Sociedad informacional y sociedad del conocimiento. Coincidencias y divergencias por Montserrat Cucarull

En este trabajo intentaremos comparar los rasgos de la nueva sociedad emergente a la que algunos denominan sociedad técnico-científica o de la información en la que ya estamos inmersos, con la que otros llaman sociedad del conocimiento para referirse a la misma sociedad. ¿Nosotros estamos hablando de la misma sociedad cuando la denominamos de información o cuando la llamamos de conocimiento? Intentaremos aclararlo.

Los dos términos están mencionados en muchas publicaciones para referirse a lo mismo,  pero a veces es difícil poder clarificar y comprender cuales son los hechos centrales y más significativos en cada una de ellas, qué las definen, qué cambios se han producido y la lógica y coherencia de las consecuencias que se generan con dichos cambios.

La llamada sociedad de la información está caracterizada por una revolución tecnológica centrada en torno a las tecnologías de la información y junto con el avance de las ciencias y la técnica alimentándose mutuamente, ha modificado profundamente todos los aspectos de la vida colectiva y de la actividad humana.

La que hemos denominado sociedad del conocimiento, vive de la innovación continua y del cambio. La innovación y la transformación son primariamente científicas y tecnológicas pero tienen repercusiones organizativas, sociales y axiológicas. Y es en esta última característica, la axiológica, donde nosotros nos apoyaremos para caracterizar y estudiar este tipo de sociedades.

Las  transformaciones que están ya afectando a todas las sociedades de una u otra manera se presentan de forma cada vez más acelerada: las economías de todo el mundo se han hecho interdependientes a escala global, introduciendo a su vez nuevas formas de relación en todos los campos como en la economía, en el estado, y en la sociedad, cambiando el trabajo y con ello las relaciones laborales y personales.

Aunque el cambio se presente con variaciones institucionales, culturales  e históricas según las latitudes, lo que no podemos negar ya es que se originan nuevos modos de vivir, nuevos sistemas de valoración y motivación colectivos que hasta ahora nunca nos habíamos planteado si era necesario estudiarlos y si son adecuados a la nueva sociedad.

El presente trabajo pretende pues aclarar esos conceptos, esos términos que usamos normalmente: sociedad de la información, sociedad de conocimiento; qué se está describiendo detrás de estos términos, ver diferencias y distintos enfoques en  trabajos publicados así como la lógica interna que exige el funcionamiento de la que llamamos sociedad de conocimiento. Intentaremos describir los cambios centrales que han tenido lugar y la coherencia de las transformaciones que se sigue de ellos, o en caso contrario las consecuencias del incumplimiento de su lógica y comprender la necesidad y urgencia de promover la investigación porque en el nuevo contexto cultural en el que nos encontramos, nada ni nadie nos dice cómo hemos de vivir ni qué ciencias y tecnologías construir. Estamos en un contexto totalmente nuevo e inédito para la especie humana.

Sociedad de la información, sociedad de conocimiento y sociedad red[1]

Cualquier término que usemos, en el fondo, es un atajo que nos permite hacer referencia a un fenómeno sin tener que describirlo cada vez; pero el término escogido no define, de por sí, un contenido. El contenido emerge de los usos en un contexto social dado, que a su vez influyen en las percepciones y perspectivas ya que cada término lleva consigo un pasado y un sentido (o sentidos), con su respectivo bagaje ideológico o conceptual. Era de esperarse, entonces, que el término que se quiera emplear para designar la sociedad en la que vivimos, o a la cual aspiramos, sea objeto de una disputa de sentidos, tras de la cual se enfrentan diferentes proyectos de sociedad.

Sociedad de la información es el término más frecuente en el ámbito del habla inglesa y el de sociedad de conocimiento es más importante en el ámbito del alemán; sociedad de la información se utiliza sobre todo cuando se tratan aspectos tecnológicos y sus efectos sobre el crecimiento económico y el empleo mientras que tanto en el ámbito de las ciencias sociales como en el ámbito político, se observa que este término es reemplazado por el de la sociedad del conocimiento.

La sociedad de la información tiene como punto de partida la consideración de que la producción, la multiplicación y la distribución de la información es el principio constitutivo de las sociedades actuales. Hablar de sociedad de la información refiere a un nuevo prototipo de desarrollo, que asigna a la tecnología un rol causal en el ordenamiento social, ubicándola como motor del desarrollo económico.

Pero en el ámbito europeo se observa un cambio conceptual de la información al conocimiento considerándolo como principio estructurador de la sociedad moderna y resaltando su importancia para la sociedad actual, para los cambios en la estructura económica y en los mercados laborales, para la educación y para la formación.

El concepto de sociedad de la información, como construcción política e ideológica, se ha desarrollado de la mano de la globalización neoliberal, cuya principal meta ha sido acelerar la instauración de un mercado mundial abierto y autoregulado con el conocido resultado de la escandalosa profundización de las brechas entre ricos y pobres en el mundo.

La noción de sociedad del conocimiento (knowledge society) emergió hacia finales de los años 90; es empleada particularmente en medios académicos, como alternativa que ciertos ámbitos prefieren a sociedad de la información y busca incorporar una concepción más integral, no ligado solamente a la dimensión económica.

Quienes defienden el término sociedad del conocimiento, consideran que evoca, justamente, una visión más integral y un proceso esencialmente humano. Otros, sin embargo, ponen objeciones por la  posibilidad de reducir el conocimiento sólo a su función económica (la noción, por ejemplo, del “knowledge management” en las empresas, que apunta esencialmente a cómo obtener y sacar provecho de los conocimientos de sus empleados), o que valora solamente el tipo de conocimiento supuestamente objetivo, científico y digitalizable en perjuicio de aquellos que no lo son.

Hoy el término sociedad del conocimiento ocupa un lugar estelar en la discusión actual en las ciencias sociales. Se trata de un concepto que aparentemente también resume las transformaciones  que se están produciendo en la sociedad moderna y sirve para el análisis de estas transformaciones. Sin embargo, como vemos, ha tenido una adaptación desigual en las diferentes áreas lingüísticas concurriendo también con otros términos como sociedad de la información y sociedad red.

