3 ]

Francisco Pino: “En poesía hay que perseguir, seguir un rastro, aunque no se consiga. Aunque dé miedo. Porque la poesía es susto, caminas sobre un alambre expuesto a caerte, a no ser nadie. El poeta labora contra sí. Ofrece un contra sí, y no puede hacer posible nada más que a través de su incendio. Por eso el poeta no comunica nada, se manifiesta encarnado en llamas, enllameado.” [ 4 ]

Las grandes líneas del silenciamiento en el arte
Expresada de muy diversas maneras, es constante la referencia a la necesidad de aproximarse lo más posible a la realidad, hasta llegar a penetrarla. Y que, para ello, el trabajo consiste en reducir o eliminar todo aquello que nos separa: uno mismo, las propias ideas, el filtro que interponemos, las propias expectativas, los miedos… Se avanza trabajando y se trabaja vaciándose, en una especie de espiral que acerca al buscador a la raíz del existir mientras le aleja del mundo de la egocentración:

Alberto Giacometti: “Cuanto más trabajo yo, más desconocido se vuelve todo, absolutamente desconocido; asombro y maravilla y, al mismo tiempo, imposibilidad de representarlo. A medida que trabajo, mi visión se transforma, la realidad crece día a día, más y más bella, más y más desconocida. Más me acerco yo, más crece y más se aleja ella y, así, más imposible resulta representarla, más lejos estoy de poder ofrecer nada. Pero aunque no pudiera llegar a ofrecer ningún resultado a nadie, trabajar así ya merecería la pena para mí mismo (…) Avanzo cada día,…; no, cada hora, (…) Es la más extraordinaria de las aventuras.” [ 5 ]

Cézanne: “No debe haber más intervención deliberada que el silencio. El artista debe conseguir silenciar por dentro las voces de todos los prejuicios, debe olvidar, crear silencio, ser un perfecto resorte.” [ 6 ]

“Tendidos hacia”, tensión, atención total, polarización que se concreta en un constante vaciarse, des-ocuparse, para permitir ser “lo que es”.

Valente: “Lo primero que tiene que hacer todo artista es tener el estado de disponibilidad que presupone un espacio vacío. El artista se hace vaciándose a sí mismo. Crear es generar un estado de disponibilidad, en el que la primera cosa creada es el vacío, un espacio vacío. Pues lo único que el artista acaso crea es el espacio de la creación. Y en el espacio de la creación no hay nada (para que algo pueda ser en él creado). La creación de la nada es el principio absoluto de toda creación (…) El estado de creación es igual al wu-wei en la práctica del Tao: estado de no acción, de no interferencia, de atención suprema a los movimientos del universo y a la respiración de la materia. Sólo en este estado de retracción sobreviene la forma, no como algo impuesto a la materia sino como epifanía natural de ésta. Y la materia para el artista no se sitúa nunca en lo exterior. Ocupa el espacio vacío de lo interior, el espacio generado por retracción, por no interferencia, donde 2-1 suele ser mayor que 2+1, según la ley de la edición negativa que Kandinsky, tan próximo, formuló.” [ 7 ]

Afinar la atención y minimizar el “yo” son como las dos caras de una moneda, para llegar a entender la realidad “en sí”. Captación desde el interior, sin separación alguna. Joan Maragall llega a decir: “aquí estoy, solo, cerca del mar. Soy la naturaleza que se siente a sí misma”. (8) Sin las barreras o filtros que establece el yo, el mundo deja de ser un escenario al servicio de la egocentración y deja entrever el latido de la existencia, vivo, innombrable, inefable, potente, en un rostro, un árbol o una gota de agua:

Su Dongpo: “para poder pintar un bambú tengo que lograr que el bambú se forme en mi pecho mostrándose como bambú”. (9)
Vincent Van Gogh: “Cuando se quiere dibujar un sauce llorón como el ser vivo que en verdad es, todo lo que lo rodea viene relativamente solo, siempre que se haya concentrado toda la atención sobre el árbol en cuestión, y que uno no se haya detenido antes de haberle dado vida”. [ 10 ]

Gao Xingjian: “La observación de la persona que consigue sentir el latido de la vida trasciende cualquier juicio de valor. (…) El escritor que observa la realidad sin depender de juicios de valor convierte la observación y la búsqueda de la realidad en su ética particular y superior.” [ 11 ]

Balthus: “Un pintor ejercita siempre la mirada: se trata de ir “más lejos” de lo que le muestra el entorno; pero ese “más lejos” está aquí mismo, en la realidad misma, en ningún otro lugar. No dejas de mirar, en estado de alerta, da igual que tengas la vista tan mal como la tengo yo ahora, lo que importa es el estado de tensión de la mirada interior. Esa manera de penetrar las cosas con la certeza de que están absolutamente vivas, en una inimaginable plenitud”. [ 12 ]

Al ser preguntado sobre qué es para él el arte, Giacometti responde:

“…el intento de aprehender la realidad. Ver, comprender el mundo, sentirlo intensamente y ampliar al máximo nuestra capacidad de exploración. Y la gran aventura (trabajando un rostro) es ver surgir cada día algo absolutamente nuevo y desconocido en ese mismo rostro”. [ 13 ]

Una aprehensión de la realidad que exige superar la distancia objetiva, romper el juego de la dualidad. En arte, el silencio del yo está al servicio del conocimiento.

