Para crear el “remitente”:
La cultura basada en el conocimiento, es decir, las sociedades que viven de la creación continua de conocimientos científico-tecnológicos y, a través de ellos, de la creación continua de nuevos productos y nuevos servicios, son ya un destino inevitable para toda la humanidad y para todas las organizaciones, sean del tipo que sean.
La cultura basada en el conocimiento no será única ni uniforme. Toda cultura de conocimiento será el resultado de tener que vivir de la innovación constante, más el enfoque que se dé a esa marcha continua según el espíritu, la actitud profunda de cada cultura frente a la vida y a la realidad.
Las culturas, estén donde estén, tendrán que programarse para el tránsito continuo hasta llegar a la cultura de conocimiento. Este es ya un destino que se nos ha impuesto a causa de nuestra condición de vivientes frágiles y necesitados.
Toda organización, sea del nivel que sea y tenga la pretensión que tenga, tendrá que partir de esta convicción. Quienes todavía no la tengan tendrá que hacer los mayores esfuerzos para adquirirla. Esta es ya, para todos los pueblos y todas las organizaciones una condición insoslayable de sobrevivencia, en un plazo no muy largo.
Las culturas de conocimiento que se nos imponen son inseparables del cultivo de la cualidad humana y la cualidad humana profunda entendidas y vividas como una indagación libre que es capaz de heredar el legado del pasado.
Para crear el “destinatario”:
El destinatario de este destino son todos los pueblos, todas las culturas de la humanidad y todas las organizaciones. No hay posibilidad ninguna de escapar de ese nuevo modo de vida impuesto por las decisiones y obras de nuestros antepasados.
Las culturas no son formas fijadas, aunque durante miles de años lo hayan estado, son un estilo de vida, un espíritu, un enfoque hondo frente a la vida y las cosas.
Las sociedades de conocimiento son abstractas, antes de convertirse en culturas de conocimiento. Y se pueden convertir en culturas de conocimiento con diversos espíritus, con diversas actitudes frente a la realidad de la dimensión relativa a nuestras necesidades y con relación a la dimensión absoluta, gratuita de nuestro acceso a la realidad.
Nadie puede excusarse de dar una nueva forma a la peculiaridad de la propia cultura. Nadie puede negarse a cambiar, incluso radicalmente las formas más queridas de la propia cultura por amor a la intocabilidad y sacralidad de las formas, sin pagar incluso con la propia sobrevivencia como pueblos y como culturas.
Ninguna cultura, ningún pueblo y ninguna organización pueden librarse de dar una respuesta adecuada a esta situación. No hay escapatoria posible para nadie.
Quienes no se sometan a este destino o sean perezosos, reticentes o negligentes en hacerlo, cargarán con gravísimas consecuencias porque serán marginados o desaparecerán.
Para crear el “objeto”:
Toda organización de innovación y cambio continuo, y la cultura de conocimiento en general, tendrán que ofrecer a los individuos que la componen:
-un mejor modo de sobrevivencia,
-una mejor coordinación entre los miembros de la organización,
-ausencia de conflictos graves entre los miembros de la organización,
-comunicación y no mero intercambio de información,
-competitividad profesional entre los miembros de la organización, no competencia,
-posibilidad de un trabajo no rutinario,
-mejores posibilidades de desarrollo de la propia especialización y de la persona de sus miembros,
-mejores condiciones de trabajo: flexibilidad de horarios, cualidad del medio de trabajo,
-mejores condiciones para la vida familiar y para el cuidado de los niños,
-mejores condiciones de relación con el medio social y físico,
-posibilidad real de cultivo de la CH en equipo y de la CHP también en equipo, como necesarios y no optativos.
Cualquier organización deberá ofrecer, en algún grado, estas ventajas con relación a las sociedades de competitividad y explotación, a todos sus miembros, como condición sine qua non de la adhesión voluntaria de sus miembros y como condición imprescindible para su implantación y estabilidad.
Para la creación del “sujeto”
Habrá que conseguir que los miembros de las organizaciones de conocimiento se adhieran voluntariamente a la propuesta de las organizaciones de conocimiento.