La sociedad red es una noción promovida por Manuel Castells que sostiene que la transformación actual indica un cambio de modo de producción y organización social que es en red, dada la creciente importancia de la información o del conocimiento para los procesos socio-económicos. Información y conocimiento se convierten en los factores productivos más importantes.

Como hemos podido observar en las distintas publicaciones, los términos pueden ser variados pero a su vez pueden inducir a confusión pues las fronteras entre ellos no están bien delimitadas.

Nosotros por sociedad de conocimiento entendemos que la nueva etapa del desarrollo humano en la cual ya hemos entrado plenamente, se caracteriza por una revolución tecnológica, en la que la información, la comunicación y el conocimiento ya predominan en la economía y en el conjunto de actividades humanas. Desde este enfoque, la tecnología es el soporte que ha desencadenado la aceleración de este proceso pero no es un factor neutro, ni su rumbo es inexorable, puesto que el propio desarrollo tecnológico es orientado por juegos de intereses.

Desde esta perspectiva, consideramos que las políticas para el desarrollo de la sociedad deben centrarse en los seres humanos, en función de sus necesidades y dentro de un marco de derechos humanos y justicia social.

En otras palabras, lo fundamental para nosotros, no es información sino sociedad. Mientras el primer término hace referencia a datos, canales de transmisión y espacios de almacenamiento, la segunda habla de seres humanos, de culturas y de formas de organización y comunicación.

La ciencia y la tecnología en mutua retroalimentación creando constantemente obligan a innovación  continua en todos los campos: el científico, el tecnológico, el organizativo en todos sus niveles y también en el axiológico. Los  cambios profundos que han tenido lugar en las maneras de vivir y de organizarnos nos han dejado sin proyectos axiológicos, valorativos y de cohesión colectivos y nosotros pensamos que éste el principal problema de las nuevas sociedades.

Para el estudio propuesto es preciso pues diferenciar entre aquellas definiciones que apuntan a caracterizar una realidad existente (sociedad de la información) que nos ayudará y servirá mayoritariamente por su aporte al análisis, de aquellas expresiones que aportan una visión -o anhelo- de una sociedad que basándose y aplicando el desarrollo de ciencia y tecnología, vive de crear continuamente conocimiento y que para ser coherente con ello ha de seguir una lógica de funcionamiento que incluye la cualidad humana y un sistema de valores adecuado en su condición de posibilidad (sociedad  de conocimiento).

Estas segundas  expresiones orientan hacia un proyecto que se quiere llevar a término, ya que sin proyectos claros y explícitos, sin finalidades colectivas, sin una imagen de futuro, el movimiento no tiene más dirección o sentido que el que le da los intereses del capital financiero y manufacturero.

Tenemos en las manos el poder de las nuevas ciencias y tecnologías pero nuestro mundo de valores, el axiológico, está todavía compuesto de los valores de la sociedad de explotación y residuos del pasado ideológicos y religiosos que son inadecuados para la nueva situación. En estas condiciones hemos de ser conscientes que nuestros saberes científicos pueden volverse y de hecho lo están haciendo ya, en contra nuestra y de toda vida sobre la tierra.

Sociedad de la información-informacional 

Hemos escogido como base de estudio la obra de Manuel Castells: La Era de la Información. Economía, sociedad y cultura, [2]  porque es un intento de formular una teoría sistemática que dé cuenta de los efectos fundamentales de la tecnología de la información en el mundo contemporáneo.

En ella analiza muy documentadamente este mundo surgido en las postrimerías del siglo XX a partir de una serie de procesos interrelacionados que constituyen lo que él denomina la era de la información. Analiza lo que está ocurriendo empezando por lo que considera el núcleo central, la reestructuración tecno económica, evitando según él manifiesta, teorizar en abstracto sino que fundamenta su proyecto en la investigación empírica y en el análisis de datos que en buena parte hasta entonces eran inexistentes.

Hemos escogido a Manuel Castells, por ser uno de los investigadores que más ha desarrollado el tema, además de ser una autoridad reconocida en la materia.

M.Castells prefiere el término sociedad informacional antes que sociedad de la información (haciendo la comparación con la diferencia entre industria e industrial) e incluso la de sociedad de conocimiento:

(…) Lo que caracteriza a la revolución tecnológica actual no es el carácter central del conocimiento y la información, sino la aplicación de ese conocimiento e información a aparatos de generación de conocimiento y procesamiento de la información/comunicación, en un círculo de retroalimentación acumulativo entre la innovación y sus usos. (Castells 1996. Vol. 1. p 58)

La información, es decir comunicación del conocimiento, ha sido, según M.Castells: (…) fundamental en todas las sociedades (…). En contraste,(…) el término informacional indica el atributo de una forma específica de organización social en la que la generación, el procesamiento y la transmisión de la información se convierten en las fuentes fundamentales de la productividad y el poder, debido a las nuevas condiciones tecnológicas que surgen en este periodo histórico” (Castells 1996. Vol. 1. p. 47).

Los ordenadores, los sistemas de comunicación, la decodificación y programación genética son todos amplificadores y prolongaciones de la mente humana. Lo que pensamos y cómo pensamos queda expresado en bienes, servicios, producción material e intelectual, ya sea alimento, refugio, sistema de transporte y comunicación, ordenadores, misiles, salud, educación o imágenes.

M.Castells se da cuenta de que está surgiendo un mundo nuevo, la era de la información, donde la generación de riqueza, el ejercicio del poder y la creación de códigos culturales han pasado a depender de la capacidad tecnológica de las sociedades y personas.

En su totalidad la obra consta de tres volúmenes. La sociedad red, el primero, trata de la transformación tecnológica y económica y del mundo de la comunicación; el segundo El poder de la identidad analiza los movimientos sociales y las transformaciones políticas y el tercero, Fin de milenio, analiza las macro transformaciones ocurridas desde el fin de la Unión Soviética hasta el surgimiento de la economía global.