“Cuando un pintura carece de vida –dice John Berger- se debe a que el pintor no ha tenido el coraje de acercarse lo suficiente para iniciar una colaboración. Se queda a una distancia de “copia”. Acercarse significa olvidar la convención, la forma, la razón, las jerarquías y el propio yo”. [ 14 ]

¿Qué es lo que alimenta una dedicación tal, plena y total? El interés desinteresado, el amor. Una vez más, la espiral: el amor crece en la medida en que crece el interés, cuanto más se trabaja, más interés «desinteresado», más gratuidad…

Henri Matise: “Hace falta un inmenso amor capaz de inspirar este esfuerzo constante hacia la verdad, esta generosidad y esta renuncia profunda que requiere la génesis de cualquier obra de arte, ¿no es amor el origen de toda creación?” [ 15  ]

Paul Valéry: “La obra despierta continuamente en nosotros una sed y una fuente. En recompensa de lo que cedemos de nuestra libertad, nos da el amor de la cautividad que nos impone y el valioso sentimiento de conocimiento inmediato. (…) y nos sentimos posesores para ser magníficamente poseídos. Entonces, cuanto más damos, más queremos dar, creyendo recibir. La ilusión de actuar, de expresar, de descubrir, de comprender, de resolver, de vencer, nos anima. Todos esos efectos (…) atacan de la forma más rápida los puntos estratégicos que dominan nuestra vida afectiva…” [ 16 ]

Al afinar en debilitar los “puntos estratégicos” sobre los que se apoya la egocentración, se avanza en el reconocimiento; re-conocimiento de una realidad transformada, nueva, porque ya “no hay nadie que observe”. Conocimiento, re-conocimiento que es –indisolublemente- experiencia de liberación. Libertad profunda, certeza, gozo, paz, ante el “rostro” que se muestra. Libertad en un camino sin fin, de novedad en novedad:

Yves Bonnefoy: “¡Cuánto hay que afinar para lograr ser libres! ¡Cuántos hábitos hay que abandonar (con precaución, para no herir lo que sí es)! (…) Dibujar es despojarse, sacrificar todos los bienes, quemar las naves. Pienso en las palabras de Basho: “yo mismo, fragmento de una nube dejándome embestir por los vientos”. [ 17 ]

Henri Matisse: “Espero lograr perder pie algún día y dejarme guiar ya sólo por lo desconocido. Algún día poder romper por fin ese muro que me rodea y cantar en plena libertad”. [ 18 ]

Joan Maragall, en una carta: “…son momentos de luz, con una paz inmensa al tiempo que todas las inquietudes del mundo me son indiferentes; es el puro gozo de ser, sea como sea, es la vida eterna (…) Si os ejercitáis en ello, de tal manera que el resto sea ya lo menos importante, el muro que nos rodea se irá rebajando, sutilizando, y dejándose penetrar hasta que finalmente se tambalee y caiga”. [ 19 ]



1. Conversación entre Antoni Tàpies y José Ángel Valente. Barcelona, La Rosa Cúbica, 1998. p. 38
2. Mémoires. Monaco, du Rocher, 2001. p. 38
3. Gao Xingjian. Por otra estética. El Cobre, 2004. p. 89
4. en “De poesía”, El País, 24-07-1999 (Babelia, p. 5)
5. Alberto Giacometti. Écrits. París, Hermann, 1997. pgs. 266-267
6. en A. Marí. Formes de l’individualisme. València, Eliseu Climent, 1994. p. 223
7. Conversación sobre el muro. Barcelona, La Rosa Cúbica, 1998. p. 35
8. Elogi de la paraula. Barcelona, Edicions 62, 1978. p. 46
9. F. Jullien. La grande image n’a pas de forme. París, Seuil, 2003. p. 254
10. Cartas a Théo. Seix Barral, 1977. p. 58
11. Gao Xingjian. Por otra estética. El Cobre, 2004. p. 58
12. Mémoires, p. 243
13. Écrits. 1997. p. 279
14. Algunos pasos hacia una pequeña teoría de lo visible. Ardora. 1997. p. 41
15. Escritos y opiniones sobre el arte. Debate, 1993. p. 223
16. de la “Primera lección del curso de poética”, en: P. Valéry. Teoría poética y estética, 1998. p. 124-125.
17. Remarques sur le dessin. 1993, p. 78
18. Escritos… . 1993, p. 154
19. en G. Maragall i Noble. Joan Maragall. Barcelona, Edicions 62, 1988. p. 150

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