Habrá que hacer comprender, al nivel en que se mueva la organización, que la propuesta que hace el “objeto” es un destino inevitable y, a la vez, que no se puede dar respuesta a ese destino más que con una adhesión libre. Hay que asumir como necesario ese destino, sabiendo que sólo se resulta operativo si se hace libremente. Para ayudar a esa aceptación voluntaria, pero necesaria, habrá que acentuar los aspectos ventajosos de las organizaciones de conocimiento.
Para detectar a “los ayudadores”
Toda organización de conocimiento, sea del nivel que sea y tenga la pretensión que tenga, deberá hacer un recuento de las personas, ideas, movimientos, opiniones o grupos sociales que son favorables a sus pretensiones, para buscar alianzas y crear sinergias.
Son ayudadores y aliados:
-los que se oponen a la explotación de personas y del medio,
-los que se oponen a considerar el egoísmo de los individuos como eje de toda actividad de personas y colectivos, tengan la pretensión que tengan y sean del tamaño que sean,
-los que se oponen a que productores y servicios se impongan por medio de una propaganda masiva, empleada sin ningún escrúpulo de contenidos y de formas,
-los que crean una necesidad ficticia o dañina a la población por interés económico,
-los que se oponen a las grandes organizaciones de producción o financieras que controlan los mercados, la marcha de la economía de los países y la economía global, los que imponen la orientación de la política según sus intereses,
-los que se oponen al control de la investigación científica y tecnológica en provecho primario de las grandes compañías,
-los que se oponen al control de la información por los intereses de gran capital,
-los que se oponen a los nacionalismos egoístas y explotadores,
-los que se oponen a las religiones, movimientos religiosos o ideológicos que pretenden tener la verdad y el PAC adecuado a todo tipo de culturas y sociedades, de forma exclusiva y excluyente,
-los que se oponen a quienes crean divisiones y fronteras que enfrente a personas, pueblos, ideas, actitudes ideológicas espirituales,
-a los que se oponen a la homogeneización de las culturas con la pretensión de imponer una cultura sobre todas las demás,
-los que se oponen a los que defienden que la CH y la CHP es cosa de los individuos y meramente optativa.
Son ayudadores también los que pretenden, buscan, intenta:
-una sociedad más justa y equitativa,
-defender a los oprimidos y al medio,
-defender la solidaridad entre personas y países,
-colaborar en comunicación y servicio,
-conseguir una sociedad más democrática a todo nivel, empezando por la familia,
-promover una sociedad más austera,
-defender a los pequeños productores frente a las grandes compañías,
-una investigación científica y tecnológica libre de los intereses económicos de las grandes compañías,
-una globalización a favor de todos y no sólo de unos pocos,
-la legitimidad de todas las tradiciones religiones y espirituales y quieren promover su conocimiento y aprecio,
-defienden la riqueza y peculiaridad de todas las culturas y procuran su pervivencia,
-que la CH y la CHP, con sus peculiares tradiciones y medios,
La lista de ayudadores no pretende ser exhaustiva, es únicamente orientativa.
Los ayudadores citados, como aquellos a los que se oponen, operan en todas las organizaciones de conocimiento, tengan la pretensión y el tamaño que tengan, y lo hacen siempre de una forma u otra.
Para detectar “los adversarios”.
Son adversarios a las organizaciones y a la cultura de conocimiento todos aquellos a los que se oponen los ayudadores.
También lo son los que se oponen a lo que pretenden, buscan o intentan los ayudadores o aliados.
Los grandes ejes de los opositores son el egoísmo como eje de la construcción del sujeto y de la sociedad, la fijación de los PAC y sus consecuencias con pretensión de exclusividad y el uso de saberes, ciencias y técnicas para la explotación de personas y medio.
Estrategias y tácticas.
Hay estrategias que son generales a todas las organizaciones de conocimiento y a la cultura de conocimiento en general.
La estrategia básica y fundamental es hacer comprender, con todos los medios adecuados, la necesidad ineludible y urgente de incorporarse a las SC y a la cultura de conocimiento.
Si este punto está claro, si la comprensión ha llegado a ser convencimiento, es decir, ha llegado a la sensibilidad hasta el punto de conmoverla, las tácticas a emplear para conseguir ese propósito se seguirán con claridad y eficacia.
Cada tipo de organización deberá aplicar unas tácticas u otras, según su pretensión, según las dudas a las que deba enfrentarse y el tipo de oposición en ideas, actuaciones e intereses que haya que superar.
No resulta de utilidad concretar, de forma general, las estrategias y las tácticas.