Es un análisis profundo y completo de un tiempo de cambio, un esfuerzo por entender nuestro mundo.

Rasgos de la nueva sociedad informacional

La tecnología de la información ha sido de vital importancia al permitir el desarrollo de redes interconectadas como una forma expansiva y dinámica de organización de la actividad humana. Esta lógica de redes transforma todos los ámbitos de la vida social y económica.

M.Castells acuña el término de sociedad red. Define red como un conjunto de nodos interconectados. Lo que un nodo es concretamente, depende del tipo de redes a las que nos refiramos: (…) Nodos son los mercados de la bolsa y sus centros auxiliares en la red de los flujos financieros globales; son los consejos  nacionales de ministros y los comisarios europeos en la red política que gobierna la UE;  son los campos de coca y amapola, los laboratorios clandestinos, las pistas de aterrizaje secretas, las bandas callejeras, instituciones financieras de blanqueo de dinero en la red del tráfico de drogas; son los canales de televisión, el entorno de diseño informático, periodistas de los informativos y aparatos móviles en la red global de los nuevos medios que constituyen la nueva base de expresión cultural y opinión pública (…).(p 506)

Las redes son los instrumentos apropiados para una economía capitalista basada en la innovación, la globalización y la concentración descentralizada; para el trabajo, los trabajadores, y las empresas que se basan en la flexibilidad y la adaptabilidad, para una cultura de la deconstrucción y reconstrucción incesantes; para una política encaminada al procesamiento inmediato de nuevos valores y opiniones públicas y para una organización social que pretende superar el espacio y aniquilar el tiempo. 

Políticamente estamos ante un capitalismo basado en la producción provocada por la innovación y la competitividad que a su vez está orientada a la globalización para generar riqueza y apropiársela de forma selectiva. Este tipo de capitalismo, se incorpora en la cultura y la tecnología ya que éstas dependen de la capacidad del conocimiento y la información en mutua retroalimentación y a la vez en una red de intercambios globalmente conectados.

Lo que emerge como resultado es un nuevo tipo de sociedad, ya que tiene lugar una transformación estructural en las relaciones de producción, en las relaciones de poder y en el núcleo fundamental de las relaciones humanas que se han estructurado históricamente alrededor del sexo y la familia,  que conllevan una modificación de las formas sociales, del espacio, del tiempo y por tanto la aparición de una nueva cultura.

Resumiremos en unos cuantos puntos las principales características de esa sociedad que analiza M. Castells.

1-Nuevo sistema de producción. Economía y globalización.

M.Castells afirma que en las últimas décadas ha surgido una nueva economía a escala mundial que se organiza en torno a las redes globales de capital, gestión e información cuyo acceso al conocimiento tecnológico constituye la base de la productividad y la competencia.

Se trata de la economía informacional porque la productividad y competitividad depende fundamentalmente de la capacidad de generar, procesar y aplicar con eficacia la información basada en el conocimiento que proporcionan las innovaciones tecnológicas. También es global porque la producción, el consumo  y la circulación (así como el capital, mano de obra, materias primas, gestión, información, tecnología y mercados) están organizados a escala global, bien de forma directa, bien mediante una red de vínculos entre los agentes económicos.

Las relaciones de producción se han transformado tanto social como técnicamente. Son capitalistas pero ahora es un capitalismo informacional.

Las  naciones, las empresas, las entidades económicas, son los agentes reales del crecimiento económico. No buscan la tecnología por sí misma o por el aumento de productividad para que mejore las condiciones de vida de la humanidad, sino que se comportan en un contexto dado dentro de las reglas, es decir del nuevo capitalismo informacional. Así la rentabilidad y la competitividad son los determinantes reales de la innovación tecnológica y del crecimiento de la productividad.

Aunque la nueva economía informacional/global es distinta de la industrial, no es contraria a su lógica. El acceso por parte de las redes globales de capital, gestión e información al conocimiento tecnológico constituye la base de la productividad y la competencia.

Desde este punto de vista, nada ha cambiado ya que la evolución hacia nuevas formas de gestión y producción en red no ha implicado la desaparición del capitalismo. Las empresas de alta tecnología dependen de los recursos financieros para seguir innovando, produciendo y ser competitivas. El capital financiero y el industrial de alta tecnología son cada vez más interdependientes. La lógica capitalista continúa funcionando.

Lo que existe, no es una clase capitalista global, sino una red de capital global cuyos movimientos y lógica determinan en última instancia las economías e influyen en las sociedades. Se trata pues de un capitalismo colectivo, sin rostro, integrado por los flujos financieros que dirigen las redes electrónicas. Esta red de redes de capital estructura la conducta de los capitalistas en torno a su sometimiento a la red global, por tanto dependen de la lógica capitalista no humana de un procesamiento de la información aleatorio cuya operación es electrónica.

2-Transformaciones en el trabajo

El proceso de trabajo cada vez se individualiza más. Se observa multiplicidad de tareas interconectadas  en emplazamientos diferentes y el trabajo entra en una nueva división basada en atributos o capacidades de cada trabajador más que en la organización de tareas.

Sin embargo esto tampoco implica la desaparición del capitalismo. Se observa que el capital funciona a escala global como una unidad a tiempo real, se realiza, invierte y acumula principalmente circulando, esto es, como capital financiero.

Algunas actividades son más lucrativas que otras, puesto que sufren ciclos de altas y bajas en el mercado; los beneficios revierten sobre la red de los flujos financieros donde todo capital se compensa en la democracia mercantilizada de la obtención de beneficios. Es como un gran casino global gestionado de forma electrónica y los capitales prosperan o fracasan dictando el destino de empresas, ahorros familiares, divisas nacionales y economías regionales, pero el resultado global suma cero: los perdedores pagan a los ganadores. Y éstos van cambiando de modo que afecta al mundo de las empresas, los puestos de trabajo, los salarios, los impuestos y los servicios públicos.

