Claros rasgos no duales de Rumí
Resulta enormemente ilustrativo de la unidad profunda de todas las grandes tradiciones espirituales de la humanidad poder comprobar como un musulmán, teísta puede llegar a tener expresiones que podrían haber sido firmadas por un vedantino, no teísta y no dualista. Permítaseme una cita larga por lo extraordinario del texto.
Dice Rumí: En lo espiritual no hay división ni números, no hay partición ni individuos. Dulce es la unidad del Amigo con Sus amigos; aférrate al pie del espíritu. La forma es testaruda. Haz que la terca forma se consuma de tribulación para que bajo ella, puedas descubrir la unidad, como un tesoro. Y si no la consumes, Sus favores la consumirán –oh mi corazón es su vasallo. Se cose a nuestros corazones y cose el remendado manto del derviche.
Hubiera explicado este tema con contención pero temo que alguna mente tropiece. Sus puntos son afilados como una espada de acero; ¡si no tienes escudo (capacidad de entender) date la vuelta y huye! No vengas sin escudo contra este duro metal, pues a la espada no le avergüenza cortar. Por ello he envainado la espada, para que nadie malinterprete mis palabras. [ 1 ]
Rumí se da cuenta de que lo que ha dicho se sale de las categorías habituales del Islam como religión; por eso advierte del riesgo de lo que está formulando. Sus palabras son duras y cortantes como el filo de una espada. Y advierte, quien se aproxima a la espada sin el escudo que proporciona una comprensión adecuada, pueden perecer a su filo.
Cualquiera no puede enfrentarse a lo que supone la espiritualidad como vacío de imagen.
[ 1 ] Rumí: Mathnawî. Madrid, 2003, Editorial Sufí, Tomo I, pg. 62.