Tal como están funcionando las sociedades tecnocientíficas, con sus cambios cada vez más acelerados, y sus continuas ofertas de nuevos productos y servicios, resultan inviables e insostenibles.
Las nuevas sociedades industriales están siendo regidas, casi en exclusiva, por las leyes del mercado y del capital que busca rendimiento rápido y a corto plazo, sin más consideraciones. Este es un funcionamiento de hecho incontrolado y sumamente peligroso, porque nos lleva a
-a la degradación y destrucción del medio,
-a la extinción masiva de especies vivientes,
-al calentamiento acelerado del planeta, con todas las catástrofes que eso supone,
-al conflicto de países y de estratos sociales,
-a la miseria extrema de sectores sociales de un mismo país y de países enteros,
-al crecimiento de los conflictos sociales y de los conflictos entre países pobres y países ricos.
Todos estos conflictos son una bomba de relojería que tarde o temprano estallará. Podemos afirmar que nos llevarán, si es que no nos han llevado ya a:
-al abandono casi completo de una cualidad de vida que no redunde en beneficio del capital,
-a la ruptura con las tradiciones de sabiduría sobre esa cualidad.
Nos estamos encontrado con el fenómeno, nuevo en la historia de nuestra especie y profundamente peligroso, de que nuestro aparato tecno-científico en continuo crecimiento está en manos de hombres, sociedades y países que desatienden la CH cualidad humana y la CHP cualidad humana profunda. Nada está más lleno de riesgos que este tipo de cultura carente de cualidad humana, que maneja y dirige un poderoso instrumental tecno-científico, con el que esclavizar a las personas y al medio, porque ambos está tratados como recursos para obtener rápidos y abundantes beneficios.
La continua creación de armas de destrucción masiva, cada vez más poderosas, está en manos de los egoísmos empresariales y de países, o más exactamente, están al servicio del capital financiero incontrolado que utiliza el poder político y militar a su conveniencia, sin más consideraciones.
Es evidente que las cosas no pueden seguir así, que hay que dar un gran golpe de timón.
Hemos de asumir libremente y de todo corazón el destino que nos han impuesto las actuaciones, durante siglos, de nuestros antepasados. No fueron conscientes del destino que nos estaban imponiendo, pero ese es su legado al que no podemos ni renunciar ni abandonar.
Hay que asumir voluntaria y coherentemente ese destino, si no queremos llevar a la ruina a nuestra especie, a la vida en la tierra y a la habitabilidad del planeta. Hay que crear una forma de vida colectiva que sea coherente con las sociedades de conocimiento e innovación continua.
Habrá que poner un especial énfasis en educar a individuos y colectivos para la indagación y la creación constante, para los cambios continuos de modos de vida, sin traumas.
En las nuevas condiciones de vida, ni individuos, ni grupos, ni países pueden funcionar solos, autárquicos.
Hay que asumir coherentemente la globalización de todos los aspectos de nuestras vidas.
Tendremos que cuidar del medio como de nosotros mismos. Ni medio, ni personas o grupos pueden ser consideradas como recursos.
Habrá que ingeniárselas para profundizar constantemente en el sentimiento y en la actuación simbiótica con las personas y con el medio.
El eje de este tipo de sociedades es el estudio y la indagación constante de por vida. Ese estudio e indagación no podrá ser exclusivamente científica, tecnológica, de competencias, tendrá que ser también axiológica; es decir, tendrá que incluir la indagación y práctica de la CH y la CHP, porque sin ellas iríamos a la ruina porque caeríamos en la sociedad de explotación y depredación inconsiderada.
La CH y la CHP se han convertido en un asunto de sobrevivencia de la especie y del planeta, ya no es una cuestión opcional.
Habrá que trabajar con urgencia para que este tipo de sociedad se extienda a todos los pueblos de la tierra, elaborando procedimientos hábiles y generosos para conseguir ese fin.
La política, la economía y la gobernanza mundial tendrán que ser de acuerdo con las sociedades globalizadas de conocimiento.
A esas exigencias tendrán que adecuarse las organizaciones democráticas, contando con la posibilidad que nos ofrecen las TIC de una comunicación simultánea a los acontecimientos y a los problemas.