Los trabajadores no desaparecen en este espacio de flujos y el trabajo abunda. Pero aunque existe trabajo, trabajadores y clases trabajadoras, lo que se ha transformado en profundidad son las relaciones sociales entre el capital y el trabajo. El capital es global y el trabajo es local. En esta sociedad informacional se fragmenta la organización del trabajo, se diversifica su existencia, se divide su acción colectiva, en otras palabras el trabajo pierde su identidad colectiva, individualiza las capacidades, las condiciones laborales, sus intereses y sus proyectos.

La flexibilidad de los procesos y mercados laborales necesaria para la empresa red que las tecnologías de la información hacen posible, afecta profundamente a las formas de trabajo heredadas de la época industrial, introduciendo un nuevo tipo de trabajo flexible y por tanto un nuevo tipo de trabajador: el de tiempo flexible o lo que es lo mismo: trabajo temporal y tiempo parcial.

La forma tradicional de trabajo, basada en un empleo a tiempo completo, tareas bien definidas y un modelo de carrera profesional a lo largo de la vida, está desapareciendo rápidamente.

Saber quiénes son los propietarios, los productores, los gestores, los servidores se vuelve cada vez más difuso en un sistema de producción de geografía variable, de trabajo en equipo y de subcontratación.

Pero la vida laboral continúa. Se observa que el trabajo disuelve su entidad colectiva en una variación infinita de individualidades. El trabajo se individualiza.

No es que en ese mundo global desaparezca la gente, las localidades o las actividades, pero si su significado estructural tragado en la lógica de la metarred  donde se produce el valor, se crean códigos culturales y se decide el poder.

3-El estado y la política. Crisis de la democracia

Mientras que el capitalismo global prospera y las ideologías nacionalistas explotan por todo el mundo, el estado-nación tal y como se creó parece estar perdiendo su poder aunque no su influencia.

La capacidad de los estados-nación está debilitada por la globalización de las principales actividades económicas, la de los medios y la comunicación electrónica,  por la globalización de la delincuencia y terrorismo. Es por todo ello que está perdiendo el control sobre elementos fundamentales de sus políticas económicas. De hecho en la Unión Europea el Bundesbank ya es de facto el banco central europeo.

Otro dato a tener en cuenta: la transnacionalización de la producción disminuye la capacidad de los gobiernos para asegurar en sus territorios la base productiva para generar ingresos ya que cuando se encuentran paraísos fiscales en todo el mundo surge  una crisis fiscal del estado, las empresas y se deslocalizan.

La globalización de la producción y la inversión también amenaza al estado del bienestar, que era un elemento clave en las políticas del estado-nación a mediados del siglo pasado y ello es así porque cada vez resulta más contradictorio para las empresas operar en los mercados globalizados mientras experimentan importantes diferencias de costes en prestaciones sociales y diferentes grados de regulación entre los países.

Así pues el estado-nación es cada vez más impotente para controlar su política monetaria, decidir su presupuesto, organizar la producción y comercio, recaudar sus impuestos sobre sociedades y poder cumplir sus compromisos de prestaciones sociales.

Por otro lado la creciente diversificación y fragmentación de los intereses sociales en la sociedad red da como resultado su agregación en forma de identidades reconstruidas. Así pues una pluralidad de identidades nuevas transmite al estado-nación las aspiraciones, demandas y objeciones de la sociedad civil. La incapacidad de respuesta simultánea a este vasto conjunto de demandas provoca una crisis de legitimación del estado-nación y socava la base de lo que constituye la ciudadanía democrática.

Lo que parece estar surgiendo ahora, es pues la pérdida de peso relativo del estado-nación dentro del ámbito de la soberanía compartida que caracteriza al escenario de la política mundial actual. Es decir los estados funcionan menos como entidades soberanas, y más como componentes de un sistema de gobierno internacional.

Sin embargo se da una contradicción fundamental: cuanto más resaltan su identidad  los estados-nación, menos efectivos resultan en la escala global y cuanto más estrecha es la colaboración con los agentes de la globalización menos representan a sus grupos nacionales.

4-Cambio social en la sociedad red

A primera vista, estamos siendo testigos del surgimiento de un  mundo hecho exclusivamente de mercados, redes, organizaciones estratégicas, aparentemente gobernados por la nueva teoría económica hecha de modelos de posibilidades racionales. No hay necesidad de identidades en este mundo.

Sin embargo también se observa la aparición de lo que M.Castells denomina vigorosas identidades de resistencia que se niegan a ser barridas por los flujos globales y el individualismo radical. Estas identidades de resistencia no se limitan a los valores tradicionales. También pueden construirse alrededor de movimientos sociales proactivos que optan por establecer su autonomía en su resistencia colectiva mientras no tengan la fuerza suficiente para llevar a cabo un abordaje a las instituciones  opresivas a las que se oponen.

Ese es el caso del movimiento de las mujeres donde surge una nueva conciencia anti-patriarcal, el del movimiento de liberación sexual que crea espacios de libertad y de auto-reconocimiento y el del movimiento ecologista protegiendo espacios de la depredación inmisericorde.

Sin embargo observa que estas identidades resisten, pero apenas se comunican. No se comunican con el Estado excepto para luchar y negociar por sus intereses. Rara vez se comunican entre sí porque se construyen en torno a principios muy distintos que definen un dentro y un fuera. Sus lógicas se excluyen mutuamente y su coexistencia no es probable que sea pacífica.

Sin embargo la clave, según M.Castells, está en el surgimiento de las identidades proyecto, capaces de reconstruir una nueva sociedad civil y a la larga, un nuevo Estado. Estas identidades proyecto, surgirán del desarrollo de las diversas identidades de resistencia actuales orientadas hacia la transformación de la sociedad en su conjunto en continuidad con los valores de una resistencia común a los intereses globales establecidos por los flujos globales de capital, poder e información. Lo que no especifica ni se adentra más M.Castells en sus análisis, es en el cómo se puede lograr esta recomposición de las identidades proyecto, si operarán desde un proyecto común o lo harán desde los suyos particulares ni en el cómo se puede hacer operativo esta resistencia a los intereses globales.

