“Soy vida que quiere vivir, rodeada de vida que quiere vivir". No se trata de un aforismo ingenioso. Hora tras hora, día tras día, desde el momento en que se me hizo evidente cuando cruzaba el río entre los hipopótamos, esta certeza me acompaña y orienta mi actuación y mi sentir. "Respetar la vida", "venerarla": el cultivo constante de esta certeza genera una savia de profundas raíces, el sentido ético de nuestra unión con el Ser. Valorar y respetar ese impulso de vida inconmensurable, tanto como valoro el mío propio.
(Albert Schweitzer. Respect de la vie. Paris, Arfuyen, 1990. [s.XX, pastor protestant, metge, músic i premi Nobel de la Pau])