4.
(textos capítulos 5-6)
Cuando te enojas siempre te crees en lo justo, ¿verdad? (72)
Piensa en tu muerte. Puede tocarte en cualquier momento, así que de veras no tienes tiempo para pensamientos y humores de cagada. Ninguno de nosotros tiene tiempo para eso. (68)
Te sientes inmortal, y las decisiones de un inmortal pueden cancelarse o lamentarse o dudarse. En un mundo donde la muerte es el cazador, no hay tiempo para lamentos ni dudas, amigo mío. Sólo hay tiempo para decisiones. (70)
Lamentos. Te has lamentado toda tu vida porque nunca te haces responsable de tus decisiones. (73)
… no hay decisiones grandes ni pequeñas. Sólo hay decisiones que hacemos a la vista de nuestra muerte inevitable. (74)
Ejercicio de observación. Para poder darnos cuenta de nuestros juegos y trampas…
1.
Enfocamos alguna situación (un momento específico, o relación, o ámbito …), una situación en la que hay “lamento». Observamos, procurando entender lo que está pasando. Algo así como quien mira una película muda e intenta averiguar qué está es lo que se está viviendo. Porqué esa queja, qué sucede; a quien-qué culpamos…
2.
Dedicamos unos momentos a situarnos en la conciencia de que «no hay tiempo»; el rato que necesitemos para sentir el «toque» de nuestra muerte, para despertar la conciencia de impermanencia, la mía, la del «otro» (a quien sea que yo esté culpando).
Volvemos a valorar la situación observada antes.
¿Tiene sentido vivirla como la vivo?
¿Qué puedo hacer para vivir de verdad en cada situación? Tal y como soy, sin disfrazar las dudas, las inseguridades…
Y si a quién estoy culpando es a mi mismo/a… ¿Puedo intentar hacer el gesto de mirarme procurando transmitirme una aceptación plena?
…. podía pasar el resto de mi vida entregado al remordimiento, compadeciéndome por lo que había perdido… (78)
(volvemos a centrar la atención en la respiración, unos últimos minutos)