Así pues la lógica dominante de la sociedad red provoca sus propios desafíos en la forma de identidades de resistencia  y de identidades proyecto que surgen  en condiciones y mediante unos procesos que son específicos de cada contexto institucional y cultural.

M.Castells se pregunta ¿dónde está el poder en la sociedad red y que es el poder en estas condiciones?

El poder no desaparece, sigue rigiendo la sociedad; todavía nos da forma y nos domina. Pero en su forma actual de dominación se está desvaneciendo, es decir es cada vez menos efectivo y adecuado para los intereses que pretende servir. En este sentido está mostrando su cara más débil.

El nuevo poder reside en los códigos de información y en las imágenes de representación en torno a los cuales las sociedades organizan sus instituciones y la gente construye sus vidas y decide su conducta. En la era de la información el poder es al mismo tiempo identificable y difuso. Aunque los estados-nación continúan existiendo, cada vez más son nodos de una red de poder más amplia.

5-Comunicación y cultura

El nuevo sistema electrónico de comunicación (denominado multimedia), se caracteriza por la integración de diferentes medios y por su potencial interactivo. A pesar de todo lo que se ha dicho sobre el potencial de las nuevas tecnologías para mejorar la educación, la salud y la cultura, lo que prevalece parece que apunta hacia el desarrollo de un sistema gigantesco de entretenimiento electrónico, considerado la inversión más segura desde una perspectiva empresarial.

Las culturas están hechas de procesos de comunicación y el nuevo sistema transforma radicalmente el espacio y el tiempo, dimensiones fundamentales de la vida humana. Las localidades se desprenden de su significado cultural, histórico y geográfico y se reintegran en redes funcionales, provocando un espacio de flujos que sustituye al espacio de lugares. El tiempo se borra en el nuevo sistema de comunicación, cuando pasado, presente y futuro pueden repogramarse para interactuar mutuamente en el mismo mensaje.

El espacio de flujos y el tiempo atemporal son los cimientos materiales de la nueva cultura: la cultura de la virtualidad real, donde el hacer creer acaba creando el hacer. (p 408)

En resumen, el tipo de sociedad que describe M.Castells, la informacional o de la información tiene una nueva estructura social, asociada con el surgimiento de un nuevo modo de desarrollo (informacionalismo) definido por la reestructuración del modo capitalista de producción a finales del siglo XX.  El sistema económico de base continúa siendo el capitalismo y se usa la innovación y la tecnología para reestructurar dicho capitalismo.

Sin embargo M.Castells, desde nuestro punto de vista, no tiene en cuenta ni profundiza más en las peculiaridades y las características del conocimiento en esta nueva sociedad informacional, no estudia su relevancia para los procesos socio-económicos y los efectos sobre el propio conocimiento a pesar de que reconoce que se ha convertido en el factor productivo más importante. Estudia y analiza las consecuencias y los cambios que tienen lugar con la aplicación de las nuevas tecnologías y el funcionamiento de la nueva sociedad, pero no estudia más salidas que poner la esperanza en el funcionamiento de las que él llama identidades proyecto.

Estamos viendo el gran potencial de la ciencia y tecnología, pero también vemos y sufrimos como humanidad, que cuando se usan sin control y sin dirección, están  funcionando como armas potentísimas en manos de quien puede hacer las pruebas que quiera todo ello como resultado  de una sociedad que es de investigación, de información y también de explotación, en menoscabo de las personas y el medio ambiente.

A continuación intentaremos describir lo que nosotros entendemos por sociedad de conocimiento, las  características de ese tipo de conocimiento, cual es la lógica interna de su funcionamiento, (que no puede ser la del capitalismo), sino el de la de creación de conocimiento. El enfoque para el análisis será por tanto será distinto.

Sociedad del conocimiento 

Para estudiar las características de la sociedad de conocimiento nos basamos en la obra y estudios de Marià Corbí[3] ya que en diversas publicaciones caracteriza y analiza detenidamente ese tipo de sociedad.

Revisaremos primero la idea que tenemos del conocer y del valorar. Sabemos que los modos de vivir originan siempre sistemas axiológicos o lo que es lo mismo, sistemas de valores colectivos adecuados al modo de vida, es decir  coherente con las características de la sociedad en la que el animal humano ha de sobrevivir. Esto es un dato importante puesto que no podemos olvidar que somos animales que han de sobrevivir en un medio determinado y que los sistemas de cohesión y valoración vendrán determinados por dicho modo de vida.

Dado que estamos ya en una sociedad de conocimiento que vive de la creación y del cambio constante,  para adecuarnos a ella habrá que aceptar una interpretación de la realidad en todos sus aspectos siempre cambiante. Pero ¿cómo programarnos para fomentar, motivar y mantenernos en el cambio continuo? tener que pensar esto es totalmente nuevo para nuestra especie.

Actualmente no hay sistemas axiológicos colectivamente acreditados y la crisis axiológica es la base de las demás crisis: la política, la social, la familiar, la moral…puesto que ya no tenemos las mismas interpretaciones que tenían nuestros antepasados respecto a todo ello.

Reconocemos que en nuestras sociedades las ciencias tienen la exclusiva en la interpretación de la realidad pero dado su carácter abstracto se autonomizan de los sistemas de valoración ya que su planteamiento es  pragmático, haciendo de esa manera posible los cambios mucho más rápidamente.

Así pues las ciencias junto a sus derivadas, las tecnologías, son las responsables de la sobrevivencia de los colectivos humanos pero no van ligadas a un modo concreto de vida, no son aptas para proporcionar sistemas de valoración colectivos. Como ellas de por sí, no proporcionan criterios de valoración ni paradigmas capaces de modelar y ordenar lo axiológico, éstos tendrán que crearse, pero no arrancando de ellas sino teniéndolas en cuenta. Es en este sentido y en esas condiciones que  decimos que todo nos lo hemos de construir nosotros, que ya nada nos viene dado desde fuera, somos nosotros mismos los que nos tenemos que crear nuestro propio sistema de valores, nuestros proyectos axiológicos colectivos, puesto que obligatoriamente necesitamos una interpretación de la realidad y ya no podemos apoyarnos en creencias ni en la supuesta naturaleza de las cosas que nos proporciona la filosofía.