Ninguna persona, ningún pueblo, ni tampoco la tierra deben ser vistos y sentidos como recursos para otros, porque eso equivale a verlos y sentirlos como esclavos.
Habrá que hacer los mayores esfuerzos para poder heredar el legado sobre cualidad humana de todas las tradiciones de sabiduría de la humanidad, sin compartimentarlas, sin jerarquizarlas, sin imponer unas a las otras, sin exclusiones ni exclusivismos, pero aprendiendo a discernir lo que es de cualidad de lo que no lo es; aprendiendo, a la vez, a liberar a todas las tradiciones de los detritus que la historia ha acumulado sobre perlas de sabiduría.
La oferta a los individuos y a los grupos, una oferta que es una imposición, es la posibilidad de una vida entregada a un trabajo creativo, no rutinario, libre, indagador, en equipos coordinados por la comunicación voluntaria en torno a un proyecto, en cuya elaboración todos habrán intervenido en un grado u otro.
Es una oferta de una vida de solidaridad y comunicación con todos los pueblos, tradiciones y culturas, respetando y cuidando el medio como nuestro propio cuerpo.
El sujeto o grupo que no asuma con todo el corazón y la mente esta oferta-imposición, quedará marginado irremediablemente.
Se ofrece a todos los individuos y grupos la posibilidad de una educación e indagación constante, cada uno en su medida, continuamente reciclada y, sobre todo, se ofrecen unos modos de cultivo de la CHP sin imposiciones, ni sumisiones, libres pero necesarios y no optativos. La colectividad y el gobierno colectivo deberán tener esto en cuenta.
No se podrá llevar a término esta ingente tarea, que es cambiar radicalmente el estilo de vida de la humanidad entera y de cada persona y cada grupo, sin localizar y, a ser posible, convencer o neutralizar a quienes se opongan a esta transformación necesaria e imprescindible para nuestra sobrevivencia colectiva.
Todos los que pretenden volver al pasado son adversarios; también lo son los que fijan o pretenden fijar en un sistema de creencias religiosas o ideológicas; los individuos y grupos que defiendan un uso de las tecnociencias para la explotación de de las personas y el medio; los que sostienen sistemas axiológicos, religiosos, morales, económicos, políticos, de principios inmutables que intenten imponerlos a todos; los que menosprecian las tecnociencias y añoran volver al pasado; todos los que justifican y defienden superioridades e inferioridades en las razas, en las tradiciones culturales y espirituales, entre los sexos, el color de la piel, etc.; todos los que defiendan una organización económica y política regida exclusivamente por el propio interés desatendiendo toda otra posible consideración.
Son aliados todos los que son conscientes de la necesidad de grandes trasformaciones culturales para evitar los graves riesgos a los que nos vemos enfrentados; quienes piden más democracia, solidaridad y simbiosis entre las personas y los países; los que pelean por una economía sostenible; los que luchan por la justicia en el interior de los grupos, de los países y entre países; los que defienden el medio; los que protestan contra todo tipo de exclusiones, religiosas, morales, de orientación sexual, económicas, etc.; los que intentan oponerse a las especulaciones de un capital financiero sin control; los que reclaman que todo humano tenga educación, comida, atención médica, una casa, un trabajo, una pensión de vejez.
Todos esos grupos, indignados de una forma u otra, son nuestros aliados en lo fundamental de sus reclamos, no necesariamente en las concreciones de sus propuestas.
Todos los que buscan la CH y la CHP son también nuestras aliados. Lo son en su inquietud y su búsqueda, no necesariamente en el modo y concreción de su búsqueda.
Por el contrario, son adversarios todos los que pretenden tener ya la solución política, económica, moral, espiritual, religiosa y quieren imponerla a todos.
Hay muchos más adversarios y aliados que los que se pueden enumerar en una lista. En cada grupo, en cada proyecto axiológico adecuado a las nuevas sociedades, sea al nivel que sea, habrá que detectarlos en detalle, para defenderse de los que se oponen y contar con la ayuda de los que van, en algún sentido, en la misma dirección.