POSTULACION DE LA DIMENSIÓN ABSOLUTA O DE LA GRATUIDAD A LA LUZ DEL ANALISIS ESTRUCTURAL DE LA PRAXIS DE ANTONIO GONZÁLEZ
Dada la trascendencia humana y científica del tema corbiano la postulación racional de la dimensión absoluta, es científicamente estimulante encontrar convergencias fundamentales a este respecto, aunque no sean totales, en otros autores. Más aun cuando éstas se dan en planteamientos científicos concebidos y desarrollados con propósitos y enfoques bien diferentes, como es el análisis estructural de la praxis realizado por el filósofo Antonio González[1]. No sólo es científicamente estimulante, sino, como pasa siempre en semejantes casos, ocasión científicamente anhelada para contrastar, aprender, integrar y avanzar en el planteamiento así confirmado.
De todo el análisis estructural de la praxis realizado por González, a efectos de nuestro interés de mostrar convergencias que se dan en puntos muy importantes, nosotros nos vamos a limitar aquí a tres momentos del mismo: la ocurrencia del acto y su naturaleza radicalmente diferente de las cosas que en el mismo se hacen presentes, la justificación necesaria de las acciones humanas o la universalidad del esquema de la ley y su limitación en términos de justificación, y la alteridad real de las cosas o la realidad más allá de ellas a la que la alteridad real remite. En los tres momentos la postulación racional de una realidad más allá de toda realidad, y por tanto más allá de la razón apuntando a la dimensión absoluta, es un hecho. Pero previamente a dar cuenta de ello, se impone un primer momento sobre la motivación del autor y la naturaleza de su análisis, fuente ésta de una primera convergencia con el planteamiento de Marià Corbí.
Motivación y análisis
De Antonio González siempre se destaca, y con razón, su vinculación intelectual filosófica, e incluso institucional, con el pensamiento de Xavier Zubiri e Ignacio Ellacuría. En la obra de Zubiri ha bebido su pasión por la realidad, por cómo se funda y por cómo acceder con rigor filosófico a ella. De Ellacuría recibió su pasión por la realidad social y política, y por un conocimiento fundado de la misma, al servicio de su transformación mediante una praxis liberadora. La inspiración zubiriana en el sentido amplio, recibida a través de Ellacuría, cruza toda su obra[2].
[1] Este análisis, que retoma en sus obras Teología de la praxis evangélica. Ensayo de una teología fundamental, Sal Terrae: Santander 1999 y en La transformación posible. ¿Socialismo en el siglo XXI?, Bubok: Madrid 2010, lo desarrolla sobre todo en su obra Estructuras de la praxis. Ensayo de una filosofía primera, Trotta: Madrid 1997.
[2] Lo cual no quiere decir que coincida en todo con Zubiri, comenzando por el mismo concepto de realidad. Cf. Estructuras de la praxis, pp. 36-43.