Así pues contando con los saberes de las ciencias y tecnologías tenemos que comprendernos a nosotros mismos y a nuestro mundo, además de construirnos nuestras interpretaciones y proyectos  de lo que queremos ser cómo individuos, cómo organizarnos como sociedad globalizada y cómo queremos construir nuestra relación con el entorno natural para proteger el futuro de nuestro planeta. Por tanto nuestra idea del conocer y valorar queda profundamente modificada respecto a generaciones precedentes.

Pasaremos ahora a describir los hechos centrales que en la nueva sociedad generan el cambio y las consecuencias que se derivan. Señalaremos la lógica interna de este cambio, es decir, cómo habría que ser coherentes con él. Eso nos llevará a comprender en líneas generales qué transformaciones son necesarias y qué tendríamos que construir, pero no por idealismo o utopía sino como la consecuencia y necesidad originadas  por la transformación del sistema productivo.

Rasgos de la sociedad de conocimiento 

Siguiendo en la misma línea del análisis de la sociedad de la información:

1-Un nuevo sistema de producción (sobrevivencia): el  de crear conocimientos.

Hemos pasado de producir bienes para satisfacer nuestras necesidades a producir conocimientos  y nuevas tecnologías que sean capaces de hacerse cargo de la satisfacción de nuestras necesidades. Eso es ahora lo económicamente ventajoso, lo competitivo y rentable. La riqueza está en el saber y la informática es su tecnología central.

Las  nuevas necesidades han de ser satisfechas  mediante las ciencias y la tecnología y por esto decimos que de esto “se come” en las nuevas sociedades de conocimiento, es el nuevo sistema de producción. La característica central de la sociedad de conocimiento no es sólo la aplicación de las nuevas tecnologías, sino la de creación de nuevos conocimientos que a su vez genera nuevas tecnologías. Hay pues retroalimentación mutua.

Analicemos un poco más la idea de conocimiento: El conocimiento, no es desvelamiento o descubrimiento de algo que estaba ahí, sino que pensamos el conocimiento  humano desde el punto de vista de que la especie se construye su propio contexto y modo de vida y así en la sociedad que vivimos, podemos decir que el conocimiento crea bienes, servicios, mundos para vivir en ellos y vivir colectivamente, por tanto tiene una función biológica, de supervivencia. Desde esta perspectiva el conocimiento es creatividad.

La creatividad  es la característica primaria de la especie humana que a través de la cultura crea el medio donde sobrevivir, un medio que es abierto porque está en continua creación.  Este tipo de conocimiento creativo implica libertad, el conocer ha de ser libre para crear lo que conoce, para crear mundos diversos y polivalentes y esto se hace patente en la gran riqueza de las diversas culturas, en la pluralidad y en la gran diversidad de opciones axiológicas existentes.

A su vez todo esto ocasiona una gran complejidad en todos los ámbitos. Si concretamos en el sistema de producción basado en el conocimiento, desarrollar nueva ciencia va unido a la creación de nuevas tecnologías, es decir las ciencias y tecnologías interactúan, dependen una de la otra pues las investigaciones y resultados obtenidos en un campo influyen y dependen de los conseguidos en el otro y esto necesariamente requiere establecer grados de comunicación e información fluidos y adecuados para cada tipo de trabajo que deberá ser realizado en equipo.

La consecuencia de ello es  que habrá que estructurar cómo funcionan los grupos de trabajo y la colaboración entre sus miembros ya que se genera una fuerte interdependencia entre los individuos del grupo por la diversidad de disciplinas que han de intervenir en la creación de cualquier  innovación o producto. La organización del trabajo quedará modificada.

Esta estructuración tampoco es uniforme sino que hay que establecerla en cada caso. Para llevar a cabo la investigación concreta habrá que estudiar las finalidades adecuadas, los cuadros de valores capaces de establecer los criterios para poder alcanzar las finalidades formuladas…y por tanto mirar de establecer una buena base de  comunicación. Las relaciones laborales, comunicativas y la motivación quedan pues afectadas.

Crear y consumir conocimiento es vivir del cambio y la innovación en todos los órdenes, nada puede quedar fijado. Tendremos que aprender a movernos en las certezas que uno mismo o los grupos creen. Esa certeza tiene que ser libertad completa y responsabilidad tanto a nivel individual como colectivo, ya que tendremos que formarnos para vivir en una continua vaciedad de puntos de apoyo fijos y en continua creatividad.

El reto es grande para la humanidad, nos jugamos mucho en el empeño. No disponemos de ningún saber sobre cómo hacerlo de forma adecuada. Si se pretende que esto funcione además de creatividad libre y responsable, la sociedad debe dotarse de una gran diversidad de proyectos y realizaciones que a través de la comunicación consiga colaborar en la globalidad. Nadie debe sentirse excluido de este proyecto.

El problema de esas sociedades no es pues el científico y tecnológico  sino el de crear proyectos y finalidades colectivos es decir axiológico. El riesgo que se corre es el de querer dominar el poder  generado con la ciencia y los instrumentos tecnológicos y eso es lo que está ya ocurriendo con la llamada sociedad de la información, que es una sociedad de investigación e información pero también de explotación.

2-Transformación en el trabajo

En la nueva situación, el trabajo y el empleo tal y como lo hemos concebido también sufren variaciones.

El trabajo manual tiende a desaparecer, cada vez más habrá menos empleo en los procesos de producción y más tiempo sobrante para cada individuo y el tipo de trabajo es más sofisticado y más abstracto. El uso generalizado de la tecnología y la informática requiere menos individuos y menos tiempo trabajando, eso ocasiona paro estructural.

Ahora son los nuevos conocimientos, las innovaciones las que dan  de comer, por tanto el aprendizaje, la indagación, la formación continua, la formación de equipos serán necesarios para la creación de conocimiento.

Supuesto eso, hay que preguntarse de qué forma afecta al individuo y al  colectivo este cambio de patrón, cómo se inserta cada individuo en la sociedad cuando la plantilla que tenía para su encaje social era la de realizar otro tipo de trabajo, cómo se dignifica y se aprecia personalmente. Podríamos decir que el nuevo trabajo es aprender continuamente, por tanto habrá que ocuparse de organizar un continuo proceso de aprendizaje para la creación de conocimiento de todo tipo y en toda clase de trabajos y eso ha de poder conectarse con la totalidad de la vida de la persona, en todos sus aspectos.

Otro aspecto referido al trabajo: el trabajador ha de estar cualificado y no aislado sino en colaboración con otros, en equipos donde el saber de uno influye en el de todos, por tanto para un buen funcionamiento la información ha de fluir libremente. Nadie posee todo el saber, ya no cabe el individualismo ni la competencia, el trabajador ha de tener iniciativa, ser creativo, adaptarse  continuamente a las nuevas exigencias del mercado, diseñar y adaptar los nuevos instrumentos que lo hagan posible…por tanto es necesaria una gran flexibilidad y cooperación con otros equipos y trabajadores. La creación de equipos autónomos exige diálogo, no imposición sino verdadera comunicación y solidaridad que son las que dan lugar a la confianza entre unos y otros en plan de igualdad. Habrá que construir proyectos axiológicos para cada caso que atiendan además de las finalidades a conseguir, a los condicionantes humanos del trabajo, a las necesidades comunicativas del grupo y a las exigencias de los equipos interdisciplinarios.

También habrá que atender a la nueva estructura empresarial, tanto la interna como la de entre empresas, la relación con centros docentes y replantear el papel de sindicatos. La estructura general ya no puede ser la jerárquica, ni la individualista; no se puede reducir la autonomía de los equipos ni coartar o dirigir sus indagaciones, puesto que ha de procurarse la plena comunicación en plan de igualdad.

A grandes rasgos podemos decir que el trabajo se ha convertido en más abstracto, pero a cambio se ha conectado con la creatividad, y se ha liberado de lo que tenía de sumisión y jerárquico por lo que queda más ligado a la autorrealización personal y a la libertad.  Concebir una manera de trabajar así no es someterse a una rutina ni concebir el trabajo como un castigo necesario para subsistir.

Por otro lado habrá que fomentar, tantear y por tanto hacer proyectos axiológicos también para planificar los aspectos no abstractos del hombre (relaciones interpersonales, relaciones sociales, facultades perceptivas, sensitivas, sistemas de valores…) y así abarcar todo lo que afecte a la vida, incluidos los aspectos cualitativos de la especie y su cultivo. Aquí estaríamos hablando de la necesidad del estudio y planificación tambien del cultivo explícito y colectivo de la cualidad humana y la cualidad humana profunda. Esto es importante puesto que ha de poder orientarnos para construir nuestra propia cualidad humana, fundamental a su vez para poder manejar convenientemente las tecnociencias, las empresas, los equipos, las organizaciones políticas y las económicas.

En la nueva situación este aspecto ya no puede quedar al margen, es imprescindible el cultivo explícito de esa dimensión de la especie humana para saber qué ciencias cultivar  y con qué finalidades para poder conducir todo el aparato tecno-científico de forma que no termine volviéndose en contra de la humanidad y del planeta, y también para poder vivir en paz, sin conflictos y enfrentamientos entre culturas, religiones y formas diversas de proyectos para vivir.

Necesitamos la cualidad humana para mantener la flexibilidad de la especie y poder adaptarnos a los cambios continuos, condición indispensable para mantenernos viables en un entorno cambiante.

3- El papel del Estado y la política

Ya no hay verdades intocables e inconmovibles y desde esa base científica y axiológica se genera la democracia total como el único modo político coherente con este tipo de sociedad. Una democracia que permita el juego de la pluralidad, la diversidad social, cultural y política, basada en consensos ratificados en las urnas.

Ha de haber democracia y libertad para poder debatir y enfrentar las reglas de juego, las alternativas y los proyectos colectivos, tal y como se hace en otros campos como el arte y las ciencias. Sin una total democracia no es posible la libertad necesaria para la creatividad y se corre el riesgo de que el saber se ponga al servicio de la dominación y explotación, por tanto el crecimiento tendería a convertirse en dominio de unos sobre otros.

Donde no haya libertad y además libertad axiológica, no puede haber creatividad y si la hay, no podrá competir con quienes se organicen con las reglas plenamente adecuadas a la sociedad de conocimiento.

Sólo hay que observar como las clases dominantes se resisten concienzuda y eficazmente a que la libertad y con ella la creatividad científica y axiológica que la acompañan pongan en riesgo sus intereses y sus privilegios, el poder todavía somete y dirige,  sin embargo a pesar de las muchas trabas, la creatividad que es característica de la condición humana, lucha por emerger, aunque lo haga de manera esquinada, interesada.

No hay lugar para el papel jerárquico del poder, por tanto habrá que esforzarse en elaborar formas de comunicación, inteligibles, comprensibles para la mayoría de la población sobre las graves cuestiones que se deciden sobre los conocimientos científicos, tecnológicos, organizativos y axiológicos para que se puedan tomar colectivamente  decisiones sobre las cuestiones más importantes para la comunidad.

En una democracia completa se permite el enfrentamiento, el debate de proyectos y alternativas ya que se trata de elaborar consensos colectivos, pero lo que ya no existe es ninguna verdad irrefutable y así se podrá y deberá cambiar lo que haga falta cuando se necesite.

De esta manera, todo saber tanto el científico, el organizativo como el axiológico es móvil en ese tipo de sociedades, por lo que en todos los niveles hay que llegar acuerdos, consensos colectivos libres y no sometidos que sólo pueden presentarse en sociedades profunda y realmente democráticas.

En cuanto al cuidado del planeta, casa común de la humanidad, debemos hacer una clara mención a que debe estar protegido por un serio esfuerzo en apoyar nuevas tecnologías menos depredadoras con el medio.

Si no hacemos una clara opción hacia un explícito cuidado del medio, el poder de esas ciencias y tecnologías pueden convertirse y de hecho ya lo están haciendo en un serio peligro comprometiendo nuestra sobrevivencia. El ecologismo en este sentido puede funcionar como una interpretación núcleo, una orientación que genera una manera de hacer  tecnología, ciencia e incluso política y provocar una actitud valorativa y una acción encaminada a comprender la necesidad de simbiosis con el medio.

 

CONCLUSIONES

-La sociedad que vive de la creación de conocimientos los ha de producir en todos los campos: el científico, el tecnológico, el organizativo y el axiológico. De todos esos campos, no debemos olvidar que el más importante es el axiológico ya que es el que condiciona a todos los demás.

-Las ciencias y tecnologías sean del tipo que sean, no nos dicen qué hemos de hacer con nosotros mismos como individuos o grupos, no son un proyecto axiológico, no nos descubren la naturaleza de las cosas, sólo nos dan información e instrumentos para construir nuevos proyectos.

-En la nueva situación hemos ignorado que nada nos viene dado. Ni el trabajo, ni la historia, ni la naturaleza de las cosas, ni la filosofía ni las ideologías, ni la religión nos proporcionará ya el proyecto axiológico que necesitamos para construir nuestro cuadro de cohesiones, de finalidades y valoraciones.

Al describir la sociedad de conocimiento hemos intentado mostrar la lógica interna que pide la creatividad, qué condiciones son las óptimas para desarrollarse, y cuáles son las exigencias para que se dé adecuadamente.

-Es evidente que para que se funcione con ese tipo de lógica sea necesario que haya decisiones tanto individuales como colectivas, empresariales, de país, de nación…por tanto que se creen políticas (que no podrán regirse por un sistema capitalista puesto que no sigue su lógica), que apuesten por ese tipo de sociedad. Hemos de poder construir otro tipo de organización social que no esté basado en ideologías sino en proyectos axiológicos consensuados.

-Las sociedades de conocimiento y cambio no pueden cohesionarse con los patrones del pasado, deberán construirse mirando al futuro y creando un proyecto axiológico colectivo que programe las formas de vida adecuadas a cada cultura y a cada circunstancia. Será necesario cultivar la cualidad humana y cualidad humana profunda para poder repensarlo todo desde los nuevos parámetros. Esta es la pretensión de la epistemología axiológica y es también por eso que reivindicamos su importancia y la urgencia de su estudio.

-No hacerlo es contribuir a mantener la sociedad de investigación, de información (que no de verdadera comunicación) y de explotación que tan detalladamente describe M. Castells en su obra, un retrato minucioso de las enfermedades de esta sociedad, regida en su base por el sistema capitalista y por tanto por su lógica.

Una sociedad sometida al dictado del capital sin rostro, en un entramado de nodos y redes a escala global que no tiene en cuenta ni países ni regiones ni personas.

Los avances tecnológicos producen una gran transformación social y económica, pero lo que no analiza, en nuestra opinión, es lo que está en la base de todos estos cambios: que se vive y se come de crear conocimiento, de la creatividad, y que por lo tanto hay que analizar cuáles son los requerimientos  para que se produzca  dicho conocimiento.

M.Castells no estudia las peculiaridades del conocimiento creativo, sino que da cuenta de la sociedad informacional, de sus debilidades y sus fortalezas y como posible alternativa observa el surgimiento en los márgenes de lo que él llama las entidades de resistencia cómo un contrapoder que pueden convertirse en  identidades proyecto si se conectan entre sí aunando esfuerzos en proyectos comunes, para reconstruir una nueva sociedad y un nuevo estado, no especificando más, sólo mencionándolo cómo una posibilidad.

Pero desde nuestro punto de vista el patrón general que ha de regir toda la sociedad de conocimiento ha de ser el mismo, ha de ser común en su base y desde este patrón han de construirse y por tanto partir la gran diversidad de los distintos proyectos que se concretarán en cada ámbito; cada concreción se adaptará a la finalidad requerida. De ahí pues también se deriva que necesitemos una ciencia para que sepamos elaborar estos proyectos.

 

Teniendo en cuenta todo esto, la gran pregunta que nos hacemos es: ¿estamos a tiempo todavía? ¿Llegaremos a tiempo? La velocidad a la que se suceden los cambios no nos permite pensar que todavía disponemos de muchas oportunidades, el análisis estructural de las nuevas condiciones de sobrevivencia da como resultado el cómo sería lógico funcionar en la nueva sociedad. Urge ya la necesidad de estudiar y crear una ciencia que se ocupe de todos esos problemas.

El daño ecológico infringido a la tierra  y el daño al animal humano que se está llevando a cabo mediante las manipulaciones genéticas con el manejo de ciencias y tecnologías sin control nos dan una indicación de que quizás sean procesos irreversibles.

Está en nuestras propias manos el estudio de una posible solución.

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[1] http://www.ub.edu/geocrit/b3w-683.htm

[2] CASTELLS, MANUEL La era de la información. Economía, Sociedad y Cultura. Vol.1. La Sociedad Red. Madrid, Alianza Editorial. 1996,

CASTELLS, MANUEL La era de la información. Economía, Sociedad y Cultura. Vol.2. El poder de la identidad. Madrid, Alianza Editorial. 1998

CASTELLS, MANUEL La era de la información. Economía, Sociedad y Cultura. Vol.3 Fin de Milenio. Madrid, Alianza Editorial. 1998

 

[3] CORBÍ MARIÀ. Proyectar la sociedad. Reconvertir la religión. Barcelona, Ed. Herder, 1972